Los apellidos de la Gran Vía y los lapsus del callejero zaragozano

Uno de los principales paseos de Zaragoza pasará a denominarse en breve Gran Vía de Ramón y Cajal. ¿Cómo se bautizan las calles? ¿Con qué personalidades aragonesas mantiene una deuda el nomenclátor?

En Gran Vía, a primera hora de la tarde, este martes había más gente sin mascarilla que con mascarilla.
En Gran Vía, a primera hora de la tarde, este martes había más gente sin mascarilla que con mascarilla.
Laura Uranga

En el pleno municipal que se celebrar en el Ayuntamiento de Zaragoza este viernes está previsto que se salga adelante, y por consenso, la modificación del nombre de uno de los paseos más emblemáticos de la ciudad: la Gran Vía pasará a llamarse Gran Vía de Ramón y Cajal, en homenaje al científico, premio Nobel de Medicina, nacido en Petilla de Aragón. No es una circunstancia tan extraña como pudiera parecer el hecho de que las ‘grandes vías’ españolas incorporen un apellido que las singularice, si bien es cierto que esos añadidos son de poco uso popular. 

La Gran Vía de Granada está consagrada a Cristóbal Colón, mientras que la de Murcia es la Gran Vía de Salzillo, en reconocimiento al popular escultor, uno de sus hijos más ilustres. En Barcelona existe la Gran Vía de las Cortes Catalanas, mientras que en Madrid hubo una propuesta para llamarla de Chueca y Valverde, autores de la popular zarzuela, pero no cuajó.

La junta de portavoces del Ayuntamiento de Zaragoza ha recogido el guante de un colectivo ciudadano integrado por docentes para dedicarla al ‘soldado del microscopio’ que era Don Santiago, lo que resulta para unos lógico y para otros innecesario, pero vuelve a poner sobre la mesa el debate de cómo se bautizan las calles. ¿Por qué las hay que se consagran a Súper Mario Bross y no, por ejemplo, al músico calandino Gaspar Sanz?

Existe una lista de nombres ya comprometidos, pero apenas se construyen nuevas calles en la ciudad para ponérselos

Los ciudadanos -e instancias municipales- pueden remitir sus sugerencias al Consistorio para que un grupo específico de trabajo de la comisión de Cultura recoja sus propuestas. Es aquí donde se realiza la primera criba. Las que tengan más posibilidades se elevan al pleno del Ayuntamiento para que vuelvan a ser sometidas a una nueva votación y se incorporen a un listado de compromisos que no deja de crecer y crecer con el paso de los años. Según la ordenanza municipal, tienen prioridad aquellas nomenclaturas que por su significado “estén relacionadas con la historia, la cultura y la topografía de Zaragoza y de Aragón”, pero también se procura tener una especial sensibilidad con las personalidades de la tierra que han sido pioneras en diversos ámbitos. 

Eso sí, y aquí radica uno de los principales problemas, existe una lista municipal de nombres que ya han sido aprobados y que, a falta de que se construyan nuevas calles, se encuentran a la espera. Los nombres se aprueban a mucha mayor velocidad que la creación de nuevas calles y, además, se dan casos de grandes prohombres que quedan relegados a esquinitas de barrios periféricos porque no hay apenas nada que renombrar en los espacios emblemáticos de la ciudad. Explican en el Consistorio que lo más habitual a la hora de bautizar vías públicas es tener en cuenta las sugerencias de las juntas de distrito, que son las que mejor conocen la vinculación de la propuesta con el barrio. No obstante, ahora plataformas como Change.org y las propias redes sociales se han convertido también en un escaparate para este tipo de iniciativas, que los responsables municipales deben saber sopesar. 

De las 1.463 calles de Zaragoza con nombre de persona apenas 229 están dedicadas a mujeres

Estas últimas semanas, gracias a la exposición (In)visible del Centro de Historias, se está dando a conocer la figura de Pilar Lana, que introdujo la máquina de vapor en Aragón para la fabricación de corsés. Su historia y su legado la harían más que meritoria de una calles en la capital aragonesa, a juicio de algunos ‘influencers’. Serviría esta propuesta también para continuar feminizando un callejero (las últimas inclusiones son de las científicas Martina Bescós García o Ángela García de la Puerta) porque aún persiste un desequilibrio histórico: de las 1.463 calles de la capital aragonesa que tienen nombre de persona apenas 229 están dedicadas a mujeres.

En los medios nacionales Zaragoza suele saltar a la palestra cuando se trata el ‘friquismo’ callejero, principalmente, por las calles dedicadas a videojuegos en Arcosur o por tener un Atraco a las tres en el corazón de Valdespartera. No obstante, es de justicia recordar que en todas las ciudades cuecen habas y que en Vaciamadrid hay una vía dedicada a ‘Rue Trece del Percebe’, en Leganés al cantante Rosendo y -cómo no- en Nerja a la memoria de Chanquete (Antonio Ferrandis).

El jardín dedicado a Sergio Algora, junto a la Harinera.
El jardín dedicado a Sergio Algora, junto a la Harinera.
Heraldo

A orillas del Ebro, aunque hay mucho nombre exótico, también se perciben incómodos olvidos. Una encuesta realizada hace años por HERALDO indicó que Sergio Algora, el músico y escritor fallecido en 2008, era la opción preferida de los zaragozanos para dar nombre a una calle. Unos meses después se bautizó con el nombre del vocalista de El Niño Gusano el coqueto jardín que queda a las puertas de la Harinera de San José. También aparecían en el ranquin de aquella encuesta las propuestas de Fernando Arcega (que tiene su camiseta retirada en el pabellón Príncipe Felipe), de Enrique Bunbury (de momento sólo hay calle de Héroes del Silencio), Luis del Val, Soledad Puértolas, Víctor Ullate, Vicente Ferrer, Manuel Pertegaz o, incluso, la 'vedette' Corita Viamonte. 

Los internautas se acordaron también de la figura de Marianico el Corto (Miguel Ángel Tirado), mucho antes de su resucitar mediático de la mano de Álex Rodrigo con la serie ‘El último show’. Algunos también reivindican una calle para Mauricio Aznar, el que fuera cantante de Más Birras, cuya figura se va a volver a poner de actualidad en unos meses con la película ‘La estrella azul’, del turolense Javier Macipe. Con Mauricio, no obstante, ya se hizo justicia hace unos años y el artista cuenta con una calle en Casablanca, presidida por un curioso busto con su inconfundible tupé.

Muy curioso es el caso del afamado guitarrista y compositor calandino Gaspar Sanz (1640-1710). Entre la antigua estación del Portillo y los talleres de la fundición Averly existía una calle dedicada a su memoria. Sin embargo, al hacer la salida de la autopista, la calle desapareció. Zaragoza tiene una deuda pendiente con Sanz, que a muchos ciudadanos les duele, pues la ciudad fue mucho más ágil, por ejemplo, en dedicar unos lagos a Penélope Cruz.

[[[HA ARCHIVO]]] Fecha: 06/05/2010 Autor: DUCH, OLIVER descri: CAMBIO DE NOMBRE DE LA CALLE GENERAL SUEIRO POR LA CALLE LACARRA DE MIGUEL DE ZARAGOZA. CARTEL. ROTULO. notas:
Las placas de los nombres nuevos y los antiguos convivieron durante dos años.
Oliver Duch

Las ordenanzas de otras ciudades -no en Zaragoza- prohíben dedicar calles a gente en vida, y este fue el clavo ardiendo al que hace unos años se agarró el alcalde de Móstoles cuando le llegaron más de 5.000 firmas pidiendo una calle para 'La madre que parió a Casillas'. Tras esta propuesta se escondía una campaña de márquetin viral de una marca de cerveza. El problema sobre la conveniencia de bautizar vías con nombres de personas vivas es que el nomenclátor de las calles siempre ha sido un arma arrojadiza entre los partidos políticos. 

Esto quedó de manifiesto en 2008, tras la aprobación de la ley de memoria histórica, cuando hubo de crearse una comisión específica para cambiar los nombres de hasta 43 calles zaragozanas para "eliminar referencias a héroes e hitos del franquismo". Se retiraron las denominaciones de General Sueiro o Capitán Portolés y se cambiaron por las de José María Lacarra y Antonio Val-Carreres, respectivamente, pero en más de un pleno municipal ha surgido la polémica con otros nombres como los de Miguel Merino, Escrivá de Balaguer o, incluso, el Ché Guevara.

Otro asunto que se plantea es el problema ahora de la duplicidad de nombres, pues en la capital, en el corazón del Gancho, ya hay una imbricada calle dedicada a Ramón y Cajal. La vicealcaldesa y concejal de Cultura, Sara Fernández, considera que esto no implicará cambio alguno en la calle del Casco Histórico, que se seguirá llamando igual. En Zaragoza existe la avenida de Valencia y la calle de Valencia (Casetas), la avenida de Ciudad de Soria y la calle de Soria o la calle de Pirineos y la avenida de los Pirineos sin mayores contraindicaciones. Fernández añadió que, si sale adelante la propuesta, se tratará de promocionar la nueva nomenclatura el año que viene, dado que en 2022 se conmemora el 170 aniversario del nacimiento del científico, que – por cierto- se curtió en el hospital de Zaragoza luchando a brazo partido contra la gran pandemia de cólera de 1885.

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