Especial San Jorge: "A través de la cultura explicamos quiénes somos como pueblo y forjamos la identidad de Aragón"

Lo primero que cerró por la pandemia hace ya más de un año fueron la cultura y el ocio. ¿Cómo vivieron aquellas primeras semanas?

Fue un golpe durísimo. Teníamos preparada toda la temporada, todo el año prácticamente cerrado, casi hasta diciembre. Habíamos preparado un espectáculo propio, ‘Don Quijote somos todos’. Pero todo se paró por completo el 14 de marzo,

¿La crisis del coronavirus pilló al sector de las artes escénicas en un buen momento?

Sí. Y por eso, quizá, resultó especialmente duro, porque llevábamos un par de años de clara recuperación desde la crisis de 2008. Se notaba normalidad en la contratación, iba a ritmo de crucero.

¿La recuperación económica, en vuestro caso, pasa por una estrecha colaboración con las instituciones?

Tal y como está configurada nuestra sociedad, la supervivencia de las empresas culturales, igual que la de otros sectores, pasa por una colaboración con todas las instituciones y de las decisiones que éstas tomen. En el teatro, la producción procede de empresas privadas, pero los teatros en su mayoría son públicos. Por eso el sector está tan imbricado en lo público.

Habéis tenido que alzar la voz y recordar que la cultura es segura...

Se paró la actividad sobre el escenario, pero no la asociativa. Tejimos una red entre asociaciones para poner ideas en común porque veíamos que el golpe iba a ser muy fuerte. Pactamos con 40 asociaciones culturales a nivel nacional un documento con 52 medidas y un sello (Cultura Segura) que acabó calando. En España, a diferencia de otros países, tener a las compañías y teatros sin abrir después del verano habría sido una carga inasumible.

¿Qué ayudas se dan en Alemania o Francia?

En esos países se pueden permitir tener los teatros cerrados porque pueden mantener los sueldos. En nuestra estructura de artes escénicas faltan ayudas que lo permitan.

Quien sí se está volcando es el publico.

Los espectáculos que tienen buen cartel lo están vendiendo todo. Ahora mismo el aforo máximo es el 50%, pero mientras estuvimos al 25% fue muy difícil mantenerse. No podemos prescindir de la mitad de los empleados, sin ellos el trabajo no sale adelante.

¿Se puede construir ‘Marca Aragón’ desde los escenarios?

No solo se puede, sino que se debe. A través de la cultura explicamos quiénes somos como pueblo y forjamos la identidad de la Comunidad. Otras comunidades, quizá tener una lengua propia con una fuerte implantación, tienen un sentimiento de grupo más concreto. Aragón tiene que dar ese paso, cuidando su cultura, para crear esa marca. Tiene historia, patrimonio material e inmaterial para darse a conocer como algo reconocible.

¿Qué pueden aportar las artes escénicas a la salida de la crisis?

Precisamente a través de la forja de esa identidad se podría generar un mayor impacto económico. Las compañías aragonesas son muy viajeras por nuestro pequeño mercado interior, pero fuera de casa estamos muy solicitadas y se nos reconoce. Lograr que la cultura y la identidad aragonesas puedan tener un reconocimiento por el público general, como han hacer algunas comunidades vecinas, favorecería la atracción de espectadores que potenciarían distintos sectores económicos.