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Juguetería, 'boutique' o librería en una sola tienda: el gran almacén de Pina de Ebro

Gayán Zumeta abrió sus puertas en 1948 como tienda de alimentación y casi 72 años después da servicio a los pineros con un amplio y variado abanico de productos.

Eva y Carmen Gayán Zumeta, en el mostrador de la tienda que fundó su madre, en Pina de Ebro.
Eva y Carmen Gayán Zumeta, en el mostrador de la tienda que fundó su madre, en Pina de Ebro.
FRANCISCO JIMÉNEZ

"Vengo a por lo que encargué", dice con discreción una persona en la tienda Gayán Zumeta de Pina de Ebro. Eva y Carmen, sus propietarias, ponen sobre la mesa una gran caja envuelta en papel de regalo. Cuando el individuo ya ha salido por la puerta dicen que eran unos cochecitos de juguete y desvelan un secreto: "Estamos en continuo contacto con ellos. Hablamos tanto con Papá Noel como con los Reyes Magos". Pero al momento regresa la misteriosa persona: "Me pone también un metro de trenzadera". También venden género de mercería.

Los clientes de las hermanas Gayán Zumeta son tan variados como lo que ofrecen en sus estanterías. Conforme se camina por la tienda cambian los productos. Al principio parece una zapatería, que se transforma en una 'boutique' de moda a los dos pasos, al tercero es una librería y al cuarto paso una perfumería donde comprar maquillaje o una colonia de marca. Tras el mostrador se despliega un amplio abanico de material escolar, mientras que al otro lado se exponen marcos de fotos, decoración o electrodomésticos. Se mire donde se mire, se descubre un artículo que no se espera. Al fondo un mueble de hilos y carpetas con correas de relojes. Pilas, velas de cumpleaños, peines, calcetines, gorros, guantes, bálsamos labiales… la lista es infinita. Hay quién le llama "El Corte Inglés de Pina", un calificativo que saca una sonrisa a las hermanas Gayán Zumeta, que atienden a clientes de localidades cercanas, como Osera, Sástago o Quinto, entre otras.

"El Corte Inglés de Pina", le llaman

"En este pueblo hay pocas tiendas en relación a la cantidad de habitantes", considera Carmen Gayán, en la actualidad en torno a 2.400 según fuentes municipales. Estas pineras indican que es "difícil" mantener abierto un comercio en el mundo rural. Las dos nacieron en Pina, donde residen, y cuentan que han visto la degradación del comercio. "Cada vez que cierra una tienda ya no vuelve a abrir. Supone mucho. A lo mejor, se paga más de lo que se vende. Si cobras, cobras y si no, pues nada", determinan. "Nosotras hacemos un servicio y aquí aguantaremos", añaden.

"Tenemos que mantener los comercios de los pueblos porque llegará un momento en que estarán todos cerrados"

Sin embargo, enumeran algunas de los obstáculos que se encuentran en el camino. "Ahora está la competencia de los centros comerciales y Amazon. Han hecho mucho daño a los comercios de proximidad y más ahora porque durante la pandemia todo el mundo se acostumbró a comprar por internet", aseguran. "Tenemos que mantener los comercios de los pueblos porque llegará un momento en que estarán todos cerrados y quien no pueda ir a Zaragoza, personas mayores sin coche, tendrán un problema", avisan desde el mostrador de esta tienda de la calle del Sol.

El negocio familiar de estas hermanas abrió hace casi 73 años, en 1948. "Comenzó a trabajar mi madre y en un principio era de alimentación. Cuando se casó con mi padre introdujeron la electrónica, que mi padre fue el que trajo la televisión a Pina y las reparaba en la tienda”, relatan.

"La confianza aquí es total", señalan Eva y Carmen y las clientas lo evidencian con sus demandas. "Venían y se llevaban tres o cuatro pares de zapatillas a casa para probárselas. Eso ahora ya no lo hacemos por la pandemia", matiza Carmen. Precisamente, la explosión de la crisis sanitaria supuso un paréntesis en este comercio -"con solera", como dicen en las calles de Pina-. La persiana de la tienda cerró a mediados de marzo con el decreto del estado de alarma y permaneció abajo hasta la primera semana de mayo.

"Nosotras compramos las temporadas de un año para otro, por ejemplo, hace casi dos meses que elegimos los bañadores del verano de 2021. Tenemos zapatos y botas, pero la gente ahora no sale y, por lo tanto, no compra. Estos días hay poca alegría", lamentan las Gayán Zumeta. "Pero bueno, en contrapartida, ahora se venden muchos pijamas y zapatillas de ir por casa", apuntan. A pesar de las circunstancias, mantienen la ilusión: "Tenemos muchas esperanzas en la Navidad".

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