coronavirus

Cultura gratis: ¿el espectáculo debe continuar?

El confinamiento ha desatado una avidez por el consumo de música, libros, películas o series que contrasta con el negro panorama de un colectivo al que la pandemia sorprende ya de por sí muy bajo de defensas.

CONCIERTO DE IZAL EN EL PABELLON PRINCIPE FELIPE / 07-03-2020 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]]
Izal fue el último gran concierto que se celebró en Zaragoza antes del confinamiento. Ahora, todos los directos son virtuales (y gratis). 
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

Día 1 de confinamiento. Los medios de comunicación no dan abasto ante la sucesión de acontecimientos impensables. El mundo se para y las redes sociales bullen como nunca. Memes y reacciones en cadena que subrayan dos de las bienes que son percibidos como  de primera necesidad: el papel higiénico y entretenimiento para la reclusión. Proliferan las recomendaciones de series, libros, películas.... Se abren archivos, se organizan conciertos, obras de teatro, conferencias o se regalan libros. La actividad se traslada de la noche a la mañana al mundo virtual.

Una semana después, una eternidad en los tiempos de la pandemia, el sector cultural se replantea su presente y su futuro. 

Empiezan a surgir voces contra el todo gratis, un concepto que ya era muy dañino antes de la crisis sanitaria y que ahora amenaza con ser letal para un organismo, el cultural, ya de por sí frágil y falto de defensas. Pero no solo se habla de viabilidad económica. En esta tormenta de reflexiones surgen algunas sobre  la frontera entre el ocio y la cultura, la compulsión consumidora e, incluso, sobre la palanca creativa que ofrece el insólito trance que atraviesa la humanidad.

Paco Goyanes regenta la librería Cálamo en Zaragoza. Desde los primeros compases de esta crisis abogó por cerrar su tienda de la zaragozana plaza de San Francisco. Y se explica las primeras reacciones del mundo de la cultura: "Ante un momento de nerviosismo y hasta pánico es normal que surja cierto buenismo", opina. Para matizar acto seguido: "Pero no tenemos esa capacidad para absorber todo, se esta ofreciendo tanto que al final es como no ofrecer nada". A juicio de Goyanes, lo que ha sucedido en realidad estos días no responde tanto a un verdadero interés por la cultura, sino un "afán de consumo desmedido; queremos hacer que las cosas vayan deprisa, es pura ansiedad".

Goyanes llama a la calma. Por un lado, anima a sus compañeros a "no tomar decisiones ahora, fruto del pánico, que pueden hipotecar el futuro". Por otro, apela a la sociedad: "Lo que está pasando no es sensato. ¿No tenemos en casa suficientes libros, no tenemos suficiente entretenimiento, no hay libros 'on line' en las bibliotecas públicas? ¿Por qué, entonces, se compran más por internet, con el riesgo que supone para el repartidor, por qué algunas grandes editoriales regalan libros? Para mí, detrás de eso hay un gran afán publicitario sin mucha reflexión detrás". El librero teme que el sector cultural "se pegue un tiro en el pie, mientras los únicos que se beneficien de esta situación sean las empresas tecnológicas, las televisiones...". Los de siempre.

Paco Goyanes, de la Librería Cálamo.
Paco Goyanes, de la Librería Cálamo.
Oliver Duch
"No hay que tomar decisiones ahora, fruto del pánico, que pueden hipotecar el futuro". 
"Se esta ofreciendo tanto que al final es como no ofrecer nada".
Paco Goyanes, librero

El promotor musical Eduardo Pérez, responsable, por ejemplo, de ciclos como Bombo y Platillo, coincide con Goyanes. "Hay impresión de buffet libre, pero, en realidad, casi todo el mundo consume lo mismo y el retorno económico es para los mismos: plataformas de internet y telefónicas. Lo que les queda a los creadores es exiguo", remarca. 

Pérez se afana en marcar una línea entre la cultura y el ocio. "Entiendo que hay buena voluntad detrás de muchas de las iniciativas de estos días, pero: ¿dónde está la línea que separa una generosidad encomiable de la asunción de que se ha de regalar lo que en la práctica ya no vale nada?", se pregunta Pérez. Es consciente de que detrás de muchas de las actividades culturales de estos días a través de internet hay "una necesidad de comunicarse, de pertenencia a un colectivo, de visibilizarse". Pero, "¿qué necesidad hay de generar tantos contenidos que no sean de calidad? Yo no quisiera ofrecer mis creaciones en condiciones lamentables, con mal sonido... Habiendo, además, grandes conciertos grabados", reflexiona Pérez, para quien detrás muchas ofertas de estos días no son tanto puramente culturales sino fruto de una "necesidad de presencia constante en las redes", algo social.

CONTRAPORTADA. Entrevista con Eduardo Bona, organizador del ciclo Bombo y Platillo / 13-12-2020 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]
Eduardo Pérez Bona posa ante un cartel de ‘Bombo y Platillo’.
Guillermo Mestre
"¿Dónde está la línea que separa una generosidad encomiable de la asunción de que se ha de regalar lo que en la práctica ya no vale nada?"
​Eduardo Pérez, promotor musical

De "excesiva verbena" llega a calificar el coordinador de Harinera ZGZ, Diego Garulo, algunas reacciones de estos días antes el cerrojazo de la agenda cultural. Una situación que le genera variadas reflexiones. Por un lado, se congratula de que se haya reforzado "el valor de lo comunitario". También repara en que el factor del tiempo es más importante de lo que parece a la hora de atraer público a los espectáculos en directo o al cine. "A veces pensamos en cómo generar audiencias y no nos damos cuenta de que hay gente que no acude a actos culturales por falta de tiempo, porque les consume el ánimo el trabajo o la crianza. En cuanto la gente ha pensado que iba a disponer de más tiempo, ha querido consumir cultura".

A la vez, a Garulo le preocupan dos cuestiones. La primera, que el traslado de la actividad a la escena virtual acabe con la "equidad en la accesibilidad" de todas esas personas que no están conectadas 'on line' o no manejan tantas herramientas en este sentido. La segunda, una precarización aún más aguda de un sector que ya vivía en ella. Ante esto, Garulo opina que "las instituciones tienen margen para tratar de paliar la situación o sensibilizar a la ciudadanía. ¿Por qué no asumir o financiar por parte de lo público algunos de esos contenido espontáneos?", plantea. Lo importante, dice, es que "las ganas de ayudar del mundo de la cultura no oculten su precariedad".

"Que las ganas de ayudar del mundo de la cultura no oculten su precariedad".
"En cuanto la gente ha pensado que iba a disponer de más tiempo, ha querido consumir cultura".
​Diego Garulo, coordinador de Harinera ZGZ

En eso llevan desde antes de la Era del Coronavirus en Procura, una entidad que agrupa a los gestores culturales. Su presidenta, Pilar Barrio, subraya la necesidad, aún más vital en estas semanas de reclusión, de que se tenga claro que las gentes del mundo de la cultura "son profesionales que viven de ello". Cree que esta crisis ha demostrado que la cultura es percibida como un bien social de primera necesidad, pero sin retorno económico es insostenible: "Ofrecer cosas gratis está muy bien, pero solo puede hacerse si se tiene un mímimo cubierto", advierte Barrio.

"Ofrecer cosas gratis está muy bien, pero solo puede hacerse si se tiene un mínimo cubierto". Pilar Barrio, presidenta de Procura

"La cultura es un sector muy frágil", asevera el músico Juanjo Javierre desde Huesca. La llamada de HERALDO le pilla grabando "los ruidos de mi casa, de las cazuelas", porque, aunque él está acostumbrado a teletrabajar, esta semana de encierro le ha hecho apreciar aún más lo que le gusta su pueblo, su casa y su familia. "Yo antes vivía y trabajaba en una zona de confort, ahora, que aún tengo que salir menos, mi zona es de hiperconfort", bromea. Lo necesita, porque también está algo asustado. Sentimientos encontrados y realidades en su entorno en los que este compositor espera, también, encontrar inspiración.

Juanjo Javierre con el instrumento llamado Tenorión.
Juanjo Javierre.
José Miguel Marco
"Confío en que esta pandemia genere nuevos contenidos, nuevos himnos, nuevas canciones".
​Juanjo Javierre, músico

"Estos días me están salvando mis colecciones de discos, los referentes culturales que me han hecho persona. La cultura, a falta de otros bálsamos sociales como el deporte, se ha quedado casi como único recurso" y, por eso, confía en que "se generen nuevos contenidos, nuevos himnos, nuevas canciones". Y, con ello, se subraye la importancia de los autores. "Lo que no podemos hacer los creadores es dejar de pensar y de hacer pensar, hay que seguir activo y, en la medida de lo posible, aparcar la ansiedad anticipatoria". Reconoce, eso sí, que para el mundo de la cultura es particularmente difícil ("empatizo con la gente de mi gremio"), pero anima a "adaptarse, a crear contenidos acordes a esta nueva situación si queremos ser relevantes".  Que surjan ahora los 'Bella Ciaos' o los 'Resistiré' del futuro.

Entre esos nuevos contenidos, puede que uno de ellos sea curiosamente, la propia realidad: "Creo que lo que está ocurriendo es la serie con la narrativa más apasionante que he visto en mi vida", confiesa Eduardo Pérez.

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