recetas y nutrición

Pizzas para darse un capricho el fin de semana y no alejarse de la vida sana

Estas recetas engañan el antojo de pizza pero se mantienen en línea con una alimentación sana para no desviarse de los objetivos personales.

pizza
La pizza tradicional es un plato saludable pero con alta presencia de hidratos.
Pixabay

Las dietas saludables no tienen por qué ser restrictivas ni estrictas: es posible combinar preparaciones diversas con distintos macronutrientes siempre que se tenga en cuenta el balance calórico general y que los productos más 'peligrosos', como los procesados, representen el porcentaje mínimo de los menús semanales. 

También es importante, en aras de seguir una vida sana y no sentirse ni obligado ni forzado a comer según qué platos en detrimento de otros, no demonizar ciertas recetas que por muy cheat que parezcan no lo son en absoluto. Es el caso de la pizza.

Esta preparación de origen italiano y con mil y una variantes disponibles está considerada comida rápida o fast food pero si la calidad de sus ingredientes es buena, el resultado de la receta no será dañino para la salud sino todo lo contrario. En una pizza tradicional, lo primero que hay que tener en cuenta es que la masa cuenta una alta presencia de carbohidratos (que según nuestros objetivos deportivos pueden llegar a ser necesarios) y que dependiendo del tipo de materias primas elegidas puede tener un alto porcentaje de grasas (por ejemplo, las de los quesos). 

Las tradicionales más sanas

La masa de la pizza está elaborada con harina de trigo y, si esta es de buena calidad, no supone ningún problema para la salud más allá de un alto contenido en carbohidratos. Por lo tanto, lo importante será fijarse en el resto de ingredientes que la condimentan. Por ejemplo, una pizza margarita tradicional simplemente lleva salsa de tomate y mozzarella, por lo que será una gran opción saludable. 

Otras variantes, como aquellas que llevan diversas verduras y algo de queso, también seguirán una línea sana. Para aquellos que quieran apostar por una versión más proteica, será conveniente escoger pizzas con atún, champiñones y algún embutido bajo en grasas saturadas, como la bresaola italiana muy típica en esta receta.

Las variantes más 'fit'

Si se quiere llevar la pizza todavía más al extremo saludable, se puede apostar por variar la masa para reducir la cantidad de carbohidratos. Utilizar harinas como la de avena o incluso las de legumbres (lentejas, garbanzos...) es una forma de reducir la ingesta de hidratos y aumentar la de proteínas. 

También es posible sustituir la harina del todo y, en su lugar, utilizar vegetales como la coliflor prensada sobre la bandeja del horno o incluso utilizar una base de huevos batidos para colocar los ingredientes. 

Siguiendo con la lógica anterior, habrá que prestar especial atención al resto de ingredientes, pudiendo reducir o eliminar la presencia de quesos para evitar las grasas o darles más protagonismo a los vegetables. Una vez seleccionada la variante que más nos guste y esté acorde con nuestros objetivos deportivos, solo queda ponerse manos a la obra, calentar el horno... ¡y disfrutar!

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