salud mental

Una abogada zaragozana lanza un reto contra un estigma frecuente: "Una persona con depresión no está triste porque quiere"

Tras pasar tres depresiones, la última a sus 45 años, Beatriz de Felipe ha hecho de un "sufrimiento tan grave" un "objetivo en positivo", que es dar visibilidad a la enfermedad para demostrar que se puede salir de ella.

"El mayor estigma de un enfermo mental es la incomprensión y el rechazo social. Como paciente tienes que cargar con tu enfermedad y, además, con el estigma de ocultarlo, porque no lo puedes decir. La gente no quiere escuchar penas ni lamentos de nadie", confiesa Beatriz de Felipe, abogada zaragozana de 45 años que ha pasado ya por tres depresiones en diferentes momentos de su vida. 

El pasado 18 de octubre, Beatriz decidió hacer de un "sufrimiento tan grave" un "objetivo en positivo" y lanzó, con ayuda de su psiquiatra '#stopdepressionstigmas', un proyecto personal al que pone sin complejos rostro, nombre y apellidos para dar visibilidad a esta enfermedad y "demostrar" que se puede salir adelante. 

"Después de tres depresiones he querido hacer de este sufrimiento tan grave un proyecto personal que ayude a otros enfermos como yo. A mí me sirve de terapia y me ha ayudado a quitarme un lastre muy grande, pero lo hago fundamentalmente para normalizar una enfermedad cada vez más prevalente", subraya esta zaragozana, que recibió su primer diagnóstico de depresión en la adolescencia, una patología que "no se supera", pero con la que muchos pacientes aprenden a convivir recibiendo el apoyo tanto profesional como familiar necesario.

"La depresión es una enfermedad compleja para quien la sufre y dificilísima de entender para el entorno. Yo ahora tengo 45 años, y estoy viendo que los suicidios en esa horquilla de edad se han disparado. La covid ha afectado muchísimo a los jóvenes… Y como estoy bastante concienciada con este tema, ahora que estoy bien, me he decidido a dar este paso. Es mi granito de arena para intentar dejar este mundo un poquito mejor", cuenta. 

La razón de lanzar el 'hashtag' de esta iniciativa en inglés fue precisamente conseguir una mayor repercursión en las redes sociales, donde en apenas tres meses ha tenido ya una respuesta "muy gratificante" por parte de todos. "Si tú buscas en español hashtags de enfermedad mental o cómo salir de una depresión no aparece nada. Lo pones en inglés y hay muchísimos más. Yo en tres meses he trenido un 'feedback' que no me esperaba… Me han llamado de asociaciones internacionales como la 'Movember', porque justo le dedicaron el mes noviembre a las enfermedades mentales, y de Amnistía Internacional, por la iniciativa que he lanzado de llevar una pregunta al Senado. A nivel nacional, contactó también conmigo un psiquiatra de Palma de Mallorca que tiene un programa de radio y lo quería dedicar al suicidio y hasta el director Santiago Requejo, del corto 'Votamos', nominado a los Goya, que hablaba de salud mental. El proyecto lo lancé para ayudar a los demás, pero egoístamente me está trayendo también cosas buenas", confiesa esta abogada. 

En su lucha contra el "estigma" que rodea a la enfermedad mental, la zaragozana Beatriz de Felipe se ha querido sumar también a la iniciativa del inglés Ben Ogden, un estudiante de 23 años que se hizo viral por un experimento social en esta línea. Aprovechando la concurrencia de los partidos de fútbol, este joven de Liverpool salía a las calles con un cartel que rezaba: 'Hola, soy Ben. Y a veces tengo depresión'. Las reacciones que se sucedían después eran de lo más variopintas e iban de la indiferencia al emotivo gesto de aquellas personas que hasta se paraban para darle un abrazo o dedicarle unas palabras de aliento por su labor de sensibilización.

"La primera vez que vi su foto me quedé impactada. Le escribí por privado y me respondió que cuando lo hiciera, por favor, me pusiera en contacto", relata esta zaragozana, que este lunes se atrevió a llevar a cabo por tercera vez (la primera fue en Jaca y la segunda en el Parque Grande de Zaragoza) su propio experimento en el paseo de la Independencia. Esta vez apenas duró unos minutos, pero en el Parque Grande -dice orgullosa- estuvo una hora enfrente de la estatua del Batallador para dar visibilidad con su cartel a esta enfermedad. 

La zaragozana Beatriz de Felipe se ha sumado en Zaragoza al experimento social del inglés Ben Ogden, que lanzó el reto de salir con este cartel a la calle para normalizar esta enfermedad cada vez más prevalente.
La zaragozana Beatriz de Felipe se ha sumado en Zaragoza al experimento social del inglés Ben Ogden, que lanzó el reto de salir con este cartel a la calle para "dar visibilidad" a una enfermedad cada vez más prevalente.
Oliver Duch

"De la gente que se te acerca, el 90% es porque ha tenido algún tipo de enfermedad mental o porque alguien de su entorno la sufre. En mi caso, la primera persona que se acercó en el Parque Grande era un enfermo de depresión, Carlos. No olvido su nombre porque fue el primero. Iba caminando con su psicólogo en ese momento y se paró a preguntarme impresionado de dónde sacaba la fuerza para hacer esto. Le dije: 'no te preocupes. Habrá un día que tú también puedas hacerlo. Yo hace dos años no lo podría haber hecho, pero ahora sí, y hablé un rato con él. A veces la gente solo necesita hablar, y de hecho otros pacientes con la misma enfermedad, si te ven y se paran igual estás allí veinte minutos hablando con ellos", dice con una sonrisa. 

Tras superar tres depresiones, la última a sus 45 años, Beatriz de Felipe ha hecho de un "sufrimiento tan grave" un "objetivo en positivo", que es dar visibilidad a la enfermedad para demostrar que se puede salir de ella.
"El suicidio existe y hablar de ello a las personas enfermas nos ayuda, nos libera"

Este "difícil" paso que ha dado viene detrás de un largo proceso de recuperación y terapia con su psiquiatria, quien lidera junto a Isabel Irigoyen y Maite Lanzán un proyecto de referencia en Aragón para prevenir el suicidio. Como paciente con depresión severa, Beatriz solo tiene palabras de agradecimiento para estas profesionales y los proyectos que han lanzado en Aragón a este respecto. "Hay que decir o hablar de lo indecible que digo yo para normalizar la enfermedad y las palabras. El suicidio existe y hablar de ello a las personas enfermas nos ayuda, nos libera", subraya esta abogada, que ahora da clases de español a niños asiáticos. Reiventarse -cuenta- forma también parte de este "costoso" proceso de recuperación que estos pacientes afrontan y que puede prolongarse durante años. "Superar una depresión no es cosa de un día. Hacen falta muchos apoyos, terapias y tratamientos farmacológicos de ensayo-error hasta dar con el antidepresivo que menos efectos secundarios tiene. Yo he tenido tres crisis, cada una por factores diferentes. Y ninguna la he superado de la misma manera", afirma.

En este proceso, lo "fundamental" -destaca- es buscar ayuda profesional y que sea esta persona quien prescriba al paciente aquellos tratamientos que a nivel neuronal más le puedan ayudar. "El ejercicio es otra cosa que viene muy bien, aunque sea simplemente dar paseos. El trastorno depresivo te mete en un círculo vicioso en el que no haces nada, te vuelves apático... y la única manera de romper esa rueda es siendo activo", aconseja esta zaragozana, que pasea a diario y practica también yoga y meditación. "Tener un mundo interior y espiritual rico, de valores, ayuda mucho cuando padeces esta enfermedad o sufres una crisis. Yo apuesto por la meditación, pero puede que a la persona que sea religiosa también sus creencias le ayuden", añade.

Para Beatriz, tan importante como recibir ayuda profesional es el "acompañamiento" por parte de familiares y amigos en este proceso de vencer tabúes y luchar contra el desconocimiento y la incomprensión que rodean al paciente que sufre depresión. "Una persona como yo que ha tenido tres depresiones diagnosticadas clínicamente como severas no está triste porque quiere. La tristeza es una emoción y la depresión una enfermedad con un componente biológico. Es difícil para el que la sufre y también para su entorno. A mi marido y a mis padres les ha costado mucho entender la situación, y ya no te hablo del suicidio, que es la última consecuencia y de lo que más cuesta hablar a veces...", añade Beatriz.

Visiblemente emocionada, confiesa que la pérdida de un conocido por esta enfermedad mental, que se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes a raíz de la pandemia, fue el detonante de un proyecto con el que ahora trata de "normalizar" la depresión y prevenir el suicidio en esta franja de edad. El primer paso, señala, es aceptar la enfermedad y poder hablar de ella abiertamente. "A mí ese acompañamiento me ha ayudado mucho. Para el enfermo es importante que si vas a consulta con el psiquiatra, tu marido o tus padres vayan detrás, no solo para apoyarte, sino también para que alguien les explique lo que es esta enfermedad, lo que pueden hacer y lo que no", señala. Como ejemplo de empatía y normalización, Beatriz pone el caso de los niños, y explica cómo, usando las palabras adecuadas, puede hacerse explícita con los menores una situación de este tipo. "Yo tengo un hijo de nueve años -tenía ocho cuando empecé a ir a terapia- y mi psiquiatra me ayudó a usar las palabras apropiadas para contarle que mamá pasaba mucho tiempo en la cama y que lloraba en casa porque mi cerebro no segregaba esas sustancias de la alegría que tienen los demás. Luego era el primero que me decía: 'mamá, ¿te has tomado las pastillas de la alegría?", recuerda Beatriz con una sonrisa.

Tabúes que hay que romper

"Yo no estoy triste, soy una enferma. La depresión no es una cuestión de tener o no tener. Es una enfermedad que no se elige, y no una actitud ante la vida"

Para normalizar esta enfermedad mental, la impulsora del proyecto personal '#stopdepressionstigmas', insta también a romper algunos de los clichés que la rodean, entre ellos, la confusión de esta patología grave con una emoción que todos podemos experimentar alguna vez: la tristeza. "Yo no estoy triste, soy una enferma, pero tengo una enfermedad y ya está, no he hecho nada malo que deba ocultar...", puntualiza esta zaragozana, que insta a evitar ciertos comentarios que se hacen por desconocimiento y que pueden afectar a la salud emocional de estos enfermos. 

"Hay frases que te dicen que duelen, y el '¡ánimo, pero si lo tienes todo!' es una de ellas. Esa frase es muy dura porque te hace sentir aún más culpable cuando te dicen que no deberías estar así teniendo una casa, un hijo o un trabajo... La depresión no es una cuestión de tener o no tener. Es una enfermedad que no se elige, y no una actitud ante la vida", diferencia Beatriz, quien apunta también a otro estereotipo muy manido que contribuye a estigmatizar a estos pacientes. "Se tiende a pensar que esta enfermedad la tienen las personas que están solas, que son más débiles emocionalmente o que son frágiles. Y yo, que ya he pasado por tres depresiones (y de la anterior hacía 17 años), no me considero así. Al revés, soy una persona que ha vivido en un montón de países, en no sé cuántas ciudades; he cogido las maletas con mi hijo de once meses y me he ido a vivir a Kuala Lumpur, un país musulmán, al que nunca había ido antes...", cuenta esta abogada en un intento por desterrar falsos clichés. 

En el marco de este proyecto personal con el que busca "normalizar" la depresión y ayudar a prevenir el suicidio, Beatriz ha lanzado también una recogida de firmas con el objetivo de llevar al Senado este debate y pedir que se dediquen más recursos públicos a los enfermos mentales. "En España se dedica aproximadamente un 5% del gasto sanitario a salud mental, mientras que la media europea es del doble. La lista de espera en la Sanidad aragonesa para un psiquiatra es de más de seis meses y en Zaragoza hay lista de espera hasta para ingresar a pacientes con trastornos muy graves, cuyas vidas dependen de que esa atención llegue a tiempo. Los políticos y la sociedad en general deben replantearse esta situación y valorar muy seriamente a qué queremos dedicar más recursos", concluye esta zaragozana, que con este proyecto quiere romper una lanza a favor de la labor "tan importante" que realizan los psiquiatras. "De esta enfermedad se puede salir. Yo, de hecho, hacía 17 años de mi segunda depresión y he tenido una vida súper feliz, he hecho mil cosas y soy una persona normal, con unas capacidades normales que cognitivamente se han visto afectadas por la enfermedad. Lo más importante -sentencia- es que con la farmacología apropiada, con un buen profesional detrás, con terapia, con ayuda y un entorno que te acompañe, de esta enfermedad se sale".

Dónde acudir en caso de necesitar ayuda por sufrir un problema de salud mental.
Dónde acudir en caso de necesitar ayuda por sufrir un problema de salud mental.
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