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Mariví García, una paciente con depresión: “He cambiado la tristeza por la felicidad gracias al mindfulness”

Una exprofesora de piano ya jubilada cuenta cómo ha aprendido a vivir con una enfermedad que tiene rostro de mujer. En Aragón, la asociación de trastornos depresivos Afda cuenta con 1.300 socios y atiende de media a unas 60 personas nuevas cada mes. Más del 60% son mujeres.

Mariví García, de 70 años, ha recibido apoyo psicológico en la asociación Afda, que cuenta con dos sedes en Zaragoza (en la calle de San Blas y en Predicadores) y una en Huesca.

Hace cuatro años, la zaragozana Mariví García Alfaro (exprofesora de piano, de 70 años) era una persona completamente distinta a la mujer sonriente, resiliente y activa que es hoy. Al poco de jubilarse, Mariví cayó en una depresión, y aunque intentó controlar sus ataques de ansiedad con la medicación que le pautaba su médico, no lo consiguió realmente hasta que se puso en manos de Afda, la asociación aragonesa fundada en 2001 por un grupo de familias que se reunían periódicamente a través del Teléfono de la Esperanza

"Estos sitios son completamente necesarios", confiesa Mariví en referencia a ambas entidades sociales. En su caso, asegura que la enfermedad le pilló completamente por sorpresa a su entorno, y aunque puede que la jubilación influyera en su estado de ánimo, no cree que fuera este el detonante. “La jubilación me costó. Me pasé el último mes llorando y lo recuerdo con mucha tristeza, pero porque ya no estaba bien. No dormía o dormía muy poco… ante la comida, me echaba a llorar y no me entraba. Para poder comer, primero tenía que tomarme una pastilla, y el de cabecera me decía: 'si no es suficiente una, te tomas dos; y si no, 3. Y si te da un ataque de ansiedad por la noche, te tomas otra'. Yo lo que quería era desarrollar mi persona porque si no me anulaba, y la fuerza de la ansiedad es tal que el efecto del ansiolítico te duraba 1 hora", señala. 

Ahora, gracias al apoyo de la asociación y de terapias como el 'mindfuldness', Mariví ha dejado ya la medicación. Los viernes por la mañana acude a clases de francés y una vez a la semana sigue yendo a 'mindfulness', una de las terapias que, según cuenta, más le han ayudado a superar su depresión. "Es como un ansiolítico -confiesa-. Encuentras la tranquilidad. Yo he cambiado las pastillas por actividades que me hacen sentir bien", presume orgullosa. Así, y de manera paulatina, pues asegura que las cosas deben ir "poco a poco", los psicólogos de la asociación le han enseñado a dejar de luchar contra la enfermedad; a aceptarla para poder llevarla. "Solo entonces empecé a sentirme aliviada, de decir: '¡bendita depresión! Estoy mejor'. Y a partir de ahí, cambiar mi vida", confiesa esta profesora jubilada, para quien la ayuda que proporciona la Seguridad Social a los afectados por estos trastornos es "insuficiente" a día de hoy. "Yo voy al psiquiatra una vez cada tres o cuatro meses, y a nada que te vea un poco bien te cita para dentro de cuatro. La ayuda, y lo sé también por otras personas que ves en la consulta, se queda cortísima. El psiquiatra lo único que hace es recetarte ansiolíticos o antidepresivos, que pueden ser efectivos al principio, pero para salir de la depresión y poder dejarlos hace falta más ayuda", asegura esta paciente. 

Ella encontró ese refuerzo en el apoyo psicológico que le brindó esta asociación de la calle de San Blas y en terapias como el 'mindfulness', que le han permitido -más allá de superar la enfermedad- conocerse mejor a sí misma. "Mi vida ha cambiado totalmente. Soy otra persona diferente. A mí la asociación me ha dado la píldora de poder vivir con felicidad y saber gestionar muy bien la tristeza. Con pasar esos momentos que tienes tristes, sabiendo que están ahí, pero que puedes con ellos, es suficiente. A veces no se trata de luchar, sino de aceptar las cosas y dejar que pasen. Porque todo pasa", añade. 

Un 60% de los afectados son mujeres

La depresión y la ansiedad -que en la mayoría de los casos se manifiestan juntas- afectan, por lo general, a más mujeres que a hombres, aunque su prevalencia -dicen los expertos- va en aumento y es difícil hallar un perfil concreto: "puede afectar a cualquiera", reiteran. En la Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón cuentan ya con más de 1.300 socios en la Comunidad, y sus profesionales atienden una media de 60 nuevos casos al mes. Más del 60% de los afectados son mujeres. Los profesionales sociosanitarios alertan de que existe un factor cultural y social detrás de estas cifras. “Lo que vemos a día de hoy es que hay más casos de adicciones en hombres, que tienden muchas veces a abocar ese malestar en el consumo o en el juego; mientras que las mujeres suelen vivir la depresión como una carga de inhibición, aislamiento y tristeza. Al final son dos caras de una misma moneda, en la que lo único que cambia es la forma en la que afrontamos ese malestar", apunta Javier Mediel, trabajador social de Afda. 

Su compañero, Francisco Daniel Vinués, coincide con él en que la depresión afecta hoy por hoy a más mujeres que a hombres, si bien entre los jóvenes -matiza- se está equilibrando. "En un grupo de terapia que tenemos de 18 a 30 años, el porcentaje suele estar bastante igualado en gente de 20 años”, afirma este psicólogo sanitario, coordinador de Afda en Huesca. En su sede oscense, la Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón celebrará el próximo viernes, 22 de marzo, una jornada dedicada a "acercar la enfermedad y vencer el estigma" social que rodea a la depresión, bajo el título 'Comprender a quienes la sufren y a su entorno'

Desde su experiencia como psicólogo, Vinués hace hincapié en la importancia de entender a estas personas para poder ayudarles, evitando comentarios desafortunados que nadie haría a una persona que se cae al suelo y no puede levantarse, comparan. "La frase clave que te dice todo el mundo es 'venga, anímate'. A alguien que se ha caído por la calle y se ha roto una pierna no le dirías: 'venga, levántate y anda'. A veces se mandan mensajes que aún generan más culpa o hacen que la persona se sienta aún más invalidada. Las personas cercanas intentan ayudar como buenamente pueden, pero no saben cómo. Explicarles en qué consiste la depresión ayuda tanto a la persona que lo sufre como a los familiares a saber qué es lo que está pasando y cómo afrontarlo", concluye Vinués. 

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