sucesos

El Rambo de Requena veraneó en Sarrión en su adolescencia

Quienes trataron entonces al escurridizo delincuente detenido en Andorra afirman que "no era mala persona".

Un coche patrullas de la Guardia Civil, delante de la casa de El Castellar donde se ocultó el Rambo de Requena.
Un coche patrullas de la Guardia Civil, delante de la casa de El Castellar donde se ocultó el Rambo de Requena.
Jorge Escudero

El fugitivo conocido como Rambo de Requena –Pedro Lozano, de 28 años y natural de Sagunto (Valencia)– no recorrió a ciegas la comarca de Gúdar-Javalambre, donde el pasado lunes inicio la huida que terminó con su detención en Andorra. Conoce la zona tras haber pasado varios veranos en Sarrión hace una década, cuando su madre era la pareja de un natural de esta localidad residente en Sagunto.

La ruta que Lozano siguió desde Chelva (Valencia) hasta El Castellar, de donde partió el pasado lunes tras ser sorprendido por los propietarios de la casa en la que se ocultaba, pudo estar condicionada por su conocimiento previo del territorio. En Sarrión todavía recuerdan perfectamente a Pedro Lozano, al que apodaban Pedrín, veraneando con su madre y la pareja de esta en la localidad. Un vecino explicó que todos los que lo trataron entonces afirman que "no era mala persona" y apunta a que, quizá, "al meterse en asuntos de drogas" su vida se torció.

El joven Lozano veraneó al menos en dos ocasiones en Sarrión y aún visitó el pueblo en otra oportunidad cuando cumplió 18 años para participar en el encendido de la hoguera de los quintos, un indicio más de su estrecha vinculación con la localidad turolense.

El alcalde de El Castellar –localidad cercana a Sarrión–, Modesto Pérez, apunta a que el conocimiento de la comarca pudo animar a Lozano a ocultarse en el pueblo durante un tiempo indeterminado, pero que podría superar la semana según algunos indicios.

Un natural de El Castellar y su hijo recordaron tras la detención del Rambo de Requena –buscado desde hace tres meses por una cadena de robos en Valencia– haberse tropezado el pasado 31 de mayo con un peatón desaliñado y con el pelo largo que andaba por la carretera a Formiche. A Ibán Guillén, uno de los ocupantes del vehículo, le llamó la atención tropezarse con un viandante desconocido por la calzada. "Llevaba puesta una gorra y el pelo largo y nos saludó al pasar", recordó Guillén, que también vio la mochila que el fugitivo llevaba siempre consigo.

La Guardia Civil investigó los caminos de los alrededores de El Castellar sin encontrar ningún vehículo que Lozano pudiera haber utilizado para llegar al pueblo. Pérez no descarta que, conociendo el territorio, hubiera llegado a pie. A pesar de sus vínculos personales con la zona, las investigaciones descartan, de momento, que recibiera ayuda de vecinos de la comarca en su huida.

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