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Vivir en una zona confinada: Casetas y Utebo, familias separadas por una calle y una pandemia

El primero es un barrio rural afectado por el confinamiento perimetral de Zaragoza por la covid y el segundo, un municipio "libre" a solo unos metros. Sus vecinos tienen muchas dudas sobre qué pueden hacer y los comercios y bares ya han perdido clientela por las restricciones.

Arriba, Noelia Torres y Quique Palacios y Silvia Díez, vecinos de Casetas. Debajo, Raúl García, panadero; Cristina Consuegra, odontóloga, y Ana Cristina Belanche, peluquera, todos en Malpica (Utebo).
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"En mi calle una acera es Casetas y otra Utebo. Mi piso está en Casetas, pero si saco la mano por la ventana casi estoy en Utebo. Con la psicosis del confinamiento esta mañana le he dicho a mi hija cuando íbamos al colegio:  '¡corre, corre, vamos al otro lado!' Estamos en zona franca", contaba este jueves, primer día de restricciones, medio en broma medio en serio, Silvia Díez, una vecina de la calle Límite que divide a estas dos poblaciones zaragozanas.

La vía sirve de frontera imaginaria, que nunca ha sido necesaria porque la vida diaria fluye entre los colegios, tiendas y bares de ambos términos municipales, pero desde este jueves se ha hecho casi visible para los vecinos. El confinamiento perimetral de Zaragoza para tratar de frenar los contagios de coronavirus ha dividido a familias que viven en uno y otro lado del barrio rural y el pueblo "libre".

Silvia Díez, en el lado de Casetas, con Utebo en la otra acera.
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"El confinamiento tenía que ser por zonas. Malpica está más cerca de Casetas que de Utebo. Toda esta parte hace vida en Casetas", añadía Silvia, sobre el barrio utebero que sirve de frontera a los municipios, a unos tres kilómetros y medio de Utebo "pueblo".  O proponía que se hubieran dejado "a los barrios rurales fuera del confinamiento, que estamos a 16 kilómetros de Zaragoza". En el cierre de marzo se podía transitar entre ambos para hacer las salidas autorizadas. 

En Malpica ya no quedan oficinas bancarias tras los cierres por la reestructuración del sector y la mayoría del comercio local que resiste a la cercanía de Zaragoza lo hace en el lado de Casetas, incluidos dos estancos. El lugar más concurrido suele ser el supermercado Alcampo (antes Simply) de la carretera de Logroño, al que Silvia no puede entrar pese a separarle solo un semáforo porque la tienda se encuentra en Utebo.

Llevarlo todo con "sentido común"

Raúl García, de Panadería Trébol II en Malpica, Utebo.
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A primera hora de la mañana el supermercado de la "frontera" entre ambos municipios y la panadería de al lado eran los primeros en abrir.  Raúl García salía del obrador de la pastelería Trébol II. Tienen otro establecimiento en el centro de Utebo y sus trabajadores no habían tenido problemas para desplazarse. Le llegan clientes de todo en el entorno, parte confinada y parte, no. Esperaba que se impusiera "el sentido común". El sector ha sufrido en estos meses de pandemia las cancelaciones de celebraciones en hostelería.

La primera jornada de confinamiento no había controles en la carretera de Logroño que parte por la mitad ambas zonas, pero el primer edificio de Casetas es el cuartel de la Guardia Civil del barrio, que para muchos servía de recordatorio de las restricciones. El control, informativo por ser el primer día, se encontraba en el acceso a Casetas desde la variante. Este viernes la Policía Local de Utebo ya acudió al límite entre los términos municipales y paraba tanto a conductores como a peatones para evitar desplazamientos no autorizados, pero sin denunciar todavía. También se instalaron en el hipermercado Alcampo de Utebo.

Justificante para ir al colegio de Casetas a Utebo

Quique Palacios y Noelia Torres, vecinos de Casetas tras el confinamiento perimetral.
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Las familias de un lado y otro cruzaban el jueves para llevar a sus hijos al colegio, una de las actividades permitidas. "Vivimos en Casetas, pero a un metro de Utebo. Venimos ahora del colegio Infanta Elena de Malpica y nos han dicho que nos darán un papel para estos días", explicaban Quique Palacios y Noelia Torres. Tenían muchas dudas porque a veces iba a recoger a su hijo la abuela, que vive al lado del colegio, pero no sabían si necesitarían un certificado especial para cruzar ellos a buscarlo luego o si podrían ir a verla. También eran clientes del citado supermercado. "Siempre venimos aquí, que es lo que más cerca tenemos de casa y también vamos al híper de Utebo", al que no podrán acudir ahora. "¿Podremos ir hasta el Alcampo de Utrillas en Zaragoza y a este de al lado, no?", se preguntaban con cierta sorpresa.

"Yo hubiera puesto 15 días de confinamiento total o toque de queda a las 22.00. La gente se va a juntar en sus casas y va a ser peor"

Muchos son conscientes de que era necesario imponer medidas más estrictas para reducir los contagios e incluso apostaban por otras más duras. "Yo hubiera puesto 15 días de confinamiento total o toque de queda a las 22.00", proponía Quique, para garantizar que funcionara. Precisamente, algunas comunidades autónomas han pedido esta última medida, que ha quedado pendiente este jueves y que ya se aplica en otras ciudades europeas como París. "La gente se va a juntar en sus casas y va a ser peor", temía Noelia, que aseguraba que no van a notar las restricciones en su día a día porque "no hemos salido". Quique lamentaba que tiene ahora dos semanas de vacaciones y no podrá hacer nada.  

Citas canceladas en las peluquerías

Ana Cristina Belanche, en su peluquería de Malpica, Utebo, peina a María José Bernabé.
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Los negocios de la zona de Malpica empezaban a notar ya la pérdida de clientes procedentes de las zonas confinadas. "A las 9.30 tenía a una clienta de Casetas y no ha venido", reconocía Ana Cristina Belanche, de Peluquería Cris, secador y cepillo en mano. "Esta tarde tengo a gente de Garrapinillos y supongo que tampoco vendrán", otro de los barrios rurales confinados. El fin de semana se concentra buena parte del trabajo. Incluso tenía el sábado otra de una comunión de las retrasadas varias veces desde el estado de alarma con la que tampoco cuenta. "Menos mal que las de este viernes son todas fijas y de aquí", decía. Tampoco creía que la medida sirviera del todo para frenar los contagios porque coincidía en que "la gente se va a seguir reuniendo en sus casas".

María José Bernabé sí que había acudido a su cita en la peluquería, pero no sabía si podría ver a sus hijos este fin de semana. Ella vive en Malpica, pero sus tres hijos residen en Casetas, Monzalbarba y Alagón. ¿Puedo ir a ver a mi hijo que vive en Alagón y no puedo ir a ver al de Casetas", se preguntaba. "Hacemos más vida en Casetas y ahora tampoco puedo ir a comprar", lamentaba, sobre la situación en que quedaban los vecinos de Malpica.

"¿Puedo ir a ver a mi hijo que vive en Alagón y no puedo ir a ver al de Casetas?"

A la clienta también le resultaba chocante que los caseteros no pudieran ir a Utebo pero sí bajar a Zaragoza que está más lejos. A la inversa, los uteberos podían irse al Pirineo, pero no a Casetas, como había puesto de ejemplo el Ayuntamiento de Utebo en sus redes sociales ante las dudas de los vecinos "rodeados" de otros barrios rurales como Garrapinillos, Monzalbarba y Alfocea. La alcaldía de Casetas también llevaba dos días intentando aclarar cada caso concreto.

Mucho material para el programa Oregón TV de la televisión autonómica que ha elegido desde hace unos años estas dos poblaciones para protagonizar una parodia sobre los enfrentamientos entre pueblos vecinos, aunque en este caso, la situación da para pocas bromas porque los contagios de covid siguen disparados en Aragón. Los datos de este jueves arrojaban 1.081 nuevos positivos, 662 de ellos, en Zaragoza la provincia.

Clínica dental entre dos municipios

Clínica dental en Malpica, Utebo.
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En la clínica dental de la zona fronteriza quedaba claro lo unidos que están los dos municipios, pese a la rivalidad amistosa que se mantiene históricamente entre uteberos y caseteros. "Por una calle se puede cruzar de uno a otro", explicaba Cristina Consuegra, que al poner el nombre de la consulta incluyó el de las dos localidades. Utebo Dental Casetas se encuentra en la zona que une a ambos, una situación que le sorprendió a esta odontóloga malagueña.

La consulta lleva dos años abierta y sus pacientes vienen tanto de Utebo como de Casetas y del entorno. Desde que se anunciara el confinamiento perimetral ha recibido numerosas llamadas de los clientes preguntando si podían ir. No estaba segura de si las nuevas restricciones serían la solución al récord de contagios, pero tiene claro que "si confinan del todo nos vamos todos a la ruina". 

El confinamiento remata a algunas cafeterías

Bar Los Pirineos de Malpica, Utebo.
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Más complicada es la situación de los bares de la zona, que arrastran como todo su sector en Aragón las pérdidas de la pandemia. Algunos hacían cuentas y creían que con la aplicación del nivel 3  de alerta el próximo lunes que incluye nuevas restricciones ya no podrían levantar la persiana. "Nos destroza por completo y yo probablemente no pueda volver a abrir el lunes porque no podremos llegar a fin de mes, pagar el alquiler, la luz, los autónomos...", confesaba Miguel Ángel, detrás de la barra del Bar Pirineos de Malpica. "Es un bar de toda la vida, de barrio, con clientela fija", explicaba, pero que ha ido reduciendo el consumo a medida que ha avanzado la pandemia. 

Aunque tiene terraza, creía que no le resultará rentable el lunes, cuando tenga que pasar de seis mesas a tres. Tampoco le solucionaba solicitar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE)  y la única vía que veía para mantenerse era que se concedieran ayudas directas al sector como ha reclamado el colectivo, que ha pedido socorro tras el anuncio de las nuevas limitaciones para la semana que viene. 

"La gente está en un mar de dudas", resumía el hostelero sobre la situación que se vive estos días y que parece que va para largo.

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