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"Propuse que fuéramos valientes y nos abriéramos para contar el Labordeta desconocido"

El largometraje documental 'Labordeta, un hombre sin más' se estrenará comercialmente el próximo 23 de septiembre en cines de toda España

Imagen del documental de Paula Labordeta y Gaizka Urresti, con José Antonio Labordeta de espaldas.
Imagen del documental de Paula Labordeta y Gaizka Urresti, con José Antonio Labordeta de espaldas.
U. P.

‘Labordeta, un hombre sin más’ llegará a las pantallas comerciales de toda España el próximo 23 de septiembre. La película documental sobre José Antonio Labordeta que han codirigido su hija Paula y Gaizka Urresti se ha venido fraguando en los últimos años, y ha cristalizado en un trabajo de 94 minutos que desarrolla una narración intensa, emotiva y minuciosa del hombre, más allá del nombre; prima la semblanza de José Antonio sobre la glosa de Labordeta, el personaje público.

“Hacer un documental sobre mi padre -explica Paula Labordeta- es una ilusión que surgió en la despedida, cuando 50.000 personas pasaron ante su féretro. Pensamos que era mejor dejar pasar un tiempo prudencial, eso sí, porque sus cuatro últimos años fueron muy duros, llenos de dolor por la enfermedad. Nos dimos cuenta del amor brutal que había por Labordeta; no es solamente el ‘Canto a la libertad’, el ‘Somos’, aquel ‘a la mierda’ en el Congreso o ‘Un país en la mochila’… es un conjunto de cosas que formaban parte de la persona, una persona frágil que enseñamos en la película”.

"Hacer un documental sobre mi padre es una ilusión que surgió en la despedida, cuando 50.000 personas pasaron ante su féretro"

La decisión sobre el momento y el perfil de aproximación a la figura del docente, cantautor, político y hombre de familia era firme en la realizadora aragonesa, pero llevarla a la práctica requería de arrestos y una asunción del impacto potencial que generarían ciertas revelaciones. “Cuando empezó a tomar forma en mi cabeza hablé con mi madre y mis hermanas y les dije que había que hacer una película de Labordeta; ya había cosas hechas, que están muy bien además, pero hablan sobre todo del personaje más conocido”, apunta Paula, quien usa en ocasiones el apellido para dirigirse a su padre, un detalle tan chocante como entrañable.

La película documental de Paula Labordeta y Gaizka Urresti se estrenará en salas comerciales el 23 de septiembre

Ahondar en la figura de Labordeta es también un ejercicio de sincretismo, dada la cantidad de palos que tocó y el volumen de material disponible. “Yo propuse -recalca Paula- que fuéramos valientes y nos abriéramos para contar el Labordeta desconocido, que al final es el que hace que sea quien es. Entendí además que dirigirlo sola no era una buena idea; como necesitaba productor, enseguida acudí a Gaizka, amigo e incondicional apoyo de la Fundación Labordeta, uno de sus miembros iniciales. Le propuse además que la codirigiera conmigo y tardó cero coma cinco segundos en decir que sí”.

Retraso bien aprovechado

Gaizka recuerda que la idea inicial con el documental era estrenarlo en 2020. “Se había elegido ese año por ser el décimo aniversario del fallecimiento de José Antonio, en 2019 estaba casi todo rodado, pero vino la pandemia; seguimos con el montaje, pero no llegábamos tal y como queríamos, y la verdad es que en ese contexto, con mascarillas y aforos limitados, hubiera sido un estreno triste. Al final acabamos grabando más escenas, incluyendo el final, y tomamos decisiones tranquilamente: rehacer el montaje, ampliar la documentación, rescatar nuevos materiales que han acabado en el metraje final… también unos vídeos en Super 8 de la familia Labordeta que Paula encontró por casualidad, buscando unas fotos”.

Paula puntualiza igualmente que hay momentos en la vida de su padre especialmente difíciles de explicar visualmente, ya que no se cuenta con muchas imágenes de ellos. “Hablamos de la relación con su hermano Miguel, los años del Niké… todo eso pudo contarse mejor gracias a esos hallazgos de última hora. Por otro lado, y gracias a nuestro montador Juan, planteamos una línea narrativa de conversación constante entre el pasado y el presente, y no solo con mi padre, sino también con mi madre o la persona que puntualmente habla de él en el contexto de la música, la literatura, la política, la familia… es un viaje físico y etéreo sobre su vida”.

El cineasta vasco recuerda otro hallazgo clave. “Juana, su esposa, encontró un diario mientras buscaba entre libros y cuadernos de anotaciones. Ese diario ha acabado vertebrando el relato, y no es una memoria; este texto recordaba las cosas en presente, relatándolas desde el momento en el que está escrito”. “Exacto, acaba siendo otro protagonista del documental -explica Paula- y especialmente en la alusión a momentos en que no tenía tanto protagonismo mediático, a principios de su exposición pública y hasta 1978, cuando deja de escribirlo”.

Aragón en la piel

La película también viaja por Aragón, una tierra que el protagonista del filme lleva en la mochila, la epidermis, el corazón y la cabeza. “Hemos querido transmitir eso, lo que José Antonio sentía -apunta Urresti- y por eso aparecen carreteras, conciertos en pueblos y una militancia aragonesista única, que trasciende lo político para instalarse en lo afectivo”. “Es un amor al paisaje y al paisanaje que se abre en Canfranc, una de sus primeras luchas y también una gran bandera rota para él; otra de ellas sería Jánovas, la petición de la autovía a Teruel que provocó aquellas risas de los diputados en el Congreso y el enfado que llevó a aquel ‘a la mierda’... también contamos que a Jorcas iba cada 15 de agosto a cantar, estuviera donde estuviera”.

Los dos directores de la película revelan que el secretario de Labordeta en el Congreso, Paco Pacheco, explicaba que ese sentimiento de amor por Aragón lo extendía su jefe a toda España. “Ya hablaba de la España vacía hace cuarenta años, también hace veinte en Madrid, y no solo peleaba por Aragón sino también por esos otros puntos del país sin trenes decentes, autovías o servicios básicos. Peleaba por Soria, por Cuenca, por quien lo necesitara”.

Juana de Grandes muestra el diario de su marido a las tres hijas del matrimonio: Ángela (izquierda), Ana y Paula.
Juana de Grandes muestra el diario de su marido a las tres hijas del matrimonio: Ángela (izquierda), Ana y Paula.
F. L.

Semblanza de un aragonés internacional

Paula Labordeta hace hincapié en otro rasgo de carácter que adornaba a su padre. “Sale en el diario, y mi madre lo recuerda; a mi padre le dolía Chile bajo el yugo de Pinochet, Vietnam… podía haber nacido en cualquier lugar del mundo y creo que también hubiera peleado por los que tenía alrededor. Desde su postura nacionalista, apostaba por abrir fronteras, no cerrarse. Y huía de lo ceremonioso: cuando le decían que el ‘Canto a la libertad’ tenía que ser el himno de Aragón, siempre respondía que los himnos los hacían los borrachos, antes de recordar que conocía a unas monjitas en Chile que lo cantaban; entendía que no podía ser un canto local. Cuando hablaba de ‘Andalán’, por ejemplo, recordaba que quien le insufló la idea de escribir en clave aragonesista fue Eloy Fernández Clemente, porque lo primero que escribió en la revista fue un artículo sobre Bob Dylan”.

El papel de su hermano Miguel también tiene un hueco relevante en el metraje de esta película sobre Labordeta. “Con 10 años mi padre ya escribía poesía -explica Paula- y mi tío Miguel, que le llevaba muchos años, le dejó leer toda su biblioteca y le explicaba las cosas con calma. Por eso quiso ser escritor y poeta. Venía de una familia pequeñoburguesa, al fin y al cabo, y fue al llegar a Teruel cuando empezaron a despertarse en él otras inquietudes, al ver la dura vida de los masoveros; fue entonces cuando grabó el primer disco. José Sanchís Sinisterra, el autor de ‘¡Ay, Carmela!’, Paco Ibáñez o Raimon le ayudaron a entender que cantando sus poemas podía llegarle a la gente”.

En la película también se quiere trascender del ‘a la mierda’ en sus ocho años como diputado. “Claro, también recordamos cuando leyó a Aznar una poesía de su hermano Miguel; era una persona culta que para condenar la guerra de Irak recurrió a los versos. Era socarrón, sí, ahí se identifica con un cliché aragonés, pero también muy divertido, y una persona muy culta”, explica Gaizka Urresti.

La película también se detiene en la conexión que exhibía Labordeta con la gente en los capítulos de la serie de televisión ‘Un país en la mochila’. “Sí, hay un par de fragmentos reflejados, suficiente para mostrar esta respuesta que generaba; le contaban cosas que quizá no le hubieran dicho a otros. Es la reacción que provocaba a los desconocidos, una especie de confianza instantánea”.

Voces diversas para entender a Labordeta

En el metraje final hay muchos testimonios, desde el mentado Eloy Fernández Clemente a Juana de Grandes, su esposa, pasando por sus hijas Ángela, Ana y Paula y sus nietas, las mellizas Marta y Carmela. Y no faltan los recuerdos a las cenas y fiestas de sus amigos más fieles, especialmente las que aún se organizan en el restaurante Casa Emilio de la Avenida de Madrid, establecimiento que ha llamado Labordeta a su comedor principal.

José Antonio Labordeta en distintos momentos de su vida.
José Antonio Labordeta en distintos momentos de su vida.
F. L.

“Allá se ríe, se bromea, se cotillea, se canta -explican Paula y Gaizka- y va llegando gente invitada. Una vez fueron Juan Aguirre y Eva Amaral, y tras la cena empezó un clamor para pedirle a Eva que se cantase algo. Eva, con timidez, preguntó si había alguna preferencia, y mi padre se levantó y dijo “no cantes, Eva. A ver, tú -dijo a uno de los presentes- ¿qué eres, médico? Pues receta, receta”. 

Paula recuerda al hilo de esta anécdota una frase que define la relación de sus padres. “Mi madre le enseñó a mi padre lo que era la familia, y mi padre le enseñó a mi madre lo que era la amistad; decía que los amigos son como las tablas de un puente, que te franquean el camino, y que cuando una tabla falla, te caes. Para él, los amigos eran fundamentales; tenía los de siempre, como Eloy, Gonzalo Borrás o Emilio Gastón, y fue sumando gente de otras generaciones como Luis Alegre, Ismael Grasa, Félix Romeo… mi tío Miguel, de hecho, también era de juntar generaciones”.

A lo largo del filme, además de Juana de Grandes y las tres hijas del matrimonio, aparece una pléyade de amigos y allegados: Ismael Grasa, Santiago Marraco, Nacho Escuín, José Sanchís Sinisterra, Pepe Melero, Miguel Mena, Antón Castro, Eloy Fernández Clemente, Luis Pastor, Luis Alegre, Rosa Montero (que acudirá al preestreno del 19 de septiembre en Madrid), Olga Viza, Mariano Anós, Antonio Pérez Lasheras, Ignacio Martínez de Pisón y María José Hernández.

Preestrenos y estreno

La película (coescrita por la dupla directora, Ángela Labordeta y Miguel Mena) tendrá un preestreno por invitación el jueves 15 de septiembre en la sala 4 de los zaragozanos cines Palafox. El día 19, que coincide con el decimosegundo aniversario de la muerte de José Antonio, el preestreno será en Madrid, en el Teatro de Bellas Artes, con aforo más limitado y también por invitación: allá contaremos con María José Hernández cantando ‘Mar de amor’ y Amaral haciendo el ‘Canto a la libertad’.

El viernes 23 es la fecha del estreno comercial en toda España. “Buscaremos la mayor distribución posible -explica Gaizka Urresti- y ya tenemos salas confirmadas en Valencia, Barcelona y Madrid. Queremos llegar al menos a las 30 salas en España, y exhibirla igualmente en todos los puntos comerciales que podamos en Aragón. Cuando acabe su paso por salas llegará a la televisión y las plataformas, ya veremos en dónde, y luego pensamos ir pueblo a pueblo, como el propio Labordeta, que pueda verla el mayor número de gente posible. Ojalá pasemos el verano que viene como hizo HERALDO, recorriendo los 731 municipios aragoneses, con el proyector a cuestas”.

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