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Comercios al aire libre, sin problemas de aforo, pero en plena ola de frío

En la calles de Zaragoza se emplazan quioscos de flores, de prensa o puestos de mercados que trabajan aunque el legado de la borrasca Filomena todavía se sienta.

Silvia Padilla se asoma en el quiosco de flores de la plaza de los Sitios.
Silvia Padilla se asoma en el quiosco de flores de la plaza de los Sitios.
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No hacen falta dedos de una mano para contar la temperatura en la calle: 0ºC. Son muchos los gremios que trabajan al aire libre y que estos días no cesan su actividad. Personal de limpieza, cuerpos de seguridad o jardineros forman parte de ese largo etcétera. En las calles de las ciudades y pueblos se descubren comercios que no son tiendas, comerciantes que aguantan con la persiana arriba llueva o nieve.

Un manto blanco resiste sobre los parterres de la plaza de los Sitios, ya que todavía permanecen vallados desde la renovación del césped. A pesar de la invernal estampa, en un rincón de la plaza las flores lucen casi como en primavera. Por ejemplo, macetas de ciclamen que dan la nota de color. Son de la floristería Siete Flores, junto a la calle de Joaquín Costa. "La venta está tranquila después de lo que ha caído este fin de semana", indica Silvia Padilla desde el interior del quiosco, que el sábado y domingo estuvo cerrado por precaución, dadas las condiciones.

Con abrigo, gorro y bufanda espera a sus clientes. "Esto es un quiosquito, quieras que no se cuela el agua, se mojan cosas, las plantas se hielan…", expone Padilla. Precisamente, alguna planta sufre los días de mucho frío, apuntan desde este establecimiento: "Las de exterior aguantan mejor que las de interior. Es cierto que el género siempre es fresco porque no podemos acumular grandes cantidades. Incluso, la planta de interior no llega a sufrir porque no pasa mucho tiempo con nosotras".

"Hay mucha gente que nos apoya y nos hace compritas, aunque sean pequeñas"

"La pandemia nos podría tratar mejor, pero también nos podría tratar peor. No nos vamos a quejar", considera Silvia Padilla, de la Floristería Siete Flores. En este negocio analizan que los clientes han cambiado su modo de comprar: "Hay mucha gente que nos apoya y nos hace compritas, aunque sean pequeñas. Se acuerdan de nosotros en esta situación". Tras el confinamiento, han comprobado que la gente quiere decorar más las casas. Además, celebran que en su caso no tengan problemas de aforo, porque no es un espacio cerrado.

Ese aspecto también se valora en el quiosco de la plaza Roma. Este fin de semana, entre tanto blanco, también resaltaron flores en este enclave de la ciudad. "Enero floja la demanda, pero diciembre ha sido un buen mes", celebra Juan Pedorado, su responsable, que agradece la fidelidad de su clientela. En invierno meten las flores en cajas y las cubren, además, dicen que no recurren a calefacción porque puede repercutir de forma negativa al género.

Fabio Blasco, detrás del mostrador del quiosco de prensa de la glorieta de Sasera.
Fabio Blasco, detrás del mostrador del quiosco de prensa de la glorieta de Sasera.
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En cambio, la instalación de aire con combar de calor y una estufa eléctrica son los aliados de los vendedores del quisco de prensa de la Glorieta de Sasera. Fabio Blasco considera que, a raíz de las restricciones, "la gente es más ordenada y todo es más armónico, lo que permite atender mejor". En este comercio han percibido que ha aumentado la recarga de tarjetas para el autobús y el tranvía. Ese servicio se ha intensificado también con la llegada de la borrasca Filomena. Abren la hojas del puesto a las 7.15 o 7.30 y Blasco asegura que se aprecia el frío: "Mi compañera me ha dicho que este lunes por la mañana todavía había hielo".

"La nieve fue también un altavoz"

De primera mano vivieron Filomena en el mercado agroecológico de la capital aragonesa, donde solo se instalaron cuatro puestos. Javier Máñez fue uno de ellos. AlgunAs de las personas que asiduamente le van a comprar se sorprendieron de que estuviera pese a la nevada y él también de que acudieran a primera hora de la mañana. Junto a ellos, muchos ciudadanos que fueron al entorno de la plaza del Pilar a jugar con la nieve y se encontraron con el mercado. "La nieve fue también un altavoz", opina Máñez.

Javier, de Caspe, llegó a Zaragoza -donde estudia su hija- un día antes dada la previsión meteorológica, en cambio, otros compañeros no pudieron desplazarse. Este productor también apunta a las heladas en el campo como otra posible causa de la ausencia de muchos, ya que no podrían recolectar el género. En el mercado agroecológico están acostumbrados a sufrir el frío. "Alguna vez se me han congelado las lechugas después de sacarlas de la furgoneta", concluye Máñez.

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