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De compras con Baltasar: ¿dónde se puede encontrar mirra y para qué sirve?

Esta sustancia se usa para la higiene bucal o el cuidado de la piel, entre otras aplicaciones.

Eduardo Sanz Lagunas, muestra la mirra que se llevó Baltasar.
Eduardo Sanz Lagunas, muestra la mirra que se llevó Baltasar.
M.M.M.

Prefiere que no se le describa para que no pueda ser identificado por la calle, pero accede a que se diga su nombre: se llama Baltasar. Este Rey Mago lleva unos días de escándalo. Entre las peticiones de las cartas, encuentra un momento para conseguir el regalo por el que se le conoce, la mirra. Él sabe dónde se compra y bien conoce sus propiedades.

"Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra", se lee en el versículo 11 del segundo capítulo del Evangelio de San Mateo. Entonces, hace más de 2000 años, ya se conocían algunas de sus facultades, como "su capacidad antinfecciosa", desvela Eduardo Sanz Lagunas, presidente de la Asociación de Herbolarios y Ecotiendas de Zaragoza. Precisamente, se puede encontrar en los herbolarios y en algunas tiendas de artículos religiosos.

Sanz la busca en los lineales de La Salud, en la calle de San Vicente de Paúl, y le entrega un saquito a Baltasar, quien lo abre. En su mano sostiene unas lágrimas irregulares y de color amarronado que desprenden un característico aroma, que pronto se adueña de las fosas nasales de los presentes. Ese es el resultado del secado de la sustancia resinosa que procede de un árbol. "Se obtiene haciendo una incisión en la corteza del Commiphora myrrha o Commiphora Abyssinica", cuenta Sanz Lagunas, una especie autóctona que nace en algunas zonas de África, como Somalia.

Esta sustancia, procedente de un árbol con raíces en África, se usa para la higiene bucal o el cuidado de la piel, entre otras aplicaciones.
"Era uno de los componentes para la elaboración de perfumes, incienso, ungüentos, medicinas y para diluir tinta en los papiros"

"Era muy valorada en la antigüedad, ya que era uno de los componentes para la elaboración de perfumes, incienso, ungüentos, medicinas y para diluir tinta en los papiros", recuerda Eduardo. Se usaba también para embalsamar a los muertos, según sostiene Sanz Lagunas y se extrae del Memorial literario instructivo y curioso de la Corte de Madrid, de 1796, que se encuentra en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional.

A estas utilidades se le suman otras, como medicina para animales. En El Correo Mercantil de España y sus Indias se detalla una receta para terminar con la "glosantrax" - "una enfermedad en la lengua o el paladar" contagiosa y que padecían bueyes, vacas, cabellos o camellos-. En esa publicación del 28 de agosto de 1794 se concreta que se debe "frotar la llaga con una mezcla de mirra, aloes y de miel rosada, o de miel común que es más barata".

Algunos de esos usos han cambiado en la actualidad. El olor natural que ofrece cuando se quema "ayuda a relajar a las personas de manera inmediata y su sensación de bienestar es mucho más fuerte que tomar un calmante", agrega el responsable de La Salud. Además de la forma natural, se pueden encontrar mirra en varias versiones, por ejemplo, en forma de colutorio o dentífrico, ya que "en el enjuague bucal se emplea como antiséptico, alivia posibles llagas e infecciones dentales", explica Sanz.

No obstante, la fórmula en aceite esencial, que se obtiene al destilarse, invita a darle un uso más extendido. También se aplica sobre la piel, aunque es necesario diluirlo en con otro aceite vegetal para evitar irritaciones. "Es recomendable cuando se sufre algún tipo de infección tópica, para regenerar la piel o para acelerar la curación de los granos originados por el acné", apunta el presidente de la entidad de herbolarios. Además, es utilizado como remedio para el cuidado del pelo: "La mirra purifica y limpia el cuero cabelludo. Además, sus propiedades antifúngicas ayudan a combatir la grasa, la caspa y la caída del pelo".

Por último, Eduardo Sanz Lagunas expone que se demanda como un estímulo para la circulación sanguínea, "por lo tanto, colabora a tratar manchas, sequedad o arrugas, así como la degeneración de los tejidos", concluye.

A Melchor se le atribuyó el preciado oro y, al parecer, Gaspar optó por otra sustancia resinosa como es el incienso. Por su parte, a Baltasar le recayó la mirra, un regalo que parece un tanto menos usual que el de sus compañeros de viaje, pero que, siglos más tarde, sigue encontrando una aplicación para el día a día y en las tiendas de las ciudades.

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