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Emprendimiento en la comarca Campo de Belchite: supermercado, guardería canina y una granja de gallinas

Detrás de cada uno de los proyectos hay sobre todo muchas ganas e ilusión de tres vecinos por sacar adelante unos negocios en los que creen.

Arriba, a la derecha, Noelia Tello, y a la izquierda, David Bautista. Ababjo, Noelia Ibañez, en la granja de gallinas camperas que ha montado en Lécera.
Arriba, a la derecha, Noelia Tello, y a la izquierda, David Bautista. Abajo, Noelia Ibáñez, en la granja de gallinas camperas que ha montado en Lécera.
Heraldo.es

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus no tiene por qué frenar el emprendimiento rural y un buen ejemplo de ello son los proyectos que se están poniendo en marcha en la comarca Campo de Belchite. Tres de ellos -un supermercado y una guardería canina en Belchite y una granja de gallinas camperas en Lécera- se han presentado en la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Comarca Campo de Belchite (Adecobel), el grupo de acción que gestiona la estrategia de desarrollo local participativo de esta zona y las ayudas Leader.

Tal y como destaca el gerente de Adecobel, Rubén Serrano, durante estos meses de covid ha habido siete iniciativas de empresas que quieren modernizarse junto con la creación de nuevas compañías. "En un territorio tan pequeño como Campo de Belchite, con 5.000 habitantes repartidos en 15 pueblos y de normal con poca actividad económica, han seguido invirtiendo y tirando para adelante. El nivel de emprendimiento puede ser muy similar a años anteriores", subraya.

Detrás de cada uno de los proyectos -que cuentan con subvenciones a fondo perdido- hay sobre todo muchas ganas e ilusión de tres vecinos por sacar adelante unos negocios en los que creen. Estas son sus historias:

"Abrir un supermercado en Belchite ha sido volver a mis raíces"

Noelia Tello en el supermercado que acaba de abrir en Belchite.
Noelia Tello en el supermercado que acaba de abrir en Belchite.
N. T.

Para Noelia Tello, vecina de Belchite, la pandemia le ha 'servido' de empujón para montar su propio negocio: un supermercado -Aliprox-, franquicia de Eroski, que abrió hace una semana. Hasta marzo trabajó en una empresa privada de la localidad y desde entonces estaba en ERTE. "En ese tiempo, cerró otro comercio y me decidí a abrir este", comenta.

El mundo de la alimentación y la droguería no le son ajenos; todo lo contrario. Su madre empezó con un establecimiento en el pueblo viejo de Belchite y, posteriormente, montó un supermercado. Así que, como dice, para ella ha supuesto "volver a mis orígenes". "Era un proyecto que me apetecía. Me he criado prácticamente en la tienda y ahora me encuentro con antiguas clientas de mi madre", añade.

Lo que también tenía claro es que le encanta su pueblo y que no quería tener que desplazarse cada día a Zaragoza por trabajo. "Aquí hay pocas compañías y la opción que vi es abrir el supermercado", admite. 

El establecimiento está ubicado en el centro de la localidad, cuenta con cerca de 200 metros cuadrados (150 metros de sala de ventas y otros 40 de almacenes) y más de 2.000 referencias. Para ello ha tenido que hacer una inversión económica "importante", que en tiempos de pandemia "es para pensárselo". 

La acogida de los vecinos está siendo "muy buena" y ella está muy ilusionada con dar servicio al pueblo apostando por el comercio local. "Me gustaría que la gente no se tenga que desplazar tanto a Zaragoza a la hora de comprar. Además, todo el mundo me decía que en esta parte de Belchite se necesitaba una tienda de alimentación y droguería", concluye.

"Quiero que el sabor de los huevos de mi granja de gallinas camperas te lleve a la infancia"

Noelia Ibañez en la granja de huevos camperos que está montando en Lécera.
Noelia Ibáñez en la granja de huevos camperos que está montando en Lécera.
N.I.

La joven Noelia Ibáñez, de 23 años, también sabía que quería vivir en el pueblo, en este caso en el de Lécera, de donde es su padre, agricultor. Hasta hace dos años residía en Zaragoza -donde ha vivido siempre junto a su familia- y acababa de terminar un grado medio de peluquería cuando se sacó el carné de conducir y dijo: "Me vengo para el  pueblo".

Dicho y hecho. Empezó a trabajar en una peluquería del municipio y a primeros de enero tendrá ya en marcha una granja de gallinas camperas; un proyecto que lleva gestando dos años tras hacerse joven agricultora. "La estructura está toda montada. Me falta el permiso veterinario y el de Sanidad. Cuando me den el ok, llenaré la granja con las gallinas, que son de Pinseque", comenta.

Se trata de animales que van a ser criados "como antiguamente", en libertad. Solo las encerrarán por la noche. Ella será la encargada de todo el trabajo: darles de comer, recoger los huevos, clasificarlos, empaquetarlos y, por último, repartirlos entre sus posibles clientes. "Espero que me vaya bien y vender todos los huevos. Quiero que sea un sabor que te lleve a la infancia. Los de jaulas no saben así", dice Noelia, que ha contado con el respaldo de su padre a la hora de embarcarse en este proyecto viendo que "hay un nicho de negocio".

La granja está distribuida en dos naves -de 60 metros cuadrados cada una- y tiene una capacidad para 1.080 gallinas camperas. Han invertido más de 100.000 euros y cuentan con subvenciones de la DGA y de Adecobel. "Está a un kilómetro del pueblo y se empezó a montar en abril (durante el confinamiento)", explica.

En estos momentos, ya cuenta con dos tiendas de la capital aragonesa que están esperando a que abra la granja para poder vender los huevos de sus gallinas. También está interesada otra de Albalate del Arzobispo y gente particular del pueblo. "Tengo muchas ganas. Me gustan los animales y la libertad del campo".

"No hay ninguna guardería canina en la comarca y se demanda"

David Bautista, en la guardería canina que está montando en Belchite.
David Bautista, en la guardería canina que está montando en Belchite.
D. B.

El mundo de David Bautista gira en torno a los perros. Desde los 26 años ha trabajado con estos animales en una guardería canina en Pinseque y ahora, con 44, abrirá una propia en Belchite a principios del próximo año. El proyecto está "muy avanzado" y si no hubiera sido por los meses de confinamiento ya estaría en funcionamiento.

"Soy de Zaragoza y mi hermano es párroco del pueblo. Por diversos motivos elegí este sitio para vivir. La comarca es el mayor bosque de olivos de todo Aragón. La paz y la tranquilidad que hay aquí es imposible conseguirla en la ciudad. Además, sin ninguna contaminación acústica ni lumínica. También los terrenos son más asequibles para lo que era mi economía. La normativa para montar una guardería canina es muy estricta y lo que buscaba cerca de Zaragoza no daba con las condiciones y el que estaba bien era a unos precios inalcanzables", explica.

Para materializar su proyecto -en el que lleva trabajando dos años- ha comprado un terreno de unos 6.000 metros cuadrados que está a unos tres kilómetros del pueblo. Cuenta con una capacidad para 80 plazas tanto para canes de particulares como para abandonados. "El fin de todo este proyecto, si todo va bien tal y como espero, es dejarlo para los perros abandonados el día que me jubile. Hay muchísimo abandono y no hay ningún control en lo que es la cría", critica David, al tiempo que avanza que con el Ayuntamiento de Belchite "hay previsto" firmar un convenio para la recogida de perros abandonados de la comarca.

El coste de las instalaciones ronda los 70.000 euros y cuenta también con financiación a través de Adecobel. "He puesto toda la carne en el asador: ahorros, esfuerzo, créditos... Creo en mi proyecto, lo tengo claro y incluso con expectativas de ampliación en un futuro. No hay ninguna guardería canina en la comarca de Belchite y se demanda", afirma convencido. De hecho, indica, ya tiene clientela esperando de los años que llevaba trabajando en este sector.

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