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El café de madres emprendedoras que ha terminado en un apoyo al comercio de Santa Isabel

Emprendedoras Santa Isabel es un grupo de mujeres que impulsa el consumo en los comercios de su barrio y dar a conocer las historias de emprendedoras locales.

Rodríguez Pascual, Belenguer Jurado, Castelló Ayet y Bueno Tabullo, alma de Emprendedoras Santa Isabel.
Rodríguez Pascual, Belenguer Jurado, Castelló Ayet y Bueno Tabullo, alma de Emprendedoras Santa Isabel.
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Dejaron a sus hijos en el colegio -van a la misma clase- y se fueron a tomar un café. Vanessa contó que era ‘coach’ vocacional. Beatriz, que organizaba carritos de chucherías en eventos y hacía manualidades. Yolanda desveló que era serigrafista. Y otra Vanessa, que gestionaba actividades culturales. Estas fueron algunas de las historias que se pusieron sobre la mesa junto a las tazas. Así nació Emprendedoras Santa Isabel (ESI), un grupo de mujeres que buscaban un apoyo mutuo y resaltar el potencial comercial de este barrio de Zaragoza.

"Nuestro proyecto era muy ambicioso, porque iba a ser el tercero en España con este modelo, tras uno en Madrid y otro en Barcelona", recuerda Vanessa Rodríguez Pascual. Esa exclusividad les llevó a ser seleccionadas entre miles de ideas de todo el país y a ganar un premio el año pasado: la beca que otorgan Casa Argal y Telecinco, 5.000 euros, les ayudó a despegar.

Además de la posibilidad de asociarse han creado la red de 'comercio amigo'. Se trata de un conjunto de establecimientos de las calles de Santa Isabel que han respondido a la llamada de estas emprendedoras. "Ya que habíamos trazado ese enlace con algunas empresarias se nos ocurrió abrirlo a todos los comercios y elaborar una especie de colaboración, en la que nosotras fomentábamos el comercio local y ellos, a cambio, favorecían a nuestras socias en sus compras", explica Beatriz Castelló Ayet.

"Todas tenemos niños y no queremos que dentro de 10 años la mitad de los locales estén vacíos y las calles muertas"

Por ello, el consumo local es uno de los cimientos sobre los que se edifica la asociación. "Todas tenemos niños y no queremos que dentro de 10 años la mitad de los locales estén vacíos y las calles muertas. Queremos un barrio vivo, que haya gente paseando y comprando... y para eso tiene que haber tiendas- sostienen con preocupación-. Además, estás dando trabajo a personas de proximidad y de tu entorno, te evitas coger el coche, gastar gasolina e ir a una gran superficie". A pesar de su temor por el futuro, celebran que la mayoría de las tiendas del barrio sobreviven a la tormenta del coronavirus, coinciden que "van aguantando de una manera u otra".

"Santa Isabel es un barrio muy comprometido con el consumo local"

Rodríguez Pascual, vinculada con Santa Isabel desde hace 18 años, considera que "es un barrio muy comprometido con el consumo local". “Por ejemplo, el material escolar lo compramos en las tiendas de la avenida o en la papelería de toda la vida”, dicen casi al unísono. Un carácter que ha sido posible gracias al trabajo de la asociación de vecinos, la de comerciantes o la asociación de mujeres. 

La pandemia interrumpió el periplo por las tiendas del barrio para darse a conocer, no han podido poner ni las pegatinas en los escaparates. También ha dejado en el tintero proyectos como un 'cowoorking' femenino, en el que se pudiera trabajar y dispusieran de recursos para conciliar la vida personal y profesional. A eso se sumaba un espacio para formaciones y talleres, actividades que han organizado pese a la pandemia, tanto a través de las plataformas digitales como en el Centro Cívico del barrio, donde les ceden una sala para reunirse. Han ofrecido dos tipos de formación, por un lado para enseñar aspectos funcionales -cómo emprender un negocio, ayudar a redactar proyectos y búsqueda de subvenciones o manejo de redes sociales-. A las que se han añadido talleres de actividades al margen de lo profesional para desconectar.

La variedad de perfiles les permiten abarcar diversos campos. En la asociación se encuentran autónomas o comisionistas que son abogadas, 'community manager', veterinarias, artesanas, profesoras, ilustradoras, educadoras infantiles, profesionales de cerramientos, farmacéuticas o fotógrafas, entre otras. Pagan una cuota de 30 euros al año, el único ingreso que perciben. "Necesitaríamos una ayuda para poder poner en marcha más iniciativas", sugiere Vanessa Bueno Tabullo.

"Ninguna de nosotras tenemos tienda, pero apostamos por el comercio", coinciden

En el futuro no descartan abrir ese espacio que plantearon al principio, pero tiene que ser en Santa Isabel. Hace unos días les surgió la oportunidad de establecerse en San Pablo y lo declinaron porque ellas apuestan por hacerlo en su barrio, aunque encuentran un contratiempo. "Sale mucho más económico irte al centro de Zaragoza que quedarte en Santa Isabel. Aquí el alquiler está en 600 euros como mínimo. Al fin y al cabo es una forma de empobrecer al barrio", concluye Yolanda Belenguer Jurado que se graduó el año pasado en el Semillero de Ideas del Ayuntamiento de Zaragoza.

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