DÍA DE ARAGÓN

Zaragoza 1982-2022: Cuarenta años para una nueva cartografía urbana

Desde aquellos años 80 en los que la ciudad lidiaba con la caótica herencia del desarrollismo franquista, Zaragoza se ha reinventado como gran urbe europea al calor de la Expo 2008, el AVE y la apuesta logística. 

El 23 de abril de 1982, HERALDO informaba de la paralización de unas obras de Industrial Química de Zaragoza, la factoría que puso su sobrenombre al barrio de La Almozara. Los vecinos ya habían protagonizado masivas protestas contra la contaminación. Aquella lucha fue el epítome del empuje de una nueva ciudad que se asomaba a la democracia sin haberse despojado aún del pesado corsé del franquismo.

Zaragoza era otra. El paseo de la Independencia lo atravesaban 10 carriles de coches y humo y se podía aparcar en la plaza del Pilar con la calma de no ser multado. Las fachadas renegridas por el humo del tráfico y los barrios forjados de forma desordenada al calor del desarrollismo dibujaban los perfiles de una ciudad de paso. Las instalaciones militares marcaban el ritmo de una ciudad en la que la soldadesca de uniforme recorría ufana los bulliciosos bares, cines y comercios del centro cuando tocaba día de permiso. Por delante quedaban 40 años de construcción de una nueva cartografía urbana.

La urbanización de Kasan, el germen del Actur, a principios de los 80.
La urbanización de Kasan, el germen del Actur, a principios de los 80.
Archivo Heraldo

El Actur: nace el nuevo barrio

"En los 80 hubo un cambio de rumbo". Lo cuenta el arquitecto y funcionario Ramón Betrán. En aquellos años, en torno a la semilla de Kasán, el Actur empezó a crecer con promociones sociales y gracias al atractivo que ejercían sus viviendas de nueva construcción en los habitantes de los barrios obreros. El arquitecto Ricardo Marco considera que ese nuevo barrio acaba con "la anarquía" que había guiado el crecimiento de la ciudad aquellos años. "Era una actitud planificada, con criterios funcionalistas, al estilo de la ciudad de Le Corbusier, con grandes avenidas", afirma. Sin embargo, advierte, esto al final puede deshumanizar.

El Actur subió a un tren de transformación imparable. Después llegó el campus universitario Río Ebro, el polémico desarrollo de la ‘salchicha’, donde se ubicó el centro comercial Grancasa, el primero de Zaragoza y, en tiempos recientes, la Expo 2008 y el tranvía, que cambiaron la relación del barrio con la ciudad para siempre.

El cuartel Sangenis de Zaragoza, en el año 1997.
El cuartel Sangenis de Zaragoza, en el año 1997.
Oliver Duch

La ciudad surge de sus cuarteles

Zaragoza no se entiende sin su historia militar. Por eso, la Operación Cuarteles se perfila como uno de los procesos determinantes para entender la ciudad de hoy: el Ayuntamiento de la capital se hizo con 16 instalaciones del Ejército en el casco urbano propiciando su conversión en equipamientos ciudadanos, muchos de ellos en los barrios tradicionales. Las conversaciones para que la ciudad se hiciera cargo de un gran número de edificios militares habían comenzado en los últimos años del franquismo y se concretaron en los 80."Empieza a haber equipamientos, como bibliotecas, centros de mayores, piscinas...", explica Manuel Arnal, presidente de la Federación de Barrios, (FABZ). Zaragoza cogía tono.

De la Operación Cuarteles viene la recuperación del palacio de la Aljafería, pero también de otros equipamientos como la Biblioteca de Aragón, la Filmoteca, las piscinas Gran Vía o el Centro de Historias. Las huellas de aquel proceso perviven hoy: estos días de abril está previsto que se inicien los trabajos para convertir el destartalado edificio de Pontoneros de Madre Rafols en una residencia universitaria.

Manuel Arnal: "El movimiento vecinal jugó un papel fundamental en la vida de los barrios. En muchos casos no había ni siquiera asfalto"

Manuel Arnal recuerda "la presión de los barrios populares" para lograr este proceso de transformación de la ciudad, sobre todo en los años 80 y en los 90. "El movimiento vecinal jugó un papel fundamental en la vida de los barrios. En muchos casos no había transporte público y había sitios sin ni siquiera asfalto, eran barrizales. Se luchó mucho para conseguir consultorios médicos y centros educativos", declara. La ciudad como resultado de la movilización social.

Obras de urbanización de Valdespartera en septiembre de 2004.
Obras de urbanización de Valdespartera en septiembre de 2004.
Alfonso Reyes/Heraldo

Hacia la gran urbe europea

Tras las conquistas de los 80, vinieron los tiempos del crecimiento al calor de los nuevos planes generales. El del 1986 puso cierto orden en el caos heredado del desarrollismo. La ciudad miró al Casco Histórico, que se comienza a recuperar en los 90 gracias a su plan integral, el popular PICH. Se abren calles (Vicente Berdusán, Tenor Fleta, la prolongación de Cesáreo Alierta hasta el flamante Príncipe Felipe...) o se estrenan nuevos parques (Torre Ramona, Delicias, La Paz...). Llega la polémica reforma de la plaza del Pilar, el Auditorio, Parque Goya e Independencia con sus amplias aceras y el tesoro de sus tilos... Casi todo con debates tan acalorados como estimulantes.

Ramón Betrán: "En los 80, Zaragoza era  provinciana y dura. Hoy es una ciudad agradable"

El PGOU de 2002, que cimentó la expansión hacia el sur en los tiempos de la burbuja inmobiliaria y la alta demanda de vivienda protegida, como demostró la rápida colonización de Valdespartera. En los albores del siglo XXI en Zaragoza se construiría como si no hubiera un mañana. Con reservas para edificar viviendas durante décadas, Zaragoza se estructura bajo el paraguas de sus cinturones, que definen los bordes de la nueva ciudad, y genera nuevos polos de dinamización económica, como la plataforma logística Plaza, que no ha dejado de crecer. El nuevo urbanismo trae la explosión de los centros comerciales en la periferia, con Puerto Venecia como bandera de los nuevos hábitos de consumo, mientras languidece el tejido comercial de la ciudad consolidada. "Antes había más variedad comercial, eso da un poco de pena", dice Betrán, que recuerda nostálgico esa ciudad desordenada pero vibrante bajo los luminosos de los cines del centro. Hoy solo quedan dos.

Momento histórico de la llegada del primer AVE a la estación intermodal de Zaragoza.
Momento histórico de la llegada del primer AVE a la estación intermodal de Zaragoza.
José Miguel Marco

El salto de la Expo y el AVE

Pero a Zaragoza le faltaba algo. Un salto. Tras la enésima movilización ciudadana, la ciudad toma la decisión trascendental de reubicar la estación ferroviaria en Delicias y cubrir las vías para abrir la puerta a un barrio de casi 4.000 pisos todavía hoy en construcción. Defensor del Portillo, Ramón Betrán aún se remueve al recordarlo. Para él, llevar la estación a Delicias "fue el precio que hubo que pagar para soterrar las vías". "Para una ciudad con cierta idea de proyección, que el tren pare en el centro es importante", dice.

Inauguración de la Exposición Internacional de 2008.
Inauguración de la Exposición Internacional de 2008.
Pedro Etura/Heraldo

"El punto de inflexión fue la Expo. La ciudad se puso a nivel, no tanto por la Expo como por el plan de acompañamiento", apunta Ricardo Marco. Más de mil millones de euros de inversión, la recuperación del tramo urbano del Ebro, el cierre de los cinturones, el puente del Tercer Milenio y el parque del Agua, un pulmón verde de 120 hectáreas, fueron un regalo. Los fallos, los edificios sin uso, el fracaso de la navegación o los achaques que ya aparecen enmudecen ante la disrupción urbanística y de proyección que supuso la muestra, que permitió a Zaragoza competir en la liga de las ciudades europeas de tamaño medio.

Ricardo Marco: "Tenemos una ciudad que no tiene nada que envidiar a ninguna otra europea"

"Fue un momento de euforia –comenta Marco– y se llegó a pensar en la ciudad del millón de habitantes". En los estertores de la era de ‘los grandes eventos’, aún hubo tiempo para trazar el eje del tranvía, una inversión millonaria que alteró no solo la forma de desplazarse por la ciudad, sino que propició una notable renovación urbana, especialmente en el Casco Histórico. Aunque la inercia empujó a la ciudad un tiempo, al final el pinchazo de la burbuja y la crisis hicieron que Zaragoza se tentara la ropa tras unos años con la lengua fuera. Arcosur y sus 22.000 pisos resultaron damnificados de aquel parón.

¿De estos 40 años ha salido una ciudad mejor? "En los 80, Zaragoza era provinciana y dura. Hoy es una ciudad agradable. El despeje de coches ha hecho muchísimo", explica Ramón Betrán. "Ha mejorado mucho. Tenemos excelentes infraestructuras, buena oferta cultural, una red de servicios públicos, pero tenemos que estar muy atentos. Hay bolsas de pobreza y grandes desequilibrios", comenta Arnal. Para Ricardo Marco, "si vas por la zona de la Expo, no piensas que estás en Zaragoza". "Tenemos una ciudad que no tiene nada que envidiar a ninguna ciudad europea", señala. La nueva cartografía urbana, que se abraza hoy a la movilidad eléctrica, a la digitalización y al urbanismo sostenible, al final mereció la pena.

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