Palacio de la Aljafería

Palacio de la Aljafería de Zaragoza
La Aljafería es, junto con la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba, una de las grandes joyas artísticas de la presencia musulmana en el sur de Europa y los mejores ejemplos de arquitectura andalusí que se conserva en España. La UNESCO declaró en 2001 Patrimonio de la Humanidad al arte mudéjar de Aragón, e hizo mención especial de la Aljafería por su relevancia; es sin duda un símbolo de la arquitectura civil aragonesa. El Palacio de la Aljafería de Zaragoza se erigió en el siglo XI como palacio de recreo de los reyes musulmanes que gobernaban la taifa de Sarakusta. La actual sede de las Cortes de Aragón ha llegado hasta nuestros días como el fruto de los diversos avatares de la historia. Ya desde sus orígenes musulmanes, como palacio taifal, científicos e intelectuales, encontraron en su mezquita un foro idóneo para el debate y el diálogo, rasgo extendido hasta nuestros días como epicentro de la política local en el día a día.
Fue residencia de recreo de los reyes musulmanes, y el paso del tiempo no ha apagado el brillo de una construcción que coincidió originalmente con el máximo apogeo político y cultural de la taifa. Los reyes cristianos de Aragón lo convirtieron en su residencia tras la reconquista de Zaragoza. Pedro IV amplió las dependencias en el siglo XV. También los Reyes Católicos fijaron ahí su residencia, mandando edificar un nuevo palacio sobre el ala norte del recinto. También ha sido recinto fortificado, sede y cárcel de la Inquisición y cuartel. El 4 de julio de 1931, la Aljafería fue declarada Monumento Nacional. En 1980 el Ayuntamiento de Zaragoza compró el palacio por 24 millones de pesetas y se comprometió a restaurarlo y crear un parque a su alrededor. En 1984, el Consistorio cedió a las Cortes un tercio del recinto para que se instalasen allá por un periodo de 99 años, y en 1985 se encargó a Luis Franco y Mariano Pemán el proyecto. El 6 de julio de 1987 se celebró el primer pleno de las Cortes en el palacio.