turismo

Aragón alcanza el centenar de cámpines: de la "ribera maña" a la fortaleza roja de ‘Juego de Tronos’

Esta opción de alojamiento es la que más crecía antes de la pandemia con picos de hasta 350.000 campistas al año en la Comunidad. Los gerentes confían en que este sea el verano "de la remontada".

El campin Victoria, en Jaca, en una imagen de archivo.
El campin Victoria, en Jaca, en una imagen de archivo.
Laura Zamboraín

Venían de años de récords incontestables y ahora toca, poco a poco, ir recuperando terreno. Los cámpines de Aragón preparan ya con optimismo la temporada de verano, en la que confían en regresar a la estela previa a la pandemia, cuando habían logrado ocupaciones de unos 350.000 visitantes al año. Según los registros del Gobierno de Aragón, en la Comunidad existen ya un centenar de cámpines, la mayor parte de los cuales se concentran en el Pirineo. Son 33.930 plazas que no están uniformemente repartidas, pues a Huesca le corresponden 24.543, a Zaragoza 5.410 y a Teruel, con sus atractivos en la zona del Matarraña y de Bronchales, 3.977.

“Después del confinamiento del año pasado se notó que la gente quería estar en contacto con la naturaleza y para eso somos la mejor opción. La libertad y el ambiente familiar son otras de las bazas de juegan a nuestro favor”, explica Jorge Alonso, gerente del campin Las Corralizas, en los montes de Bronchales, que es el más alto de toda España. Se encuentra ubicado a 1.727 metros de altitud, desde donde se revela como un espacio privilegiado para la observación astronómica y para desatar la afición micológica con la recolección de setas y hongos. El campin turolense supera en altura a los del Pirineo (por ejemplo, el popular de Aneto, cerca de Benasque, está a 1.230 metros) y gana también al de Trévelez, en Granada, que antes se anunciaba con el mismo reclamo. Está en Sierra Nevada, alcanza los 1.550 metros, y era el más alto hasta que Las Corralizas legalizó las instalaciones y pasó de ser zona de acampada al aire libre a campin con todas sus letras. 

“Aquí el aire es tan puro que incluso la recta de acceso al campin la utilizan para entrenar algunos atletas como Carlos Mayo, que acaba de sacar su billete a los Juegos Olímpicos”, cuenta Alonso. Tanta altura también les puede jugar alguna que otra mala pasada (la borrasca Filomena se dieron en Bronchales espesores de hasta 60 centímetros de nieve) pero asegura “noches frescas, de ponerte una rebeca, mientras el país atraviesa una ola de calor”. Las Corralizas es un buen punto de partida para charlar sobre estrellas y recrearse en otros atractivos como los que vende en su web: “El castillo de Peracense, que traslada a la misma Fortaleza Roja de ‘Juego de Tronos’”.

Jorge Alonso, responsable del campin de Bronchales.
Jorge Alonso, responsable del campin de Bronchales.
Laura Uranga

Aragón es una potencia turística en lo que a cámpines se refiere pues es la Comunidad de interior que más campistas recibe y la cuarta de toda España, tras Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana. En los veranos previos a la covid más de 300.000 viajeros (el 35% extranjeros) pasaron sus vacaciones en cámpines aragoneses según el INE.

Las descargas de la aplicaciones para seleccionar cámpines echan humo estos días, mientras en los recintos se preparan para la apertura, la gran mayoría a finales de mes. En los comentarios de internet se leen las diversas bondades de la oferta aragonesa y cada gerente trata de destacar también lo más atractivo que singulariza a su recinto. “Es muy importante, como base, tener buena reputación y una clientela fiel”, explican desde la Asociación de Empresarios de Camping de Aragón.

Si el de Bronchales es el de mayor altura, hay más discusión acerca de cuál es el más grande de todos. Podría medirse por metros cuadrados, por número de plazas o por la gran distancia que se puede medir entre una y otra zona sin parcelar. El citado de Alonso, por ejemplo, se extiende a lo largo de 85.000 metros cuadrados de pinar, pero el campin más urbano de Zaragoza, el de Rosales del Canal, tiene una extensión de 77.000 metros cuadrados en la finca ‘El Gracijo’, lo que lo convierte en “el centro turístico de mayor capacidad de la capital”.

Lo que sí abunda en territorio aragonés son los recintos a pie de lago o de embalse, hasta el punto que el campin Lake Caspe se promociona como enclavado en un espacio único, el Mar de Aragón, o la “ribera maña”. Este es uno de los más “acuáticos”, se ubica junto al embalse de Mequinenza y dicen que es el edén para todo aquel que disfrute con la pesca deportiva o con deportes acuáticos como el kitesurf. José Manuel Ferrero informa de que abrirá sus puertas el próximo 17 de julio y en la comarca comentan que muchos de los visitantes aprovechan para acercarse a conocer la colegiata de Ciudad del Compromiso o el circuito de Motorland de Alcañiz.

¿Otros cámpines populares en los que el agua sea fundamental? Los bungalós de Ligüerre de Cinca están a orillas del embalse del Grado, donde quien más quien menos prueba suerte con el kayak, mientras que el Lago Resort junto al Monasterio de Piedra explora la parte más termal al ubicarse cerca de Alhama de Aragón y Jaraba.

Los picos de ocupación campista siempre llegan en agosto.
Los picos de ocupación campista siempre llegan en agosto.
Heraldo

Los gerentes explican que el verano pasado pudieron abrir sin excesivas dificultades (salvo inversiones en sistemas de protección contra al covid) unos 40 días entre agosto y septiembre. El problema fue que se echó en falta al campista extranjero, que si bien suele constituir apenas un tercio de la demanda es probable que también falle este año. Uno de los cámpines más internacionales es el de Alquézar, que es muy del gusto de los viajeros franceses. Hasta él, explican, suelen llegar un 55% de los clientes del país vecino, así como un 8%, holandeses, alemanes e ingleses, atraídos por las actividades de barranquismo. 

A este recodo del Somontano de Barbastro acuden muchos extranjeros como también lo hacen a cámpines más adentrados en el Pirineo oscense: en Ordesa, el valle de Benasque o la Sierra de Guara también se escucha hablar en varios idiomas, al igual que en las casas rurales que incluyen espacios de acampada, y que era una opción inexistente hasta la fecha pero que gana adeptos con rapidez. De entre los campistas extranjeros, los países de procedencia más comunes son Francia Alemania, Holanda, Bélgica e Inglaterra, mientras que de turismo nacional hay que destacar los propios viajeros aragoneses, los catalanes, valencianos y vascos.

El pasado mes de abril se superaron las 1,3 millones de pernoctaciones en cámpines,
con los de Alicante y Tarragona a la cabeza

Según los datos del INE, el turismo de campin ha ido reflotando tímidamente este 2021 pero aún está lejos de echar a volar como en años anteriores. Lo que llaman “pernoctaciones en alojamientos turísticos extrahoteleros” superaron los 2,7 millones en abril, de las que 1,3 millones fueron en cámpines, pero -claro- el 76,4% correspondían a residentes habituales en ellos. Los puntos turísticos con más pernoctaciones el mes pasado fueron Benidorm, Mont-Roig Del Camp y Tarragona, lo que parece indicar que el viajero está ávido de pisar la playa. En Aragón, las únicas referencias que auguran un verano positivo son las reservas de cara a julio y agosto, que están ya en torno al 50% (casi un 70% en los bungalós), pero con la salvaguardia de que el cliente puede echarse atrás gratuitamente si hay nuevos brotes que impliquen cierres perimetrales. 

Muchos gerentes confían en que las normativas no vuelvan a cambiar sin previo aviso en las próximas semanas porque “abrir durante unos meses requiere mucha planificación”. Además, resaltan que “lo importante es que haya después continuidad en otoño e invierno”. Aunque estos alojamientos deben competir con otros con más comodidades y servicios, su carta de ocio es cada vez mayor e incluye actividades como salidas en barco (por el Mar de Aragón), paseos a caballo, jacuzzi en familia, sesiones de masajes… Todo esto suma para figurar entre los mejores valorados en los ránquines de las aplicaciones más comunes de viajeros, en las que nunca faltan los cámpines de Peña Montañesa, Ciudad de Albarracín o Lago de Barasona, muy cerquita de Graus.

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