elecciones generales 28-a
España vota pendiente de los pactos
El 28-A llega con Pedro Sánchez a priori escapado en las encuestas, pero sin la Moncloa asegurada y con una cerrada pelea por alcanzar la segunda plaza.
La campaña de las elecciones generales ha acabado marcada por los intentos de Pedro Sánchez de agrupar el voto de la izquierda en el PSOE, los de Podemos de hacerse imprescindible o los de Pablo Casado de frenar la sangría en favor de Ciudadanos o Vox, que irrumpió con fuerza en esta contienda tras lograr 12 escaños en Andalucía el pasado diciembre. Todos los candidatos tienen claro que los pactos dibujarán el camino a la Moncloa.
Los impuestos, el problema territorial con Cataluña, los debates electorales o el desempleo han sido los protagonistas de estos últimos días, así como el fichaje por Cs de Ángel Garrido, expresidente de la comunidad de Madrid, en la recta final. Este movimiento ha rematado una campaña en la que tanto el partido de Abascal como el de Rivera han buceado en la formación de Casado llevándose a antiguos cargos populares.
Se trató de una decisión que, por inesperada, dejó descolocados a los populares a cuatro días de las votaciones y sirvió para que el presidente del Gobierno y candidato socialista ahondara en la pugna de Casado y Rivera por el liderazgo de la derecha: “si no se fían entre ellos cómo se van a fiar los ciudadanos”, dijo obviando que Ciudadanos también ha fichado a tres socialistas.
Esa pelea por la primacía de la derecha entre Casado y Rivera se ha visto reflejada a la largo de toda la campaña y fue evidente en los dos debates electorales que han tenido lugar entre los líderes de los partidos. En el primero fue el candidato naranja quien abrió fuego contra Casado; pero, en el segundo, el candidato popular se tomó la revancha.
Los populares se han pasado toda la campaña tratando de frenar la sangría de apoyos que reflejan las encuestas en favor de los partidos de Rivera y Abascal. Han explicado hasta desgañitarse que la división de las derechas puede propiciar que los escaños se los lleve el PSOE. En este sentido, son muchos los expertos en demoscopia que afirman que es en las provincias pequeñas donde se puede dar más ese fenómeno. Y ahí se jugará la victoria.
Casado se propone gobernar o resistir
El candidato del PP, Pablo Casado, somete por primera vez su proyecto a las urnas y espera que la suma con Ciudadanos y Vox baste para vencer los malos augurios. El 10 de abril y con un CIS que dejaba al partido entre los 66 y los 76 escaños, Casado descartó su dimisión en caso de debacle electoral. Restaban dos días para la campaña, al menos la oficial, y, desde entonces, ha avanzado contra la corriente de las encuestas. En su entorno consideran que no sería justo exigirle a la primera lo que José María Aznar y Mariano Rajoy lograron al tercer intento
Sánchez apuesta a lo grande contra Vox
Tras resistir las presiones para un adelanto de elecciones, el PSOE aspira a gobernar en solitario. Pedro Sánchez acaricia la victoria. Llegó a la presidencia el pasado 2 de junio después de una moción de censura contra Rajoy en la que necesitó el apoyo de los secesionistas. Y optó por intentar gobernar pese a todo, con solo 84 diputados, para desplegar una agenda social que, transformada o no en leyes, le sirviera de cartel electoral. Sánchez ha abogado por convertir los ataques de Pablo Casado, Albert Rivera o Santiago Abascal en fuerza a su favor.
Iglesias quiere al fin tocar poder
Unidas Podemos confía en dar la vuelta a las encuestas gracias a la buena campaña electoral protagonizada por su candidato, Pablo Iglesias. El ‘sorpasso’ a los socialistas es cosa del pasado. Según explicaba en 2015 y 2016 Íñigo Errejón, Podemos se enfrentó esos dos años al “ahora o nunca”. O se asaltaba el poder entonces, o lo que viniera después sería diferente. “Se abrirá otra ventana que no será la misma”, auguraba el ex número dos. La campaña ha dejado claro que, esta vez, el líder del PSOE deberá ofrecer cuotas de poder a cambio de los apoyos.
Rivera trata de consolidarse como alternativa
Ciudadanos aspira a superar los 32 diputados que tiene para liderar la derecha. Rivera confía en ser decisivo en la formación del nuevo Gobierno. No hace ni un año, aspiraba a suceder a Rajoy en la Moncloa después de darle apoyo en un Gobierno débil. Pero llegó la moción de censura de Sánchez que se llevó al PP por delante y con él las bazas que, según las encuestas, tenía Rivera para ser presidente. El líder liberal se ha dedicado en cuerpo y alma a disputarle a Casado la primacía de la derecha y consolidarse como la alternativa al PSOE.
La ultraderecha regresa al Congreso
Los de Santiago Abascal aspiran a marcar la agenda de un posible Gobierno de derechas e, incluso, a tener ministros. Todo lo que concierne a Vox y a sus posibilidades en estas elecciones generales es una incógnita. Solo hay una cosa clara: que la extrema derecha volverá a tener representación en el Congreso, algo que no lograba desde 1979, con el franquista Blas Piñar. La duda es cuántos escaños pueden llegar a ocupar. Las encuestas varían: desde darles una veintena de diputados hasta alcanzar los 40, una cifra que ahora se teme que vaya a ser, incluso, superior.