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El fin de los contratos covid en Aragón deja a miles de sanitarios a cero puntos: "Se dan contratos precarios por la no baremación"

La enfermera Ana María Pelleja y la TCAE Amparo Bozal trabajaron juntas en la UCI del Clínico 18 meses de pandemia. Al igual que otros compañeros de las tres provincias, que se concentrarán hoy en Zaragoza, piden al Salud que les reconozca el millón de "méritos" pendientes de actualizar desde enero de 2020.

Ana María Pelleja, enfermera, y Amparo Bozán, auxiliar, en la entrada al Hospital Clínico de Zaragoza, donde trabajaron juntas 18 meses de pandemia.
Ana María Pelleja, enfermera, y Amparo Bozal, auxiliar, en la entrada al Hospital Clínico de Zaragoza, donde trabajaron juntas 18 meses de pandemia.
P. B. P.

Las zaragozanas Ana María Pelleja, de 44 años, y Amparo Bozal, de 33, se conocieron en plena pandemia, cuando les llamaron para trabajar a finales de marzo de 2020 por la situación "extraordinaria" que se estaba viviendo a raíz del coronavirus en los hospitales de Aragón y medio mundo. 

Amparo Bozal, técnico en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), se apuntó en la bolsa del Salud en marzo de 2020 con el convencimiento de que la llamarían para el verano. Pero estalló la pandemia y su "deseo" se hizo realidad antes de tiempo. "Nunca antes había estado en una UCI. Trabajé casi 12 años en una residencia de personas con discapacidad, me despedí en enero, porque profesionalmente quería algo más, y me fui al Salud para ir cogiendo puntos. En marzo me llamaron y me soltaron en una plaza de toros con el cuchillo entre los dientes", recuerda esta auxiliar de enfermería, que actualmente se encuentra en el paro y sin haber sumado "un solo punto" de méritos, tras 18 meses de "intenso" trabajo en la UCI del Clínico

Allí coincidió con Ana María Pelleja, una enfermera de profesión que se encuentra en la misma situación que ella. Trabajaron juntas, "formando equipo", durante 18 meses de pandemia, pero tras el cese de contratos covid el pasado mes de septiembre lo único que ha conseguido es un contrato de un mes que finalizará el próximo 23 de diciembre. "Se dan contratos muy precarios a gente que le correspondería una interinidad por la no baremación. A mí me llamaron la semana pasada para trabajar. Tengo cero puntos. Me apunté en la bolsa de trabajo en diciembre del 2019, pensando que iban a baremar y contar los méritos y años trabajados, pero no fue así. He trabajado gracias a la pandemia, pero al acabar mi contrato el 15 de octubre, otra vez me he visto a cero y sin poder coger contratos que me pertenecerían si hubieran baremado en tiempo y en forma, que era enero de 2020", se queja esta profesional sanitaria. 

Ambas forman parte de la plataforma 'Baremación Ya Salud', creada por un grupo de sanitarios el pasado mes de octubre para denunciar la falta de actualización de "dos millones de méritos en Aragón" -un millón en la actualidad-, según los datos facilitados por la dirección de RR.HH. del Salud. La situación afecta a profesionales de la bolsa de Enfermería, pero también a celadores, auxiliares, administrativos y pinches de cocina, que se han ido sumando a esta plataforma.

"Nosotras hemos tenido la suerte de trabajar porque de nuestra profesión se ha necesitado gente durante la pandemia, pero hay auxiliares administrativas que habiendo aprobado una oposición e invertido tiempo y dinero en ella, no han trabajado nada porque están a cero", denuncia esta sanitaria, que tres días después de finalizar su contrato covid, en octubre de este año, creó un grupo y se puso en contacto con otros profesionales afectados para dar a conocer la situación en la que se encuentran. Hoy forman parte de la plataforma 'Baremación YA salud' más de 1.000 profesionales de las tres provincias, aunque los sindicatos calculan que habría más de 200.000 personas afectadas en Aragón por los retrasos en la baremación. 

"Entendemos que nuestros contratos se tenían que acabar, pero nuestros puntos son nuestros. En mi caso, por ejemplo, con la bolsa nueva habría accedido a un contrato mejor, porque tengo mi tiempo trabajado, mis cursos, mi máster pagado... y como yo hay otra gente que se ha presentado a oposiciones, que conlleva tiempo, y aun así no han trabajado nada. Si la administración pide aprobar un examen para poder trabajar, luego tiene que cumplir lo pactado. A mí me has llamado para trabajar y he ido. Me has dicho que me prepare una oposición y lo he hecho. Nos parece muy injusto", subraya esta enfermera, que estuvo 18 meses en primera línea de batalla luchando contra la pandemia. 

En primera persona

"Las enfermeras españolas se están yendo al extranjero con sus familias. Allí son oro y están supervaloradas. Aquí la Administración nos debería tratar mejor" 
Ana María Pelleja, enfermrea de uci, a la entrada del Hospital Clínico, donde tiene actualmente un contrato de un mes.
Ana María Pelleja, enfermera de UCI, a la entrada del Hospital Clínico, donde tiene actualmente un contrato de un mes.
P. B. P.

Las profesionales consultadas se quejan de una situación que, según denuncian, viene de largo, y no se puede achacar solamente a la pandemia, ya que hubo hasta una resolución pública en el BOA, que data de noviembre de 2017, anunciando la baremación de la nueva bolsa. "¿Que ha venido el coronavirus y esto se ha desbordado? Lo entiendo. Pero esto es de antes. Los gestores no han estado haciendo bien su trabajo, y cuando yo no lo hago, o se muere el paciente o me voy a la calle. Esto no puede ser así", critica Ana María Pelleja, que cuenta, entre otros méritos, con más de siete años de experiencia en el extranjero. En diciembre de 2019 dejó un contrato indefinido como gestora de Enfermería porque quería un "cambio" en su carrera. "Yo me despedí, hice un máster para conseguir más puntos, pagué, estudié, metí los méritos a mano. Lo dejé porque en enero de 2020 se iba a baremar la bolsa, pero todavía no se ha hecho. Dentro de lo malo, tengo suerte porque mi marido trabaja, pero hay gente que vive sola o no tiene pareja… Si hubieran hecho lo mismo que yo no les quedaría ni paro", recalca esta enfermera.

Su trayectoria demuestra que no le faltan méritos para ser interina, pero el retraso en la baremación y la "mala gestión" de recursos que hoy denuncian la empuja a la temporalidad, con contratos de apenas un mes, como este último. "Yo tengo cero puntos, y tengo 44 años con mis siete de experiencia en UCI en Irlanda. Hice la especialidad, me formé allí, volví a España y he trabajado en hospitales privados para luego entrar en gestión de Enfermería. Esa era mi carrera profesional, y cuando dijeron que me la iban a contar, hice mis cálculos para trabajar en la sanidad pública", relata. Ana María confiesa que no dio este salto "por dinero", ni por querer ser funcionaria. "A mí mi trabajo me encanta, es pura vocación, y quiero ejercer mi profesión de cara a los demás. De hecho, me llamaron estando en el paro de un colegio de Educación Especial, y ahí que fui de enfermera hace dos semanas", recalca.

La situación que ahora viven ella y otros muchos sanitarios en España es "muy diferente" a la que disfrutó, por ejemplo, en Irlanda. Menciona también el caso de un compañero de promoción que ha decidido irse a Noruega con su mujer y sus dos niños porque le ofrecen mejores condiciones que aquí. 

"Yo volví a España por un sueldo menor del que cobraba en Irlanda, un país donde las enfermeras están supervaloradas. No me muevo por dinero, pero entiendo que las enfermeras españolas se están yendo al extranjero porque allí vales oro", asegura Pelleja, que lanza un alegato en defensa de su profesión. "Nos tendrían que cuidar muchísimo más porque el mayor peso de la asistencia lo llevamos los equipos de enfermería y auxiliares, que estamos con el paciente las 24 horas. Volver a España y que te cueste tanto poder dar un servicio a la población... es duro", confiesa.

Ana María Pelleja, enfermera, y Amparo Bozán, auxiliar, en la entrada al Hospital Clínico de Zaragoza, donde trabajaron juntas 18 meses de pandemia.
Ana María Pelleja, enfermera, y Amparo Bozal, auxiliar, en la entrada al Hospital Clínico de Zaragoza, donde trabajaron juntas 18 meses de pandemia.
P. B. P.

Durante la pandemia, tanto Ana María Pelleja como Amparo Bozal tuvieron que formar equipo en la UCI del Clínico para luchar contra la pandemia. Se conocieron en marzo, al empezar sus contratos de refuerzo, aunque no se vieron las caras hasta meses después, cuando pudieron tomarse un descanso, sin las mascarillas, para tomar un café. El coronavirus -dicen- les ha marcado, pero a pesar de los retrasos en la baremación y la precariedad de los actuales contratos, si las volvieran a llamar como aquel mes de marzo no dudarían en decir que sí. "Ahora estamos más preparados. Al principio se sabía muy poco y esto era la guerra. En un turno se habían muerto cinco personas, venías llorando y a ver qué pasaba", cuenta Amparo.

"Yo me fui de casa por la incertidumbre de no contagiar a mi marido y a los niños. Salí de mi casa el 27 de marzo para empezar el contrato y ya no volví hasta mitad de mayo. Les hacía la compra a mis padres que son más mayores cuando salía de aquí y llenaba otro carro para mi marido y mis hijos. Los veía por videoconferencia, en la terraza si pasaba con el coche o en el rellano… Ha sido muy duro. Yo todavía estoy yendo al psicólogo", afirma, por su parte, Ana María, al hablar de las secuelas emocionales que les ha dejado este virus. 

Amparo cuenta que no puede ver series de médicos, que siempre le habían gustado, ni mucho menos pandémicas porque rememora aquello. Recuerda con nombres y apellidos al primer paciente covid que entró a la UCI, y también a una mujer de 41 años que falleció en la tercera ola, después de preguntarles si podría celebrar en noviembre la mayoría de edad de su hijo. Para lidiar con todo aquello, Ana María confiesa que estuvo tomando antidepresivos; y Amparo, pastillas para dormir. 

En el lado positivo de la balanza están los profesionales con los que formaron equipo, la gratitud del paciente y, sobre todo, el compañerismo. "En la UCI del Clínico nos cuidaron mucho. Hemos tenido un equipazo y has hecho familia", cuenta Ana María Pelleja.

"Quedábamos muchas veces en el vestuario para llorar, nos recomponíamos las unas a las otras y volvíamos a trabajar, a decirle al paciente cualquier cosa bonita o ponerle algún cartel o vídeo que lo animara", destaca, por su parte, Amparo Bozal. 

Este viernes, 26 de noviembre, unos 200 sanitarios de las tres provincias se concentarán a las 19.00 en la plaza de España, en la capital aragonesa, para solicitar al Gobierno de Aragón el cumplimiento de baremación de méritos del personal sanitario y no sanitario de todos los inscritos en la Bolsa de Empleo Temporal del Salud, mediante la cual se establecen las puntuaciones que ordenan a los candidatos para ser contratados.

Para revertir esta situación, Sanidad ha diseñado un "plan de choque" de apoyo a la baremación de méritos del Portal de Recursos Humanos del Salud, donde quedarían pendientes, según fuentes del departamento, "menos de la mitad del total de 2.300.000 méritos" incluidos en esta plataforma digital. Para ello, explican las mismas fuentes, 11 profesionales del actual grupo de apoyo en situación de "atribución temporal de funciones" van a realizar 8 horas semanales fuera de su jornada laboral (dos horas diarias de martes a jueves), por un periodo inicial de unos tres meses. También se ha solicitado a los responsables de gestión de los diferentes centros la participación voluntaria de alrededor de 20 profesionales que desempeñen funciones de validación durante el mismo periodo y las mismas horas. Dicho plan de choque, que empezó a implementarse de manera telemática el pasado 22 de noviembre, incluye también la "incorporación de tres personas que se sumarán al equipo de apoyo a la baremación, aprovechando tres puestos de trabajo del Servicio de Selección y Provisión que se hallan sin cubrir", concluyen las mismas fuentes.

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