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Urbano y creativo, el nuevo concepto del Hotel Inca Boutique a un paso del Pilar

El lunes volvía a abrir sus puertas este establecimiento hotelero de Zaragoza, que cuenta con 32 habitaciones y que ha sido renovado durante el año de pandemia en el que ha estado cerrado.

Marzo es un mes especial en la historia del edificio de 9 plantas de la calle de Manifestación, número 33, en el centro de Zaragoza. Este inmueble histórico (en el archivo municipal constan unos primeros planos para reformar su fachada de 1882) se estrenó como Hotel Inca el 1 de marzo de 2001, ese mismo mes de 2019 fue comprado por la familia Domper, de Basbastro, que tuvo que cerrar su actividad el 16 de marzo de 2020 por el coronavirus, y un año después acaba de reabrir (este lunes, 1 de marzo) totalmente remodelado y con un concepto nuevo bajo el nombre Hotel Inca Boutique. "Si mi jefe quiere buscar tanta coincidencia no la encuentra", dice Raquel Melero, recepcionista del hotel y la trabajadora más antigua, que curiosamente cumple años el próximo 27 de marzo.

Ella ha sido testigo directo del antes y el después de tal renovación (lo único que no se ha tocado han sido la escalera principal, el suelo de mármol de hall y los ascensores) y confiesa estar muy emocionada. "Es como si me hubieran hecho un regalo. Ha sido un cambio brutal para mejor; incluso las habitaciones las veo más amplias y acogedoras. Me siento hasta más a gusto en mi puesto de trabajo", sostiene.

David Domper, director del establecimiento hotelero, comenta que su familia (del sector empresarial y con inversiones en inmuebles) tenía claro que había que apostar por el cambio cuando lo adquirieron. "Era renovarse o morir. Es un hotel moderno, céntrico y creativo. Lo que buscamos es dar un buen servicio al cliente. Que este vea que se ha hecho algo y no solo un lavado de imagen; que pueda estar a gusto como en su casa y vea cosas diferentes", explica. 

Esa creatividad de la que habla abarca tanto su diseño sofisticado y vanguardista -una de las grandes apuestas de este hotel de 3 estrellas con 32 habitaciones- como las actividades que puede acoger. "Queremos integrarnos en la ciudad y ser cercanos. Nos gustaría que al 'lobby' viniese cualquier persona a hacer reuniones o impartir clases de inglés, por poner dos ejemplos, sin ningún coste. Que pasasen cosas diferentes; estamos abiertos a los ciudadanos", dice.

Una apuesta por Aragón

La idea de hotel urbano -en el que se ha hecho una "fuerte" inversión económica- ha sido desarrollada por el estudio madrileño de arquitectura e interiorismo Alfaro-Manrique y las empresas que se han encargado de la reforma de la obra y del mobiliario son de Aragón (entre ellas Moises Showroom y Decoyba, de Barbastro). "Las cortinas son de Sancarlos y los colchones, de Relax. Y las butacas, sillas y mesas del hall son de San Cal, en Murcia. Hay un mimo por los pequeños detalles y muchas formas geométricas, como lámparas circulares", detalla el directivo.

Asimismo, los colores empleados en paredes y muebles hacen un guiño a la Comunidad. El azul (por el agua), el verde (por el campo) y el salmón (por la tierra) son grandes protagonistas de los espacios junto con los grises.

Abrir ahora, cuando todavía hay importantes restricciones de movilidad por la pandemia, es una apuesta también psicológica, tal y como resalta David Domper. "Hay que empezar a dar buenas noticias y es una forma de coger la marcha. Los cierres perimetrales están ahí y hay que cumplirlos, pero hay que estar en la casilla de salida contribuyendo con nuestro grano de arena. Tenemos buenas perspectivas de futuro dando servicio de más calidad y tenemos una visión de que el turismo volverá a Zaragoza tras la covid", asegura.

50 euros la noche

Apenas llevan abiertos tres días y ya tienen reservadas dos habitaciones con clientes de Zaragoza. Antes del 16 de marzo de 2020, la ocupación rondaba el 100%, según apunta Raquel Melero. "Estamos muy bien situados y te puedes mover por el centro para hacer visitas culturales y rutas gastronómicias. Además, no tenemos tarifas excesivas. Tenemos clientes muy fieles. Entre semana solían alojarse personas por trabajo y los fines de semana, turistas sobre todo de Madrid, el País Vasco y la Comunidad Valenciana. Ahora, con la crisis sanitaria, serán más de la ciudad o de la provincia", ahonda esta veterana recepcionista, quien considera que remontar va a costar. "No solo hoteles: restaurantes y de todo", añade.

En cuanto a las tarifas, todas las habitaciones tienen ahora un coste de 50 euros la noche durante toda la semana y lo que no se ofrece es servicio de cafetería (un espacio moderno en planta calle) y restauración (en planta menos uno y abovedada). El director avanza que una empresa externa será la que ofrezca dichos servicios en unos meses. 

El 99% de las reservas suelen ser a través del portal Booking, pero ahora esperan que con su nueva web más clientes lo hagan directamente con ellos. Eso sí, cuando se puedan celebrar la Semana Santa y los Pilares ya libres de virus, habrá que estar prestos para hacerse con una habitación. En esas festividades suelen estar ocupadas un año antes. "De la planta 1 a la 4, todas las habitaciones exteriores tienen balcón y los cofrades las reservan para ver las procesiones. Todas las que salen de San Cayetano pasan por esta calle", recuerda Raquel Melero.

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