Fotos con ancianos, con niños, con maquetas, con perritos, con flores… Lo que estamos viviendo estos días apenas es el preludio: abróchense los cinturones porque la precampaña se antoja muy larga. Sabido es que en año electoral los políticos intensifican su actividad pública hasta límites insospechados y todos se han reservado algunos estrenos de relumbrón para los próximos meses, antes de que la Junta Electoral prohíba los cortes de cinta. 

Sucede en todas y cada una de las campañas y hace uso de la fórmula todos y cada uno de los partidos, no importa el signo. Con la única intención de vender logros y presumir de eficaz gestión, los primeros espadas de las agrupaciones políticas hacen mil y una convocatorias para aparecer en los medios y ganarse el favor de los vecinos. Con la fecha del próximo 28 de mayo marcada con rotulador rojo, se prevé que en marzo y abril se dé un torrente de inauguraciones. Si se pregunta a las administraciones esta semana por la puesta en marcha de cualquiera de sus proyectos, la respuesta es: "En el horizonte de ocho u diez semanas”, esto eso, cuanto más cerca de la campaña electoral, mejor.

Siguiendo la ley electoral, la convocatoria de estas elecciones del 28 de mayo debería publicarse el 4 de abril, fecha límite para hacer estrenos a bombo y platillo. La campaña electoral comenzaría el viernes 12 de mayo a las 0.00 y se extendería hasta el 27 de mayo a medianoche, cuando empieza la denominada jornada de reflexión.

Guillermo Mestre

En Zaragoza capital están al caer estrenos como los de la nueva plaza de Salamero, algún tramo de la avenida de Navarra o, incluso, la reconversión de los antiguos depósitos de Pignatelli en un gran parque. También se ha dado un acelerón en los últimos días a las obras de la nueva Facultad de Filosofía y Letras, que se quiere presentar para el patrón San Isidoro de Sevilla (4 de abril), o a las diferentes unidades de convivencia de las residencias de mayores, cuyo inicio de obras ya ha aparecido por activa y por pasiva estos días en la prensa, aunque aún quedan por presentarse las de la Romareda y de Huesca. Campus digitales, reconversión de Ranillas y bosques de los zaragozanos también son otros imponderables en los que se ahondará en las próximas semanas.

Según la ley de Régimen Electoral General, una vez publicado el decreto de convocatoria de elecciones comienza a correr un plazo en el que están prohibidos los actos de inauguración y las campañas institucionales de propaganda: este 2023 a partir de Semana Santa estará vetado “vender logros de gestión”. También es cierto que “hecha la ley, hecha la trampa”, esto es, muchas veces los políticos buscan cómo eludir estas restricciones y convocar -oh, casualidad- a los medios en algún paseíllo o alguna visita de obra que les interese exhibir. Lo que queda prohibido son los cortes de cinta y las inauguraciones con grandes alharacas, pero ¿quién prohíbe a un candidato ir a comprar naranjas y berenjenas a un mercado recién restaurado? 

Es lo que le sucedió, por ejemplo, a Pedro Santisteve hace cuatro años: después de haber logrado encauzar una obra muy pejiguera y espinosa como la de la reforma del centenario Mercado Central, resulta que la apertura no llegó a tiempo para poder presumir del logro. En el texto de la Junta Electoral Central se cita que “no se permitirá realizar actos de inauguración de obras o servicios públicos, sin perjuicio de que dichas obras o servicios puedan entrar en funcionamiento en ese periodo electoral”. Ahí está una de las salvedades que los políticos utilizan a discreción.

Explican desde Delegación del Gobierno que una vez comienza oficialmente el periodo electoral de los comicios “los poderes públicos están obligados a ser neutrales”. Es decir, entra en vigor la prohibición de inauguraciones y también se vetan las campañas de propaganda institucional para difundir logros de legislatura. “Solo se permitirán las campañas informativas que resulten imprescindibles para la salvaguarda del interés público o para el correcto desenvolvimiento de los servicios públicos", pero sin "connotaciones electoralistas ni alusiones a los logros obtenidos”. Esta excepción, por ejemplo, permite ‘indultar’ las campañas de la Dirección de Tráfico o los anuncios puramente informativos sobre la inscripción en las listas del censo electoral o los trámites del voto por correo.

Guillermo Mestre

Harina de otro costal serán los proyectos y las muchas maquetas y recreaciones que presenten los candidatos durante la campaña electoral. Eso forma parte de su inventario de promesas, aunque muchas de las cuales se repitan de una campaña para otra. Para la historia quedan propuesta pintorescas (de las que hay representaciones incluso en 3D) como hacer un Covent Garden en la estación del Norte o recuperar las orillas del Huerva con un proyecto que ni el High Line de Manhattan. Para el Teatro Fleta o los edificios icónicos de la Expo también en su día se lanzaron varias propuestas, con más césped que en las praderas de San Isidro. De la segunda línea de tranvía mejor no hablar…

De aquí a mayo no solo se esperan decenas de convocatorias para informar, por ejemplo, de la futura reforma de la Facultad de Medicina (para el año 2025, cuán largo me lo fiáis) o para inaugurar oficialmente media docena de zonas de esparcimiento para perros que, aunque acabadas, están inutilizables por obra y gracia de un candado. De aquí a mayo también se espera un amplio calendario de actividades, que se solaparán más o menos con la campaña: desde la segunda edición de las Fiestas Goyescas hasta un nuevo Zaragoza Florece. La primera parada, por supuesto, será el próximo 5 de marzo en el parque del Tío Jorge, donde una nueva Cincomarzada pondrá a prueba el tirón de los candidatos. En los años electorales, ninguno se la pierde y todas las agrupaciones aparecen sobre el verde con sus banderas, sus pines y sus globos. Los barrios entregarán una vez más su amplio listado de reivindicaciones (algunas se cumplen como la prolongación de Tenor Fleta y otras se enquistan como la polémica del Luis Buñuel) y habrá que ver si quien las recoge es recibido con pitos o con aplausos.