Los nudistas aragoneses recurren a las playas de Tarragona ante la escasez de espacios naturistas en la Comunidad

Algunos bañistas toman el sol sin ropa en pozas recónditas y tramos de ríos, aunque no existen espacios específicamente acotados. La propuesta de que alguna piscina municipal tenga un horario naturista está paralizada.

Una pareja sin ropa lee el periódico en un paraje nudista.
Una pareja lee el periódico en una de las más de 500 playas nudistas de España.
Heraldo

No debe uno sorprenderse si, de excursión por la Sotonera, en Alcalá de Gurrea, se encuentra con otro visitante ligero de ropa o, directamente, sin ella. El pantano es uno de los escasos espacios naturales de Aragón donde es más o menos habitual la práctica del nudismo, que en la Comunidad se asocia con zonas de baño y parajes naturales. Suelen ser espacios, más o menos tranquilos y apartados, en los que no hay problemas de convivencia entre quienes prefieren quitarse el bañador para darse un chapuzón y quienes se mantienen fieles a sus biquinis y pantalonetas. A pesar de que son cientos de aragoneses los que practican el nudismo (la Asociación Naturista de Aragón cuenta con unos 200 integrantes), la mayoría de ellos tiene que hacerlo en playas de Tarragona porque en la Comunidad son pocos los ríos o embalses, en los que se no considera indecente bañarse desnudo. “Son pocas las alternativas. O vas a algunas zonas del Gállego o a pozas del prepirineo, o acabas en las playas de Tarragona, que es lo más práctico y un destino habitual de los aragoneses”, comenta José Luis Marquina, nudista zaragozano desde los 20 años.

Aunque es difícil hacer un cálculo preciso, la Federación Española de Naturismo (FEN) cifra en unos 500.000 españoles los que buscan espacios públicos en los que poder despojarse de la ropa. En Aragón existe una arraigada tradición de naturismo (fueron los anarquistas catalanes y zaragozanos los que a finales del siglo XIX adoptaron la costumbre como forma protesta frente a la represión religiosa) pero muy pocas opciones para practicarlo. En Zaragoza es común ir a un aparte del río Gállego, entre San Juan de Mozarrifar y Villanueva de Gállego. En Teruel, los naturistas conocen bien algunos tramos del río Ulldemó, en la zona de Beceite. Huesca es más afortunada en cuanto a espacios naturales que se pueden disfrutar sin ropa y en las webs nacionales de naturismo aparecen anotados puntos como el río Aigüeta, en Barbarruéns; el río Bellos, en el cañón de Añísclo o el río Aragón, a las afueras de Jaca. Tampoco es infrecuente encontrar nudistas en el barranco de Paternoy, en Santa María de la Peña; el río Ara, en Bergua y cerca de Jánovas y en las conocidas pozas de Belsué, en la Sierra de Guara. Estas piscinas naturales excavadas en la roca del Sobrarbe aparecen recomendades en algunas guías porque sus aguas limpias, poco profundas y su ambiente familiar, lo que no necesariamente choca con los nudistas, dado que hay familias enteras que comparten esta práctica.

“Quienes no están dentro del mundillo, pueden percibir esta costumbre como algo oscuro o escandaloso, pero el problema está en su mirada no en nosotros”, explica Rocío Ercilla, para quien es “más natural y agradable” bañarse sin ropa. “El nudismo en España no se ve como algo normal como sí sucede en otros países de Europa”, añade, al tiempo que lamenta que sigue habiendo ‘mirones’ que incomodan. Estos ‘espías’, movidos por el morbo o algún trauma psicológico, han llegado, incluso, a ser denunciados por tomar fotografías a escondidas en algunas zonas. El mayor problema, según comentan en las asociaciones, “son los jóvenes que no respetan al prójimo y se ríen de algunos cuerpos que no son de revista”. Para el presidente de la FEN, Ismael Rodrigo, se trata también de “educar en el respeto al cuerpo y no caer en la sexualización”.

En Zaragoza hace unos años se trató de seguir la estela de otras grandes ciudades que abren un par de horas a la semana sus piscinas municipales al colectivo nudista. El Ayuntamiento, entonces bajo el mandato de ZEC, aseguró que se estudiaría la posibilidad, pero finalmente la petición de la Asociación Naturista de Aragón quedó sin atenderse. El Consistorio tanteó si existía “suficiente demanda” pero esa propuesta se desechó “a corto plazo”. Fuentes municipales aseguran que no hay avances ni novedades a este respecto y que la idea no ha vuelto a plantearse en la actual legislatura. Los naturistas aragoneses también mantuvieron en su día contactos con responsables del Club Náutico para poder disponer unas horas de sus instalaciones pero no se llegó a un acuerdo en los precios por el alquiler de espacios. Asimismo, en su afán por conseguir espacios acotados para poder tomar el sol desnudos, ANAR pidió a la Confederación Hidrográfica del Ebro que delimitara zonas naturistas en las inmediaciones de Zaragoza, en el Gállego o el Ebro, pero la iniciativa tampoco llegó a buen puerto.

MARCHA CICLONUDISTA ( ZARAGOZA ) / 14/06/2014 / FOTO : OLIVER DUCH [[[HA ARCHIVO]]]
Una de las marchas ciclonudistas que se celebraban a mitad de junio en Zaragoza.
Oliver Duch

Aunque no haya atisbos de que Zaragoza vaya a tener piscinas sin bañadores (el tercer domingo de julio se celebra el 'Día sin bañador' a nivel nacional), sí hay que apuntar que la capital aragonesa fue pionera en España en convocar las marchas ‘ciclonudistas’ que, si bien era más reividicativas del ciclismo que del nudismo, sirvieron para llamar la atención de muchos viandantes sobre un fenómeno en el que no habían reparado. Estas marchas estas vinculadas a la Semana Cultural de la Magdalena y aunque fueron nutridas y exitosas durante quince años (la primera se convocó en 2001) en los últimos años se dejaron de convocar y, para más inri, esta primavera de pandemia ni siquiera se han podido celebrar fiestas en el barrio zaragozano. En aquella marcha germinal de hace casi 20 años participaron apenas 40 ciclistas, pero poco a poco la propuesta de estar ‘Desnudos frente al tráfico’ fue cogiendo fuerza y se llegaron a reunir más de un centenar de participantes.

A algunos ciudadanos les sorprendía ver a aquellos ciclistas desnudos y que la Policía no hiciera nada y, de hecho, se formulaban la pregunta: ¿Está prohibido desnudarse en un espacio público? Legalmente no, siempre y cuando se respete a los demás y uno se despoje de la ropa en un lugar adecuado. No hay una ley específica que prohíba el desnudo, salvo que se trate de exhibicionismo delante de menores de edad o disminuidos psíquicos. No obstante, muchos ciudadanos aún recuerdan que en la época franquista una circular de 1957 prohibía “cualquier manifestación de desnudismo e incorrección que pugne con la honestidad y el buen gusto”. Añadía, además, que quedaba vetado “el uso de prendas de baño que resulten indecorosas, como las llamadas de dos piezas para las mujeres y slips para los hombres”. La Constitución desterró estas restricciones y con la reforma del Código Penal de 1995 dejó de existir el delito de “escándalo público” y el nudismo pasó a ser legal en cualquier playa, río, parque o, incluso, en pueblos enteros nudistas como el conocido El Fonoll, en Cataluña. 

Lo más parecido que se puso en práctica en Aragón durante algunos años eran los encuentros que se llevaban a cabo en el camping de Martín del Río, en Teruel, cuyas instalaciones se volvían naturistas durante un fin de semana al año para recibir al colectivo. Hará unos tres años que no se celebran estas convocatorias, que han tratado de encontrar nuevo acomodo en otras zonas de acampada o, incluso, en casas rurales. Uno de los últimos anuncios que aparece en la web de la Federación Española de Naturismo es una “casona típica del Pirineo aragonés”, situada en el pequeño pueblo de Ulle, a los pies de la peña Oroel y a 5 kilómetros de Jaca.

Es la comunidad vecina la que más respiros da a los nudistas aragoneses, pues en la costa mediterránea hay no pocas calas que reciben a naturistas de Zaragoza, Huesca y Teruel. Entre las más concurridas, destaca la playa del Torn, en Hospitalet de l’Infant, donde es habitual ver sombrillas de cachirulo y Heraldos. También las más urbanas calas Fonda y La Savinosa, en Tarragona, tienen bastante predicamento, así como Els Muntanyans, en Torredembarra, o la playa de Calabeig (conocida como Waikiki), en Altafulla. Al margen de la Costa Dorada, en España hay medio millar de playas (basta buscar en las webs de las asociaciones naturistas “o preguntar en las oficinas de turismo) donde poder nadar y jugar en la arena sin trabas.

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