La marcha ciclonudista se queda sin convocatoria por primera vez en 15 años

Zaragoza fue pionera en 2001 de una protesta que se extendió por todo el país.

Las divertidas estampas de viandantes sobresaltados al ver cómo pasan a su lado un puñado de ciclistas desnudos no se repetirán este verano. La marcha ciclonudista, de la que Zaragoza fue pionera, desaparece tras quince ediciones. En los últimos años esta cita formaba parte del programa de actividades de la Semana Cultural de la Magdalena pero en las fiestas de este año no figura y ha sido sustituida por una ‘masa crítica elegante’ (el sábado 17) y por un ‘paseo ciclolunar’ (el lunes 20).


El motivo por el que no se ha convocado la ciclonudista este año es que, en realidad, nadie se ha ocupado de hacer un llamamiento oficial. La marcha nunca ha dependido de ningún colectivo u organización estable y, en su día, los participantes sabían de la cita por el ‘boca a boca’. También admiten quienes fueron sus impulsores que quizá exista un exceso de paseos con reivindicaciones ciclistas y, además, muchos de los objetivos que se reclamaban hace 15 años se han ido consiguiendo: la prueba es que la red de carriles bici ya supera los 125 kilómetros y están previstas más inversiones en los próximos tres años.


La primera manifestación ciclonudista tuvo lugar en Zaragoza en junio de 2001 y fue la primera experiencia conocida de este tipo de protestas a nivel mundial. «Luego supimos de una marcha ecologista a principios de los años 80 ante el parlamento belga», explican quienes idearon la cita original. Esta se celebró bajo el lema ‘Desnudos ante el tráfico’ y se convocó como «acción puntual de desagravio» ante el borrador del Plan de Transportes, que se debatía en aquel momento y que no contemplaba la opción ciclista en ninguno de sus epígrafes. «La repercusión fue fenomenal a nivel mediático: abrió informativos estatales y se hicieron eco incluso periódicos internacionales», rememoran.


«La primera reacción de los viandantes fue de estupor, pero pasado el rato la mayoría aplaudió y sonrió con complicidad a los ‘biciactivistas’», explican, al tiempo que cuentan que la Policía que regulaba el tráfico ignoró la protesta porque no tenía protocolo de actuación frente a tal suceso. Además, los políticos tampoco fueron ajenos a la protesta en paños menores (o directamente sin ellos) pues tres meses después de la marcha, el entonces concejal popular Pedro Jato convocaba una inaudita ‘Mesa de la bicicleta’.


En aquella ciclonudista germinal, que recorrió la plaza de España y la calle de Don Jaime I, participaron apenas 40 personas, pero el fenómeno poco a poco fue cogiendo fuerza. Se incorporaron jóvenes del colectivo Pedalea, hubo relevo generacional y al año siguiente en una convocatoria secreta ya participaron 80 personas. En 2003 se tensó un poco más la cuerda y ya se convocó públicamente bajo el lema ‘Justicia en las calles’ y en 2004 se lanzó la convocatoria por internet, de forma coincidente con el auge de la World Naked Bike Ride de Vancouver, que se ha extendido por medio planeta.


En los últimos cinco años la cita se había incluido en el programa de la Semana Cultural de la Magdalena por coincidencia de fechas y porque encajaba en los planteamientos de las siempre combativas fiestas del barrio. El hecho de que las políticas ciclistas sean una prioridad para el gobierno de la ciudad y que existan tantos otros foros donde preocuparse por el pedaleo (desde las bicicletadas escolares hasta las masas críticas)ha tenido como ‘daño colateral’ el fin –quién sabe si definitivo– de la ciclonudista.

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