aragón es extraordinario

San Juan de la Peña, dechado de historia tallada en roca

La serena belleza del Monasterio Viejo, el discurso expositivo del Monasterio Nuevo, la pradera de San Indalecio y las atinadas explicaciones de los guías hacen de esta visita algo especial

La mera mención de San Juan de la Peña enarca las cejas (o una sola) de cualquier humano nacido en Aragón, y dibuja un rictus nostálgico en cualquiera que haya visitado un espacio venerado por creyentes, ateos, amantes de la historia, de la naturaleza, de leyendas e historia documentadas, de aventuras tangibles y ensoñaciones nacidas de la reflexión. Con todo eso está acostumbrada a lidiar Rosa Viota, una de las guías del Monasterio Viejo, el enclavado en roca, joya de la Jacetania y del municipio de Santa Cruz de la Serós.

Rosa lleva 36 años en la faena y le encanta su trabajo, aunque revela que tiene la jubilación a la vuelta de la esquina. Hecha la revelación, y recordando que sus compañeras más jóvenes son unas fenómenas, comienza a disparar datos; regula la velocidad y la profundidad, empleando para ello una cuidada interacción con el visitante, no exenta de bromas cuando toca. "La parte más antigua del monasterio es la iglesia prerrománica; hay un documento en el 928 que ya habla de ella. Sin embargo, no tenemos clara la fecha de origen del monasterio, por falta de documentación. ¿Por qué se levantó en un sitio tan incómodo? Porque es un lugar especial, de culto muy arraigado, que de hecho es previo al cristianismo; a finales del siglo X, Almanzor devastó el territorio, pero cuando llegó Sancho el Mayor de Pamplona hizo una gran frontera de castillos y torreones, y refundó luego varios monasterios; entre ellos, el de San Juan de la Peña, así llamado desde 1023; cinco año después, el rey introdujo a la comunidad benedictina en el monasterio, que se convirtió en el más importante del Reino de Aragón".

Vídeo de San Juan de la Peña en 'Aragón es extraordinario'

El espacio construido creció entre los siglos XI y XII con la iglesia románica en el nivel superior; consagrada en 1094, es diferente a muchas otras, empezando por la orientación; su bóveda es ya la roca. Queda muy poco de lo que fue el monasterio hace mil años; ahí estaba el centro de educación, la acogida de enfermos, las estancias reales, los peregrinos... muchas cosas. "Se quemó varias veces; la última durante tres días, en 1665. Ahí se mudaron los monjes a la pradera de San Indalecio, aunque muchos seguían bajando a diario al viejo a oír misa".

Sancho Garcés III, el mentado Sancho el Mayor, muere en 1035 y divide sus posesiones entre sus hijos; el condado de Aragón queda en manos de Ramiro I, el primer rey de este territorio. Como fue enterrado en este monasterio, a partir de ahí fue panteón real. En el monasterio también hay un panteón de nobles de Aragón y Pamplona, dos filas de nichos a modo de columbario romano, decorado por el ajedrezado jaqués. La decoración monástica tiene de todo, desde crismones a grifos, animales mitológicos mitad león y mitad águila que decían ser protectores de los muertos. "El X Conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea, es otro gran personaje enterrado en el monasterio con honores de capitán general. Fue además un empresario adelantado a su tiempo, gran impulsor de las Sociedades de Amigos del País. Creo que Aragón le debe un mayor reconocimiento", espeta Rosa.

El panteón real

Que los tres primeros reyes de Aragón y sus familias estén enterrados en el monasterio da una idea de sus relevancia. Ahí yacen Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. También está detallado todo el linaje posterior. Y qué decir del claustro, sin olvidar a la capilla de San Beturián;el hermoso arco de herradura mozárabe y los fantásticos capiteles originales. "Los más destacados son los del maestro de Agüero, datan del siglo XII; ahí se agolpan las historias –explica Rosa– empezando por el paraíso con Dios padre y Adán, la aparición de Eva, la manzana y la serpiente, la expulsión del paraíso… el maestro utiliza ojos muy grandes para dar más expresividad a cada rostro. También figuran la Visitación y la Anunciación, el segundo sueño de San José, la huida a Egipto, los tres Reyes Magos ante Herodes… una maravilla, primorosamente realizada y que deja a todo el mundo maravillado".

David Muñoz de Cuerva es jefe de explotación del monasterio y opera desde el nuevo, en la pradera de San Indalecio. "La idea que se tenía al restaurar el Monasterio Nuevo, reinaugurado en 2007, era complementar la visita al Viejo con los Centros de Interpretación que tenemos aquí, amén de abrir una Hospedería en el ala sur, con 25 habitaciones; actualmente no está operativa, algo que se quiere resolver lo antes posible, lo mismo que las visitas escolares y de grupos de la tercera edad, esperamos que sea posible en el transcurso del año".

El Monasterio Nuevo fue quemado en la Guerra de la Independencia. «El Viejo se respetó por ser panteón real, una decisión del general Suchet, que sí se llevó todos los tesoros que encontró. Los monjes reconstruyeron el edificio que había sido pasto de las llamas, pero muy poco después llegó la desamortización de Mendizábal y la ruina del lugar».

El corazón de la muestra se asienta sobre una pasarela de cristal blindado. «Así se pueden ver las dependencias monacales cenitalmente, aunque hay pasillos de madera para los que no se sienten tranquilos caminando sobre cristal; ahí está la vitrina más larga de Aragón y una de las más largas de España. Hay cubos con información en 3D que van aclarando dudas, contando historias… algo sencillo y directo, que encanta a los más pequeños. También hay muestras de cerámica en las vitrinas, mantenidas por el Museo de Huesca, y otro espacio con la zona de los oficios, amén de la galería en forma de claustro. Y no puede olvidarse la pradera; en esta visita hay muchas posibilidades para el disfrute».

Las visitas

La entrada para ver el Monasterio Nuevo, el Viejo con visita guiada y la iglesia de Santa María en Santa Cruz de la Serós vale 8,50 euros; es gratis para menores de 6 años, 5 euros para niños de 6 a 14 años, 7 para mayores de 65 años, poseedores del carnet joven y peregrinos acreditados. Hay un 15% de descuento para las familias numerosas, no acumulable a otras promociones, y un 50% de rebaja a discapacitados (grado + 50%), aunque la visita no está adaptada para sillas de ruedas. Más información y entradas en monasteriosanjuan.com.

Claustro del siglo XXI

Se le llama a#sí al espacio presidido por una escultura de Ángel Orensanz, y un ala de cuadros de ilustres aragoneses (foto), desde Laín Entralgo a Buñuel, Pablo Serrano, Goya, María Moliner o Raquel Meller.

La Hermandad de Caballeros de San Juan de la Peña

Con el hermano mayor Félix Longás al frente, realizan junto a las Damas una gran tarea de difusión. Celebran reunión solemne primer domingo después de San Juan.

Una copia del cáliz de la última cena, el Santo Grial

Tras los martirios del papa Sixto II y de San Lorenzo, se cree que la copa sagrada viajó a Huesca; con la llegada de los musulmanes tuvo varios escondites, desde Siresa a San Adrián de Sasabe, y también el Monasterio de San Juan de la Peña; en septiembre de 1399 pasó al palacio de la Aljafería y luego a Barcelona. Alfonso V el Magnánimo saldó una deuda en Valencia con el cáliz posteriormente.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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