Sociedad

NFT: del coleccionismo digital a la especulación

Estos archivos digitales certificados e irreproducibles son el nuevo objeto de deseo, y sus múltiples campos de expresión atraen a los inversores en todo el mundo.

Imagen creada por el alcañizano Toñín Lizana.
Imagen creada por el alcañizano Toñín Lizana.
Unaraneta

El Collins Dictionary designó el término NFT como palabra del año en 2021. Este diccionario define como NFT a un “certificado digital único, registrado en una cadena de bloques, que se utiliza para registrar la propiedad de un activo como una obra de arte o un objeto de colección”. Con “cadena de bloques” se refiere a una ‘blockchain’, es decir, a una tecnología que permite la transferencia de datos digitales de forma codificada y descentralizada, lo que le asigna absoluta seguridad. Estos términos, que ya no son nuevos en el entorno profesional cotidiano, siguen requiriendo de aclaraciones específicas y, sobre todo, de campos de expresión prácticas. El NFT ya es el presente y, definitivamente, puede marcar el futuro de muchas cosas: el coleccionismo, la inversión en activos financieros, la expresión artística y el modo de valorar la creatividad, con el universo de las criptomonedas como suelo y el cielo como límite.

Yendo a la etimología, NFT significa Non Fungible Token, un activo digital que no podrá consumirse ni sustituirse. Puede tener infinitas formas, desde una obra de arte de plástico a unas zapatillas, una canción o un piso. El formato digital resultante es irreproducible, y se adquiere por compra directa en plataformas como Open Sea, o participación en subastas virtuales, utilizando para ello criptomonedas que deben cambiarse en plataformas que realizan esta conversión, como Binance o Coinbase. Los dibujos e ilustraciones son actualmente el principal campo de expresión de los NFT, con la famosa colección Bored Ape Yacht Club (Club de Yates del Mono Aburrido) como paradigma del éxito; las ventas de estos muñequitos a gente como el rapero Eminem, el DJ y productor Steve Aoki, los jugadores de la NBA Stephen Curry o Shaquille O'Neal, la actriz Gwyneth Paltrow, el presentador Jimmy Fallon y la socialité Paris Hilton han sacudido el mercado en los últimos meses.

El NFT que compró el rapero Eminem por casi medio millón de dólares.
El NFT que compró el rapero Eminem por casi medio millón de dólares.
HA

Esta colección salió a la venta en abril de 2021 al precio por ilustración de 0.08 Ethereum (criptomoneda equivalente entonces a 190 dólares, unos 168 euros) y los 10.000 monos aburridos, cada uno con ligeras variaciones de expresión, indumentaria o complementos, se agotaron enseguida, y con un acertadísimo trabajo mercadológico basado en el efecto mariposa y el ansia de posesión de algo único, se han ido revalorizando. Fallon pagó más de 200.000 dólares por el suyo en noviembre pasado y Eminem casi llegó al medio millón con el suyo un mes más tarde. El creador se asegura el 10 % de las transacciones futuras; el comprador es el propietario de un bien único, pero los derechos de autor siguen vigentes.

Inversión y prioridades

Quique Maza es el cofundador y actual responsable de BitBase, única firma aragonesa con tienda física relacionada con las criptomonedas, incluyendo un cajero. BitBase no tiene competencia física en Aragón como modelo de negocio y asesora a pie de calle en una primera compra. “Es la estrategia sobre la que crecemos, ayudar a la adopción de este concepto y a la compra de forma segura”, explica.

Quique Maza, de BitBase, en su cajero de criptomonedas.
Quique Maza, de BitBase, en su cajero de criptomonedas.
HA

Los NFT son refugio de inversores actualmente, según explica Maza. “Los hay que prefieren estos objetos digitales para mantener su capital, dado que en buena lógica su valor aumenta, son más estables que otras inversiones. Es un campo abonado a la especulación, pura y dura; se trata de oferta y demanda, como en cualquier mercado; no importa tanto el objeto en sí, porque el mercado es el que dicta el valor de cada colección, y la estrategia mercadológica tiene mucho que ver en ello, más allá de la calidad artística”.

Maza apunta que “todo aquél que vaya a lanzar su colección de NFTs debe tener muy claros los procesos, claro, pero también asentar firmemente su estrategia en las redes sociales, para posicionarse bien. Cuando hay mucha oferta, la diferencia estriba en moverse más y mejor que los otros, atrayendo la atención de manera acertada, ofreciendo elementos distintivos. Hay tanto por desarrollar, tanto en la propia tecnología ‘blockchain’ como en este mercado, que los alicientes siguen apareciendo; ahora han entrado en el mercado de los videojuegos, hay NFTs que permiten jugar partes exclusivas, o elementos para mejorar ese juego, conseguir recompensas en él o incluso ganar dinero jugando”.

El zaragozano también reclama atención para las posibilidades que abre el famoso metaverso. “Se va a imponer, es un mundo apasionante; poder comprar a distancia viendo la mercancía con unas gafas virtuales para que la experiencia se acerque mucho a la analógica, a la real, es algo que está destinado a funcionar bien. Es un proceso parecido al de las puntocom hace veinte años, pero no espero una burbuja ni hablo de peligro de explosión; simplemente habrá empresas que ejecuten un buen desarrollo y atraigan, ésas triunfarán, y quienes no acierten en esa conquista del público, no lo harán”.

Volviendo a las NFT, la otra gran pregunta que surge con este tipo de archivos es la razón de pagar altas sumas por ellos, cuando en muchos casos se podrían descargar copias, imprimir o incluso hacer camisetas y merchandising con ellos. “La respuesta es sencilla. Un NFT es una imagen certificada, nunca igual a otra; es como ir a Sotheby’s y pujar por algo que tiene esa certificación previa de autenticidad y originalidad, solo que los criterios no son necesariamente de calidad artística, tienen el valor que marque el volumen de transacciones y nivel de interés que tengan. Las colecciones tienen un número finito de elementos, como los 10.000 de Bored Ape Yacht Club, y su valor varía con el movimiento. Open Sea es la principal plataforma de compraventa de NFT en la actualidad”.

Maza también se cuestiona el valor de los NFT en cuanto al retorno de una actividad coleccionista para nuevas generaciones. “Se ha perdido mucho generacionalmente el amor al coleccionismo de arte; esto es una forma de llegar a nuevos mercados, sobre todo más jóvenes, con la sensación de poseer algo original. Si además se cree que el valor del NFT crecerá con el tiempo y se gana dinero en la transacción, no es algo tan extraño”.

Conceptos básicos relativos al mundo NFT

La tecnología en la que se basan los NFT y el modo de comercializarlos son fundamentales a la hora de iniciarse en este entorno, empezando por la definición de 'blockchain' y siguiendo por las divisas disponibles, que también tienen diferentes categorías.

Blockchain.

Blockchain

Base de datos que almacena información en capas; cuando se inscribe una capa, ya no se puede borrar o modificar. Sus transacciones están verificadas por los mineros, que obtienen su recompensa en criptomoneda por esta tarea y hacen que las transacciones se materialicen. 
La minería es lo que hace que las transacciones sean seguras y estables dentro de una ‘blockchain’; es una labor de certificación, ellos validan cada transacción de compra o venta de una criptomoneda. Cada bloque de la cadena lleva un código de seguimiento, con un orden específico; al ser una secuencia pública, cualquier interacción con esos bloques o paquetes de información deja una traza.

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Bitcoin

Criptomoneda

Es la divisa cuya adquisición o venta se realiza en una red concreta. Criptomonedas hay muy pocas; las principales son Bitcoin y Ethereum, cada una con su propia red. Solana también la tiene, o XRP. Shiba Inu, por ejemplo, que es bastante popular, no sería estrictamente una moneda sino un 'token', porque no tiene su propia red; se mueve por la de Ethereum. Ello requiere que cualquier transacción en Shiba Inu lleve asociado un coste extra por el uso de la red.

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Maza cree, por último, que los llamados contratos inteligentes (basados en la tecnología de ‘blockchain’) son el futuro; ya se aplican en las transacciones de NFTs, pero son extrapolables a cualquier tipo de operación comercial. “Solventan muchos de los problemas actuales a la hora de formalizar una transacción, estableciendo parámetros previos. Por ejemplo, un envío de naranjas a China tiene el riesgo de que se rompa la cadena del frío y no lleguen en las mejores condiciones a destino; con el contrato inteligente, se hace una supervisión por ‘blockchain’ del envío y las temperaturas que llevan en el trayecto, con el mínimo requerido incluido en el contrato, de tal forma que se estipula un precio rebajado en el tanto por ciento que se decida a la hora de la firmar si hay cierta alteración estipulada de esta temperatura mínima. Automáticamente, comprador y vendedor ya saben el precio en destino, no hay sorpresas”.

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