universo digital

NFT: las infinitas posibilidades de una nueva herramienta de difusión para el arte

Creadores y desarrolladores incursionan en el acrónimo de moda en todo el mundo, sobre el cual también se cierne el fantasma de la especulación.

Detalle de la obra 'White', del alcañizano Toñín Lizana.
Detalle de la obra 'White', del alcañizano Toñín Lizana.
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“Todo depende de qué buscas con esto. Obviamente, hay quien especula con el asunto, pero también se trata de una herramienta muy interesante para que el arte tenga nuevas formas de expresión y rendimiento para los creadores. De hecho, no se limita al arte, aunque haya sido lo más habitual hasta ahora”. Es la opinión del alcañizano Toñín Lizana, artista visual y uno de los pioneros aragoneses en el universo del arte digital y los Non Fungible Tokens (NFT), que básicamente son archivos digitales convertidos a un formato único e irreproducible, certificado y convertido habitualmente en objeto de colección que se obtiene por compra directa o participación en subastas virtuales. Así se crean minigalerías de arte plástico personales, discotecas selectas o incluso álbumes virtuales de cromos: la famosa casa Panini ya combina sus cromos físicos con los NFT, por ejemplo.

Estos NFT se basan en la tecnología ‘blockchain’ o cadena de bloques, una secuencia de paquetes de información que se ‘mina’ o trabaja en un esfuerzo creativo; cada paquete lleva un código de seguimiento, con un orden específico. Es una secuencia pública, y cualquier interacción con esos paquetes de información deja una traza. En estas secuencias se opera con criptomonedas: Ethereum y Bitcoin son las más conocidas.

Lizana (@unaraneta en Instagram) ha mantenido una alta tasa de actividad en el mundo del arte digital durante los últimos años. “Con la asociación Las Ranetas, de la que he sido presidente, apostamos hace varios años por este entorno, y realizamos diversas exposiciones de realidad virtual, la famosa realidad aumentada que tanta incidencia tuvo hace tres o cuatro años… de hecho, fuimos pioneros en Europa con este tipo de iniciativas, allá por 2015. Entonces no había exposiciones de este tipo, ni premios; de hecho, nuestro festival de arte digital fue pionero en dar recompensas en criptomonedas. Hace siete años no era tan accesible el mero hecho de comprar bitcoins, por ejemplo, y los precios eran distintos”.

Con los NFT, los artistas tienen una nueva opción para monetizar su talento. “Al ser un objeto único y certificado, vender la obra es más sencillo usando las plataformas adecuadas. Las ganancias varían según el quién, el cómo y el dónde, pero hay otras compensaciones más allá del dinero directo, c, explica omo exponer en festivales internacionales, de los que luego sí surgen encargos de coleccionistas. Tengo obra en Opensea, que quizá sea la plataforma más conocida, opera con Ethereum y ha generado mucho entusiasmo en Wall Street, han obtenido mucho dinero en su última ronda de financiación”, explica Lizana.

Eco internacional

El alcañizano va a tener obra para subasta a principios de febrero en el Mowna de Nueva York, un museo virtual con el que colabora desde 2020. “Ya hay obras mías allá, y para esta subasta en el museo de material NFT subido a Opensea aporto dos imágenes nuevas, una de temática de ciencia ficción y otra de gatos, ambas hechas con inteligencia artificial. Quien compre obras en la subasta gana un acceso gratis al museo ‘online’ del Mowna. E estas transacciones hay porcentajes repartidos entre la plataforma, el museo y el artista. También trabajo con Hit et Nunc y Rarible, que trabajan con otra cripto, Tezos; ahí es más barato y rápido subir las obras al servidor y hacer la conversión a NFT, lo que se entiende como ‘tokenizar’ esas obras. Por esta rapidez son menos lesivas en materia de gasto energético, se especializan en los llamados ‘clean’ NFT”.

Lizana subió hace unos días a Youtube un videoclip creado por él -y ‘tokenizado’- para el dúo musical Borraine’s Water (Agua de Borrajas), que se puede ver bajo estas líneas. “Lo hice con herramientas de inteligencia artificial y actualmente puede verse en la fachada de Etopia. Con este vídeo no busco rendimiento económico ‘per se’, pero sí ofrezco a quienes lo compren regalos de otras obras mías, o incluso intercambios si el comprador también es artista. Los NFT también sirven como vehículos para causas solidarias: hace poco apoyé junto a otros artistas un proyecto de recuperación en Malasia tras una catástrofe natural, entregando gratuitamente obras a la plataforma de ayuda para que las vendiera y destinase las ganancias a la causa.

¿Cómo se ‘hacen’ los NFT?

Lizana aclara que el concepto de la ‘tokenización’ y conversión en NFT de un archivo digital es sencillo si se conoce un poco este entorno. “Hay que elegir la plataforma a la que vas a subirla, teniendo en cuenta la criptomoneda en la que trabaja esa plataforma, porque debes comprar algo de esa cripto para pagar los gastos que conlleva acuñar la obra en ella. En Opensea se trata de Ethereum; para conseguir moneda te das de alta en Coinbase, por ejemplo, y pagas con euros para comprar tu criptomoneda; una vez dentro de la plataforma, sea Opensea, Hit et Nunc o la que elijas, subes tu creación, ya sea el vídeo, la imagen, la poesía, el libro entero o la canción que quieras compartir". 

El proceso concluye con el pago de la tarifa marcada por la plataforma en cuestión para que la obra quede disponible al gran público interesado en adquirirla. "La plataforma te pregunta cuántas obras quieres poner, la tirada que sacas a la venta, y te pide un pago por la operación. Pagas, las obras entran en la ‘blockchain’ y la gente ya puede comprarlas. Hic Et Nunc, que trabaja en Tezos, es barata: cobra menos de dos euros por obra subida, y además tiene un impacto reducido en el consumo energético de la operación. Opensea es mucho más caro, pero se trata de un gigante que ofrece más visibilidad”.

Divulgación sostenida

El gestor cultural y galerista Joseba Acha nació en Bilbao, pero reside en Huesca desde hace muchos años. En 2017 cogió junto a María Tosat la dirección del Espacio de Arte La Carbonería, fundado en 2004 por la recordada María Jesús Buil en el casco viejo oscense. “Hace dos meses nos propusieron una colaboración desde la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento y Etopia, en el seno del festival La Mistura, para moderar una charla sobre el mundo NFT y realizar una subasta allá, comisariada por varios artistas que no habían trabajado previamente con este formato; fue un experimento, un juego en el que casi todos andábamos dando los primeros pasos. La idea de fondo era perderle el miedo al tema, y que los asistentes saliera de allá teniendo una idea más formada al respecto, aunque no tuvieran conocimiento previo de criptomonedas, ‘blockchain’ o los propios NFT”.

Acha no esquiva el capítulo de la especulación en este entorno. “Está ahí, es una realidad y ojalá que la burbuja explote pronto, pero también es cierto que la tecnología es muy valida y tiene aplicaciones diversas; se rellenan pequeñas lagunas en el ‘net art’, que hasta ahora ha sido muy difícil de gestionar. No había vías fáciles de monetizarlo, y aquí hay una salida perfecta para conseguirlo. El videoarte más institucionalizado tiene también un vehículo aquí; cuando un museo adquiere una obra se lleva un ‘pendrive’ o un cedé, que no deja de ser una copia de exhibición, pero con los NFT hay un original certificado; de hecho, las primeras aplicaciones de la ‘blockchain’ en el ámbito del arte fueron relativas a autentificaciones y peritajes. El NFT incluye la trazabilidad, se puede saber por qué manos ha pasado la obra”.

Un fenómeno imparable

Las noticias más rimbombantes sobre los NFT tienen que ver con compras estrambóticas, como la que hizo el rapero Eminem en la colección Bored Apes Yacht Club; pagó 452.000 dólares (395.000 euros al cambio actual) por la imagen de un ‘mono aburrido’ con gorra que, al parecer, se parecía al artista de Detroit. Otro rapero multimillonario, Nas, ha protagonizado esta semana una noticia más constructiva en relación a los NFT: tras llegar a un acuerdo con la plataforma musical Royal, basada en arquitectura ‘blockchain’, ofrece a sus fans la posibilidad de ganar dinero al adquirir sus temas ‘Ultra Black’ y ‘Rare’, que no están en sus últimos álbumes, ‘Kings Disease’ y ‘Kings Disease II’. Desde este martes 11 de enero, los seguidores del icono musical de Queens podrán adquirir en Royal estos temas en formatos NFT Oro, Platino y Diamante, y cada vez que esas canciones se reproduzcan, los compradores recibirán una parte del beneficio; de hecho, Nas compartirá a los fans el 50% de los derechos de reproducción -no de autoría- en esta iniciativa. 

El título de pionera en difundir música nueva a través de NFT corresponde, sin embargo, a la banda de Nashville Kings of Leon, que sacara en marzo del año pasado ‘When You See Yourself’. UN mes antes, el músico electrónico 3LAU vendió una colección de NFT para conmemorar el tercer aniversario de su disco ‘Ultraviolet’.

Celebridades como el youtuber Willyrex (más de 17 millones de suscriptores) o el futbolista Leo Messi ya han lanzado sus colecciones de NFT, así como la tenista japonesa Naomi Osaka, ex número 1 del mundo, o el célebre jugador de fútbol americano Tom Brady, que se embarcó en la aventura junto a su esposa Gisele Bundchen, modelo y empresaria de singular éxito. También lo hizo el Ayuntamiento de Zaragoza en las pasadas Fiestas del Pilar.

Del videojuego a las bombillas

En el mundo de los videojuegos, la empresa gala Ubisoft anunció hace un mes que tras cinco años de investigación al respecto, que incluyeron una incubadora de compañías dedicadas al asunto (Sorare, especializada en temas de fútbol, entre ellas) está creando la plataforma Quartz, que permitirá a los jugadores del ‘Ghost Recon Breakpoint' -primer juego con esta alternativa- adquirir los NFT llamados Digits para amenizar sus partidas. Ahí entran avatares, armas virtuales y artilugios de todo tipo; son extras, y en absoluto imprescindibles para completar el juego. Esos Digits tienen un certificado de propiedad almacenado por medio de ‘blockchain’ y se adquieren con la criptomoneda Tezos. La compra de los Digits está limitada a mayores de edad, algo que no ocurre con los creadores: es el caso de Markosmico, de 14 años, que a través de su canal Good Ideas ha ideado una serie de imagenes iconográficas de bombillas pixeladas que llaman la atención. Sus ingresos, aún modestos, llegan a una cartera digital supervisada por su madre.

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