Tercer Milenio

Feria Maker de Roma

Los nuevos robots: inteligentes antes que humanoides

Este año en formato 'online', la Feria Maker de Roma tuvo lugar del 10 al 13 de diciembre. La robótica bioinspirada ya seduce al movimiento maker.

OceanOne, un robot humanoide que bucea para explorar un pecio del siglo XVII
OceanOne, un robot humanoide que bucea para explorar un pecio del siglo XVII
Frederic Osada and Teddy Seguin / DRASSM

Adam es un robot humanoide que, cada mañana, espera a estudiantes y docentes del Instituto Gae Aulenti de Biella (Italia) a la entrada del centro. Como tiene la altura de un niño o niña de diez años, tiene que levantar la cabeza para comprobar que todos llevan bien puesta la mascarilla. Les pide que se acerquen para tomarles la temperatura, dos veces si hace falta, les pone en los bolsillos unas tarjetas que se iluminan cuando se acortan las distancias a menos de metro y medio y les desinfecta las manos. Habla como una persona, incluso gesticula. Lo han construido ellos mismos, el alumnado de 4º con ayuda de sus profesores Giuseppe Aleci y Roberto Donini. Compraron el hardware en una tienda japonesa y el software es obra suya. Ahora están pensando fabricarse un robot recepcionista.

Y es que los robots ya saben trabajar con los humanos. Lo que ahora se investiga es si pueden interaccionar entre ellos. Con Inteligencia Artificial han aprendido a aprender. Y esto nos sitúa en la tercera revolución industrial, con robots capaces de cargar peso, aplicar la fuerza en función del material y operar en entornos peligrosos. En la Feria Maker de Roma, en una edición, la de 2020, virtual pero tan bien montada y asistida que se ha parecido mucho a la presencial, varias investigadoras del Instituto Italiano de Tecnología (IIT) presentaron robots con habilidades cognitivas. “Son capaces de adquirir habilidades, incluso afectivas”, decía Giulia Belgiovine. Quizá en la Feria de 2021 podamos entrevistar ya a alguno de ellos.

¿Nos imaginamos a robots asistiendo a personas en una residencia de ancianos? Bárbara Caputo sí. Es experta en Inteligencia Artificial e investiga en la Universidad de Turín. Maneja una cantidad ingente de datos, la savia de la Inteligencia Artificial. “Ahora -apuntaba en la Feria Maker-, el reto es que respondan bien a situaciones imprevistas”.

Así es fácil entender que los robots humanoides vayan ganando terreno. Los sentimos más cercanos. Vaya, que nos inspiran confianza si se nos parecen un poco. Y por ello, también, se están fabricando músculos de viscoelástica y materiales que aportan suavidad a unas manos. Tienen que estar 'presentables' porque, como decía Valeria Falzarano, del IIT, “los robots ya exploran el entorno por sí solos”, 'su' Inteligencia Artificial les permite observar y aprender, algo que, según las investigadoras, nos enseña mucho sobre nosotras mismas como seres humanos.

Un entorno que empieza a ser explorado por robots es el marino. El humanoide OceanOne se ha hecho arqueólogo para recuperar, a cien metros de profundidad en el Mediterráneo, los restos del barco La Lune que perteneció al rey de Francia Luis XIV. Oussama Khatib, uno de los creadores de OceanOne desde la Universidad de Stanford, contaba que “el robot, que es androide para que funcione como avatar de nosotros mismos e interactúe con otros buceadores, porta unos contenedores en los que va introduciendo los 'tesoros' del barco; como una vasija de 1664 rescatada recientemente”.

Robótica bioinspirada

Hay robots Hyfliers que sustituyen a las personas en espacios difíciles, intrincados, incluso peligrosos, como las refinerías de aceite y gas y las plantas químicas. Otros prefieren mimetizarse con la naturaleza para monitorizarla y estudiar el medio ambiente. Y otros buscan parecerse más aún a la naturaleza, imitar su funcionamiento para salvar obstáculos técnicos. Es la robótica bioinspirada. “Es el futuro”, según el experto en robótica Julián Caro Linares. “Al final -explicaba-, lo más fácil es fijarse en cómo la naturaleza resuelve los problemas”. De ello es testigo el robot más famoso del mundo, el 'perro' Spot Mini.

De este modo, los robots de Caro se han ganado un 'cerebro' y un 'sistema nervioso' animal completo. El cerebro es pura Inteligencia Artificial integrada en una Rapsberry Pi. Y el sistema nervioso periférico “es un cableado FPGA, que es un chip en el que puedes poner cualquier circuito que quieras y que tiene la ventaja de que funciona como si se tratara de circuitos físicos, por lo que corren todos a la vez y a la máxima velocidad”. Así los presentó en la Feria Maker de Roma.

Además, asombroso, “el robot es capaz de reconfigurar su sistema si algo va mal, puede generar nuevos circuitos y cargarlos él mismo a su FPGA; y ya es otro”. Estos chip se usan en la industria desde hace treinta años, “pero ahora son libres -decía Caro- y todo el mundo puedo utilizarlos; son herramientas baratas y muy accesibles para aprender y construir robótica digital. Ya hay una española, IceZum Alhambra, que es mágica”.

Investigadores de muchas universidades del mundo representaron en la Feria este gran movimiento maker pro robótica bioinspirada FPGA. Como Leider Ramírez, diseñador mecatrónico de la Universidad de Santiago de Cali (Colombia), que habló de los algoritmos ACO derivados del funcionamiento de las colonias de hormigas, para intentar crear equipos de robots más habilidosos en la resolución de problemas. Millones de 'hacedoras' y 'hacedores' de tecnología mirando pacientes el discurrir de la naturaleza. Solo así serán los robots de verdad inteligentes; antes que humanoides.          

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