Tercer Milenio

Ciencia ciudadana

‘Hacedores’ de tecnología y robots que aprenden en la Maker Faire

El encuentro de ‘hacedores’ de tecnología más grande de Europa ha enarbolado este año las banderas de la sostenibilidad y la educación. Cientos de ‘startups’, centros de investigación, universidades y muchos estudiantes mostraron en la Maker Faire Rome su capacidad para cambiar el mundo. A mejor. Compartir es para ellos la clave. Otra es el apoyo institucional que nunca han tenido y que ahora empiezan a recibir. Ferias como la de Roma son el reconocimiento a un trabajo muchas veces desinteresado.

Kitty Yeung, ‘maker’ y diseñadora de ropa ‘inteligente’ de código abierto, como este vestido que luce con el movimiento.
Kitty Yeung, ‘maker’ y diseñadora de ropa ‘inteligente’ de código abierto, como este vestido que luce con el movimiento.
Kittyyeung.com

Sales al parque con tu hija. Ambas lleváis un diseño de leds en el vestido. De pronto, la niña se aleja más de la cuenta y las luces se encienden, un brillante efecto estético que sirve para alertarte del peligro. Moda funcional. Arte y tecnología. "La creatividad es el motor del conocimiento", opina la física Kitty Yeung, ‘maker’ y autora de esta ropa ‘inteligente’. De San Francisco llegó a la Maker Faire de Roma con su colección de diseños. Microcontroladores, leds, sensores con geolocalización, Arduino, wifi, baterías solares..., todo para vestir, aunque no se vea. "Mis diseños están listos para ser usados -dijo Yeung–, porque están en código abierto, te puedes descargar los patrones, elegir tu talla y hacértelos tú mismo. Incluso se pueden imprimir en 3D".

La Maker Faire, el encuentro de ‘hacedores’ de tecnología más grande de Europa, se celebró en Roma

La Maker Faire Rome, el encuentro de ‘hacedores’ de tecnología más grande de Europa, organizado por la Cámara de Comercio de Roma, tuvo mucho arte entre sus cientos de expositores. También una ya madura inteligencia artificial, que ha hecho muy buenas migas con la robótica. Hace años que robots de todo tipo se pasean por la feria. Infinidad de brazos robóticos multitarea saludan al visitante. Y, ahora, los robots hacen algo nuevo: van aprendiendo sobre la marcha en un mundo real; y ello gracias a la inteligencia artificial. Son tan protagonistas del evento como las impresoras 3D, con sus mil y una particularidades. Aunque, este año, las auténticas estrellas de la fiesta han sido más abstractas: sostenibilidad y educación.

Jóvenes, muchos, ‘fabricando’ sostenibilidad, creando prototipos para cuidar del medio ambiente. Como Nicole Nobili, que a sus 17 años quiere "lanzar un satélite que recoja datos medioambientales y que estos –como buena ‘maker’– estén disponibles y sean comprensibles para todo el mundo". Free data. De ahí el nombre del proyecto del satélite que Nobili lleva a cabo junto a tres ingenieros: Freedom. Sus objetivos: "Prevenir desastres naturales" a partir de los datos difundidos y "decelerar el cambio climático". La ESA ya se ha fijado en Freedom.

Chiara Petrioli también quiere proteger el medio ambiente, el marino. Fundó Wsense con otros ‘makers’ para diseñar el ‘internet de las cosas marinas’. En Roma explicó que "hay que medir la salinidad de las aguas, el ruido en el fondo submarino y su impacto sobre la fauna... Con señales inalámbricas submarinas podríamos medir con sensores en tiempo real, para cuidar los litorales, reducir emisiones, conservar la flora". Y todo en código abierto, la manera de compartir de los ‘makers’, "una revolución que no ha hecho más que empezar", apuntó Petrioli.

Las 100.000 personas que visitaron la Maker Faire de Roma conocieron a HiBot, el robot-serpiente que vació uno de los reactores de la accidentada central nuclear de Fukushima; y a Jorjuin, el casco de obra de cámara monocular con realidad aumentada, probado en Pekín, que, entre infinidad de aplicaciones industriales, deja ver lo que hay dentro de cajas cerradas con solo mirar el código de barras. Otros robots exploran nuestras expresiones faciales, otros hacen resecciones de gran precisión en operaciones quirúrgicas, otros vuelan de forma autónoma sin chocarse con nada, otros nos riegan las plantas cuando nos vamos de vacaciones.

Hacedores de bienestar

Otra ‘maker’, Manuela Pipino, fundadora de la 'startup' LumLumi Industries, mostró su proyecto para personas invidentes, un software descargable que permite escribir con caracteres latinos y ver el texto transformado en lenguaje braille e impreso en 3D.

Colgantes de bisutería que vigilan la salud
Colgantes de bisutería que vigilan la salud

Para el cuidado de la salud, investigadoras de la Scuola Internazionale Ricerca Kaluga tenían en su stand unos colgantes de bisutería con sensores que, en contacto con el sudor de la piel y a través de una app para 'smartphone', miden y alertan a los médicos sobre cómo está de hidratado el portador del colgante, si se le complica una diabetes o tiene síntomas de fibrosis quística. 

Camiseta Palpreast
Camiseta Palpreast

La ingeniera Lucía Arcarisi, de la Universidad de Pisa, exponía Palpreast, una camiseta con sensores que detectan por presión la existencia de cáncer de mama. Y Sara Krugman trajo desde Ocklam (California) sus dispositivos de Healthmade Design ‘hazlos tú mismo’, como los de administración automática de insulina.

También, para que nadie se olvide al bebé en el coche, un grupo de estudiantes presentaron la Intelligence Pillow, una almohadilla para la silla del bebé cuyo software detecta si lo que tiene encima es un niño u otro objeto; y si en el vehículo queda solo él, suena una alarma.

Los ‘makers’ se van de Erasmus

El aislamiento que, hasta ahora, acosaba a los ‘makers’, conectados solo por el código abierto de sus desarrollos y por un puñado de ‘fablabs’ y ferias repartidos por el mundo, está próximo a romperse. Adrián Torres y Pablo Núñez, del 'fablab' educativo de León, presentaron el programa europeo Vulca, promotor de una red que aunará ‘fablabs’ y ‘makerspaces’ y donde se compartirán proyectos. "De esta red surgirán muchas colaboraciones y oportunidades de negocio", apuntó Torres. Vulca, además, incluye una residencia ‘maker’.

Pero además de con su programa Vulca, Europa responde con algo más a las solicitudes de apoyo de los ‘makers’. "Estamos a la espera de una resolución, que debe salir el mes que viene, respecto a un programa piloto de intercambio de ‘makers’ al estilo Erasmus", contó César García Sáez, autor del multicanal de comunicación ‘La Hora Maker’. En su charla, expuso el futuro que augura para los ‘hacedores’ de tecnología: "Las profesiones técnicas clásicas seguirán teniendo demanda, pero cada vez se valoran más las competencias transversales. Por eso los espacios ‘maker’ pueden ayudar a construir redes de contactos y experimentar, con bajo riesgo, en un entorno que fomenta la innovación".

‘Low cost’: de los robots de cartón a la máquina de comer

Joan Nadal siempre ha sido ‘maker’ y no lo sabía. Lo descubrió hace un año cuando se presentó en la Feria Maker de París, donde reside, con su primer robot de cartón. Es diseñador industrial y ecológico confeso y tiene una empresa de muebles de cartón. "Tengo una mesa de corte digital ideal para ‘makers’ por su gran precisión; con tutoriales me formé en Arduino y me puse a hacer los robots". 

Robots de cartón apadrinados por la Unesco.
Robots de cartón apadrinados por la Unesco.
C. S.

La Unesco, a cuyas instalaciones en París servía Nadal sus muebles, se interesó por su proyecto robótico y lo mandó a recorrer el mundo en vías de desarrollo con planes educativos. "En seis meses no he parado de viajar por Liberia, Camerún, Congo, Zimbaue...", dice. En Roma contó que por fin se dedica a lo que más le gusta: la educación. A través de las universidades, recorre las ciudades de África enseñando hardware y software a niños y profesores. Considera que "la programación y el código abierto son el lenguaje del futuro". Todos sus robots son descargables. Cuando no viaja, Nadal da clases a directivos de empresas para poder pagarse la construcción de nuevos robots. Aconseja hacer esto a todos los ‘makers’: "Vended talleres a empresas, ofreceos como formadores, no como vendedores, que por ahí no hay camino; si no salís del ‘fablab’ no podréis financiar vuestras buenas ideas".

También en África, también con robots y también en educación trabaja Brenda Mboya, natural de Ghana. La robótica modular le permite recorrer el continente "supliendo las carencias en la enseñanza de ciencia y tecnología", en un entorno con el 60% de los habitantes menores de 25 años. Mboya descubrió los robots viendo ‘The Jetsons’ (’Los Supersónicos’) en la tele y tuvo entonces muy claro qué estudiar en la universidad. Hace unos años colaboró en la construcción de Sophia, el robot humanoide hecho en Hong Kong y que es ya ciudadana saudí, y, en 2018, con la Norman Foster Foundation. Ahora trabaja en el programa Roboscape in Africa, un proyecto educativo de robótica y medio ambiente que ella lleva a los colegios.

La Máquina de Comer.
La Máquina de Comer.
C. S.

Muy ‘low cost’ son también las propuestas de Félix Nate e Issah Wahab, también de Ghana. En la Maker Faire exhibieron su Máquina de Comer, un prototipo "para ayudar a los muchos niños con discapacidad que hay solos en África". Hacen además un resorte para la suela de las zapatillas que, pulsando un botón, te levanta 20 centímetros del suelo y un cargador de móvil fabricado con sal, polvo de carbono, hilo de cobre y zinc. "No son recargables, pero duran mucho; funcionan con el calor del propio teléfono".

Tecnología con mucho arte

Glaciator es un robot nacido en la Antártida que ayuda a la formación de hielo, para intentar compensar la masa perdida en los glaciares durante el deshielo. Su ‘hermano’, Rabdomante, nació en el desierto María Elena, en Chile, el más seco del planeta, y sabe cómo condensar agua para paliar tanta sequía. Sus creadores son el ingeniero y artista Joaquín Fargas y la diseñadora Elia Gasparolo, que han ocupado uno de los espacios Maker Art repartidos este año por la Feria Maker de Roma. Glaciator y Rabdomante son como dos insectos que se pasean lentamente entre la gente, mostrando su arte, su gran utopía y, también, la base tecnológica que los sustenta.

Pieza de arte ‘Glaciator’
Pieza de arte ‘Glaciator’
C. S.

De manera simbólica, con gps, generadores con Arduino, una Raspberry Pi y una cámara, Glaciator consigue que pequeñísimos copos de nieve se adhieran al glaciar transformándose en hielo. Mientras, en el desierto, Rabdomante logra recuperar unas gotas de agua con celdas Peltier alimentadas por paneles solares. Insinúan que "esto se podría hacer a gran escala, con mucha más tecnología". Los artistas ahí lo dejaron.

El rodillo Grass Roller, forrado de hierba, proponía a los visitantes de la Maker Faire de Roma conectarse con la naturaleza
El rodillo Grass Roller, forrado de hierba, proponía a los visitantes de la Maker Faire de Roma conectarse con la naturaleza
C. R.

En otro punto Maker Art, un gran rodillo forrado de hierba pasaba por encima de los visitantes, invitándoles a sentir el tacto de la naturaleza. Obra de arte en movimiento que inspira respeto medioambiental. El Grass Roller creado por Mattia Casalegno atrajo a muchos espectadores. Igual que el pintor Patrick Tresset, que, unos expositores más allá, tenía a sus robots autónomos retratando a todo el que posaba frente a ellos. Él mismo los programa para que reconozcan las caras y, en veinte minutos, las tengan dibujadas en papel.

Un piano con inteligencia artificial.
Un piano con inteligencia artificial.
MFR

Al piano, Álex Braga, autor del programa Artificial Music Intelligence (A-MINT) junto a Francesco Riganti y Antonino Laudani, de la Universidad Roma III. Es el primer instrumento con inteligencia artificial. El músico toca y el programa decodifica su estilo e improvisa hasta el infinito. Después de recorrer los festivales Sónar, Ars Electronica y Mutek y ser escuchado por los visitantes de la Maker Faire de Roma, A-MINT estará en breve en el mercado, a disposición de los compositores.

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