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La metformina y su posible efecto sobre el envejecimiento: "No hay que medicarse de forma preventiva sin estar enfermo"

Mientras se investiga si retrasa este proceso, los científicos invitan a ser cautos, puesto que todavía no hay evidencia.

Un envase de metformina en una oficina de farmacia de Zaragoza.
Un envase de metformina en una oficina de farmacia de Zaragoza.
H. A.

La metformina, el medicamento más habitual para tratar la diabetes mellitus de tipo 2, ha alcanzado notoriedad en las últimas semanas a raíz de varios estudios en curso en España que investigan sus posibles beneficios para tratar otras enfermedades, como el cáncer, el alzhéimer o incluso para ralentizar el envejecimiento.

A este respecto, los científicos consultados invitan a ser cautos, ya que se trata de un fármaco muy utilizado, y cuya relación con estas otras patologías no ha sido demostrada hasta el momento. 

"Se trata de estudios preliminares con grupos de población muy concretos. Si esto es así y se confima, el laboratorio tiene que ir con esa información a la Agencia Europea del Medicamento, y ver si con esos estudios es suficiente. Pero hasta que un fármaco demuestra un efecto y luego ese efecto se incorpora con indicación a la prestación farmacéutica pueden pasar muchos años", advierte Ana Cristina Bandrés, coordinadora de la Estrategia de Uso Racional del Medicamento en Aragón. 

En la Comunidad, se estima que uno de cada dos pacientes diabéticos adultos toman de forma habitual este fármaco, sujeto a prescripción médica. Según datos del departamento de Sanidad, del total del gasto farmacéutico en receta en Aragón en 2023, los fármacos antidiábeticos orales suponen el 13%, que corresponde a 47.408.918 euros. De ellos, la metformina sola o en asociación con otro fármaco supone el 47% del consumo (en dosis diarias definidas). Es decir, se trataría de "uno de los fármacos con mayor consumo", aunque también es uno de los más antiguos para el tratamiento de la diabetes mellitus. 

"Es un medicamento muy utilizado, puesto que la diabetes de tipo 2 se dice que es la epidemia del mundo occidental: comemos mal y estamos estresados, y con el tiempo se acaba desarrollando resistencia a la insulina", resume el investigador Alberto Anel, quien con su grupo lleva una década estudiando la relación de este fármaco antidiabético en la evolución de otras patologías como el cáncer

Así, según un artículo publicado en la prestigiosa revista 'Scientific Reports' del grupo 'Nature', dicha investigación en la que participaron científicos de la Universidad de Zaragoza demostró que la metformina, usada en el tratamiento de la diabetes de tipo 2, aumenta la capacidad antitumoral de células del sistema inmune y se podría combinar con inmunoterapia para mejorar la terapia contra el cáncer.

"Lo que nosotros hicimos -explica este científico- fue intentar ver uno de los aspectos en los que podría influir este fármaco, que es hacer que las células tumorales se hagan más susceptibles. La metformina induce la expresión de una molécula en los tumores que es importante para que las ceculas NK -responsables de la destrucción de las células cancerosas- se adhieran al tumor, y esa adhesión finalmente repercutiría en una mayor tasa de muerte", explica este investigador.

En el estudio, sin embargo, vieron que la metformina por sí sola no mejoraba el desarrollo de un tumor experimental en ratones. Pero si combinaban las células NK, la metformina y un anticuerpo dirigido contra el tumor, se obtenían "mejores resultados" de inhibición del crecimiento del mismo. 

"En investigación oncológica, hay que tocar muchas cosas para que los resultados, si llegaran a los pacientes, vayan funcionando. Lo que nosotros describimos puede tener importancia de cara a que también actuemos aumentando la susceptibilidad de los tumores a la acción de las células del sistema inmunitario, y ahora estamos viendo si la metformina por sí misma actúa sobre las células de este sistema. En unos casos vemos que puede ser inhibitorio y en otros no", adelante Anel. 

En relación a si la metformina puede contribuir a ralentizar el envejecimiento, como apunta un estudio reciente, Anel se muestra prudente, ya que insiste en que todavía no hay evidencia científica a este respecto. "Esto es un fármaco que se usa para una determinada enfermedad. Desde el punto de vista científico, medicarte de forma preventiva sin estar enfermo no es una práctica que sea muy recomendable. ¿Que te tomes una pastillita y esa pastilla retrase el envejecimiento? He estado intentando ver si existen ensayos clínicos convincentes en ausencia de enfermedad con este fármaco y esos ensayos no están hechos. No hay datos científicos para que se pueda decir que esto es así. Por tanto, medicarse de forma preventiva sin tener en este caso diabetes de tipo 2 no es algo excesivamente recomendable, porque todos los fármacos tienen algunos efectos secundarios y, si no estás enfermo, solo te quedas con estos", advierte. 

La misma opinión comparte la farmacéutica Ana Cristina Bandrés, al subrayar lo "complicado" que es demostrar los beneficios de un fármaco en una persona, a nivel individual. "Todos los estudios tienen unos parámetros de inclusión, y no suelen ser la población general. Ahora mismo este fármaco solo se puede obtener por receta y para esta indicación (la diabetes de tipo 2). Por tanto, a nadie se le puede ocurrir ir a una farmacia y comprarlo pensando que puede retrasar su envejecimiento porque no se lo van a dar. Está para una serie de pacientes, y si uno no es diabético y lo toma, se queda con la parte mala", dice. 

Entre los efectos adversos de este medicamento figuran trastornos gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y pérdida de apetito, síntomas que aparecen con mayor frecuencia durante el inicio del tratamiento y que desaparecen espontáneamente en la mayoría de los casos. Para prevenirlos, se recomienda administrar metformina en 2 o 3 dosis al día, durante o después de las comidas. "Un incremento lento de la dosis puede también mejorar la tolerancia gastrointestinal", asegura esta farmacéutica, quien insta en cualquier caso a trasladar "mensajes muy claros" a la población general sobre el uso de este y otros fármacos, evitando automedicarse. 

"Los ensayos clínicos para demostrar estas cosas deben hacerse de una forma controlada y regulada, y para eso están los investigadores y los grupos de trabajo reconocidos. Lo demás es todo pseudociencia", concluye esta experta.

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