gastronomía

De bares en Zaragoza: una catedral del mojito a la sombra de la Seo

Café Odeón abrió hace más de tres décadas en la plaza de San Bruno de Zaragoza, junto a la Seo y el arco del Deán, en lo que era el granero de un antiguo edificio.  

Café Odeón, en la plaza de San Bruno de Zaragoza
David Vahos y Daniel Salmerón, en el Café Odeón
Oliver Duch

Era un granero al cobijo de La Seo de Zaragoza, entre la plaza de San Bruno y el arco del Deán, pero su historia cambió a principios de la década de los 90. Tras dos años de reformas, Café Odeón abrió sus puertas el 28 de diciembre de 1992 como una cafetería, bar y coctelería.

Entre sus mesas de mármol y sus sillas de madera, parece caminar la historia. En las cuadradas baldosas del suelo y el ladrillo caravista de sus paredes se dibuja parte del legado de la ciudad, como desvelan los arcos de las antiguas bodegas o los vestigios de sillares de la época romana.

"Es un bar con mucha historia, desde el suelo, hasta las paredes o el ambiente", sostienen Daniel Salmerón y David Vahos, al frente de este bar en la actualidad. "Estas columnas eran de la Seo, de cuando se hizo la reforma!, comenta Vahos, mientras señala a la barra. No son las únicas, también la que da acceso a la parte inferior, junto con los pasamanos. La chimenea le brinda elegancia, al igual que la zona de sofás.

En su amplia terraza, San Bruno ha perdido la identidad de la plaza para algunos zaragozanos, que ya la conocen como "la de los mojitos". Esta bebida es un icono de Café Odeón, presente todo el año, más allá de los meses estivales. Sirven millones. "Son nuestra insignia y, además, disfrutamos haciéndolos", confiesa Daniel, que llegó a este bar hace 18 años. "Jugamos con sabores y texturas", tanto que los proponen naturales, además de fresa, plátano, piña y arándanos, que preparan con fruta natural y siropes que ellos mismos hacen. La clientela, en constante renovación, los valora tanto como los daikiris.

También tiene un hueco la coctelería, entre la clásica y moderna. La piña colada, los margaritas, caipiriñas, moskow mule, cosmopolitan o los negronis predominan en muchas de sus comandas. Es parte del legado del coctelero Antonio Sánchez, que trabajó en Odeón.

Las tartas son otro de los atractivos de su barra, que compran en la pastelería artesanal Melba. A todo ello se suman los cafés de su carta, como el escocés, irlandés, vienés, frappé o los quemadillos, que para muchos zaragozanos también son de referencia. En las más de tres décadas, la clientela se renueva constantemente.

La esencia de este tiempo se mantiene, aunque con novedades como los vermús de los domingos con curiosos bocados, como un chorizo picante flambeado o un guardia civil con un toque dulce. Esa es la única mañana que abren, el resto son las tardes y noches de martes a domingo.

La galería de al lado. Tanto Salmerón como Vahos consideran que Café Odeón es un lugar "multidisciplinar" y más el espacio anexo, que antaño fue una galería de arte. En la actualidad organizan eventos de todo tipo, desde presentaciones de libros, a comuniones, prebodas, cumpleaños o actos de asociaciones.

"Es un sitio donde la experiencia se transforma en algo vital; desde que entras hasta que sales, disfrutas del lugar y ambiente que se crea", resume Salmerón, quien asegura que podría contar mil y una anécdotas de este antiguo granero.

Apúntate a la newsletter de gastronomía de HERALDO y recibe en tu correo recetas para hacer en casa y las últimas noticias del sector.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión