curiosidades 

La ciencia da las claves para echar bien el kétchup y no morir en el intento

Su composición y hasta el conocido físico Isaac Newton tienen mucho que decir en esta ardua tarea en la que el truco está en la fuerza ejercida. 

Ketchup.
La botella de kétchup debe estar inclinada 45 grados para que la fuerza aplicada sea eficiente.
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Reconócelo: también has invertido un buen rato en golpear (como si no hubiera un mañana) el bote de kétchup para que cayera sobre unas suculentas patatas fritas, en una deliciosa hamburguesa o sobre un apetitoso 'hot dog'. Aunque ahora existen en el mercado sobres de dosis unitarias o hay quienes apuestan por prepararlo en casa, lo más habitual es adquirirlo en botes de plástico o de cristal. En estos últimos es donde más dificultades aparecen a la hora de verterlo sobre la elaboración. Y es que, ¿quién ha conseguido sacar solo un par de gotas tras varios intentos? O, lo que es peor, ¿quién no ha embadurnado e incluso manchado el mantel de kétchup al tratar de echar solo un poco?

Estas situaciones son tan cotidianas que hasta la ciencia ha decidido intervenir para explicar cuál es la formar correcta de volcar la botella, y así evitar las salpicaduras en la ropa y la batalla encarnecida entre los comensales y el bote de salsa. Un estudio de un grupo de ingenieros de la Universidad de Melbourne asegura que el problema de que este condimento sea tan difícil de servir radica en que se ejerce demasiada fuerza sobre el bote. Y es que el refranero español ya avisa con eso de "más vale maña que fuerza". 

Fluido no newtoniano

Lo primero que hay que saber es que el kétchup no es un líquido, sino un sólido suave o un fluido, como ocurre con la pasta de dientes, cuyas rayas de colores son toda una incógnita, o la pintura. Por ello, solo se moverá cuando se aplique la cantidad correcta de fuerza. En el estudio explican que este condimento por antonomasia de muchas elaboraciones es una suspensión de sólidos de tomate pulverizados en un líquido. En esta mezcla los sólidos crean una red continua, lo que le da a la salsa una fuerza física que resiste el movimiento. Esa es la fuerza que hay que superar para que fluya. Esto es necesario porque la viscosidad del kétchup no disminuye cuanto más rápido fluye, algo que contradice a Ley de viscosidad de Newton, por lo que se conoce como un fluido no newtoniano. 

Desde Heinz, la compañía que lanzó al mercado esta salsa en 1876, aseguran que el flujo del kétchup es de 0.028 millas por hora y, para llegar a esa velocidad es necesaria una fuerza en concreto que se consigue dando un golpe en la botella. En el caso de esta marca, el impacto se debe hacer en su el número 57 en relieve que hay en sus botellas. Sin embargo, estos son los pasos para aplicar la fuerza necesaria al echar este condimento, según el estudio de la Universidad de Melbourne, dirigido por Anthony Stickland. 

Claves para echar bien el kétchup 

Agitar 

Como era de esperar, el primer paso es agitar el bote. Eso sí, con la tapa puesta. Así, los sólidos se mezclan con los acuosos para dotar a la salsa de un flujo más suave. 

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Invertir

Es recomendable darle la vuelta a la botella para que la salsa de la parte inferior se mueva. Se puede ayudar a esta parte del proceso golpeando levemente la parte inferior de la botella. 

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Inclinar y verter

Por último, y tras abrir el bote, hay que inclinarlo unos 45 grados sobre la comida. Después, hay que dar unos golpes suaves pero firmes en la parte inferior. Se puede incrementar la fuerza mecánica hasta conseguir que la salsa fluya y comience  a moverse, pero no demasiado rápido para evitar las salpicaduras. 

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