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Díaz de Mera y Arcediano Monescillo, dos manchegos en la terraza y el VAR

La pareja de árbitros designada para el trascendente Real Zaragoza-SD Huesca de este lunes en La Romareda, uno en el campo y otro en el videoarbitraje, asumen un papel clave por los antecedentes en un partido crucial.

Isidro Díaz de Mera observa una jugada entre el oscense Ferreiro y el zaragocista Puado en el partido de la primera vuelta jugado en El Alcoraz que, curiosamente, también dirigió él.
Isidro Díaz de Mera observa una jugada entre el oscense Ferreiro y el zaragocista Puado en el partido de la primera vuelta jugado en El Alcoraz que, curiosamente, también dirigió él.
Verónica Lacasa

A falta de solo 7 jornadas para el final de la liga, con Real Zaragoza y SD Huesca -los dos equipos aragoneses de Segunda- jugándose el ascenso a Primera en un choque trascendental este lunes en La Romareda (21.45), la observación del reparto de protagonistas antes de un duelo tan relevante provoca una mirada inevitable al apartado arbitral. No es, nunca, un asunto secundario. Los jueces de los partidos, in illo témpore, forman parte del ecosistema de cada partido pero, mucho más, cuando esos 90 minutos son de alto voltaje, con hondas repercusiones: finales, semifinales, promociones de ascenso, partidos decisivos al final de una liga... y es el caso. 

La comisión de designación, compuesta por una terna de personas con radicación tanto en la Federación como en La Liga, ha enviado a Zaragoza al castellano-manchego Isidro Díaz de Mera Escuderos, un ciudadrrealense de Daimiel de 30 años que va a concluir su 4ª temporada en la división de plata. Es curioso, en este caso, que se trate del mismo que dirigió el mismo enfrentamiento entre oscenses y zaragocistas en la primera vuelta en El Alcoraz. No suele ser lo habitual este tipo de repeticiones. 

Asimismo, desde este curso, en el que se implantó el VAR (videoarbitraje) en Segunda División, también adquiere protagonismo sobresaliente el árbitro cibernético, el que desde la sala VOR -asi se denomina- ubicada en la sede federativa de Las Rozas (Madrid), toma decisiones junto con el colegiado de campo a través de las imágenes de televisión y diversas tomas de las acciones polémicas o punibles. Y en este flanco de la información, el sujeto también tiene origen manchego, de la provincia de Ciudad Real, de Puertollano: es el más veterano Dámaso Arcediano Monescillo, un clásico en los últimos 7 años en Segunda para el Real Zaragoza, pues a sus 35 años va a cumplimentar su 9ª campaña en el segundo nivel del balompié hispano. 

Los linieres -asistentes- de Díaz de Mera en las bandas de La Romareda serán Diego Santaúrsula Aguado, otro manchego más del elenco, y un extremeño, David Ortiz Calderón. El cuarto árbitro, entre banquillos, será un catalán: David López Jiménez. 

Por su parte, entre las cuatro paredes del VAR, en Madrid, acompañará a Arcediano, como auxiliar del videoarbitraje, el madrileño David Maldonado Urbina. Sin duda, David es el nombre del día.

Así pues, Díaz de Mera repite como árbitro de exteriores en un Huesca-Real Zaragoza. Y Arcediano también tendrá el efecto de la repetición sobre su persona, pues hará doblete en 24 horas: en la noche del domingo ya fue el árbitro del VAR en el último partido de la jornada dominical, el Fuenlabrada-Extremadura. Otra cuestión llamativa sobre cómo están repartiéndose las labores los jueces en esta mini liga comprimida en tiempos extraños. 

Díaz de Mera, el que atenderá la terraza del partido sobre el tapete verde de La Romareda, tiene como antecedente de peso el hecho de haber dejado al Real Zaragoza con 9 jugadores en el partido de Huesca durante los últimos 10 minutos del partido, pues primero expulsó a Delmás a falta de un cuarto de hora y reincidió en su dura pena de la tarjeta roja con Guitián poco después. Hubo amargas quejas de los zaragocistas por el criterio dispar que manejó aquel día el daimieleño. Estas cosas pasan cuando se decide designar al mismo árbitro de la ida para un choque de vuelta: la mente tiende a rememorar, a comparar, a escudriñar pros y contras. Inevitable efecto.

Y, en el otro núcleo de decisión arbitral, el VAR, Arcediano tendrá sobre sí la lupa del zaragocismo que vio, con enorme extrañeza y nula explicación cabal, cómo en el último partido en el estadio zaragozano, en aquella dura derrota por 0-2 ante el Almería, su colega vasco Jon Ander González Esteban no dio señales de vida desde Madrid en un choque cargado de jugadas conflictivas que no tuvieron refrendo en la sala VOR, que pareció ser ignorada por completo durante toda la tarde por el árbitro de campo, el valenciano Saúl Ais Reig. 

Hubo un rostro roto por un codazo, el del zaragocista Atienza (8 puntos de sutura alrededor de un ojo) por parte del central balcánico del Almería Nikola Maras, que no mereció ni una sola consulta pese a la evidencia de la agresión en un córner. No solo no se dio la expulsión del almeriense, es que no hubo siquiera tarjeta amarilla e, increíblemente, ni se pitó falta en la acción. También hubo dos posibles penaltis en el área andaluza, un agarrón flagrante -con derribo- a Delmás cuando iba a rematar un saque de esquina y una mano de un defensor visitante en un balón centrado al área pequeña que, cuando menos, debería haber entrado en la revisión del VAR, como se ha visto en todos los partidos jornada a jornada, día a día. 

Y también resultó singular el comportamiento de los dos linieres de Ais Reig hace una semana ante el Almería, no dejando acabar nunca las jugadas susceptibles de ser fuera de juego y levantando el banderín a la primera aun a costa, como así sucedió, de pifiarla en dos decisiones cuando el zaragocista Soro se iba solo hacia portería con opciones claras de gol. No dejaron capacidad de maniobra al VAR, en contra de lo que dicta el reglamento actual. Y el Real Zaragoza salió claramente perjudicado de esa mala praxis desde las bandas. 

A todos estos antecedentes se enfrenta esta vez Arcediano Monescillo desde el prisma del zaragocismo, que confía en que el avance tecnológico que supone el VAR no siga siendo, como ha sucedido mayormente durante esta primera temporada de vigencia, un foco de perjuicios para los blanquillos antes que un grifo de justicia en jugadas que son a su favor y se revisan convenientemente (el recuento a final de temporada será curioso).

Pero, sobre todo, Arcediano, desde Las Rozas, deberá manifestarse. Y no como en una ouija. Será bueno que no dé la sensación de que el VAR está cerrado los lunes por descanso semanal. Sobre todo cuando durante todo el fin de semana han sido infinidad las jugadas revisadas en todos los campos de Segunda (y Primera), muchas veces para rectificar a los colegiados de campo y hacer justicia ante los hechos irrefutables. 

 

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