Real Zaragoza

Las claves del nuevo curso

En el inicio de la pretemporada, el conjunto aragonés ha de tener muy claras las líneas por las que debe transitar para volver a la máxima categoría.

Desolación de los jugadores del Real Zaragoza después de consumarse el descenso
Partido entre el Zaragoza y el Atlético de Madrid_2
AGENCIAS

Con la mirada en el ascenso a Primera División, el Real Zaragoza tiene que tener muy clara la línea por la que ha de conducirse para lograr ese objetivo. 


1. Acierto en la confección de la plantilla. Se ha de trabajar para garantizar una escuadra competitiva, que sea de verdad un equipo que mande con autoridad en la categoría, que sea respetado y temido. De momento, se ha apostado por las incorporaciones de Barkero y David Cortés. Es fundamental que el bloque tenga una sólida columna vertebral y que comience a trabajar cuanto antes.


2. Estabilidad institucional. Una cuestión casi tan importante -tal vez más- que la deportiva. La delicadísima situación por la que atraviesa el Real Zaragoza obliga a encontrar un equilibrio, un territorio de tranquilidad, de paz por el que puede discurrir el proyecto. Juega un papel decisivo García Pitarch, pero es necesario que Agapito deje la gestión a personas preparadas y competentes. Y en los que se pueda descubrir la señal del zaragocismo. La grieta entre la afición y el propietario obliga a éste a encontrar una salida.


3. Seguridad y convicción. Hoy el Real Zaragoza -y con él, el zarargocismo- está envuelto en dudas, inquietudes y temores. Resulta imprescindible que el equipo afronte el inicio de la competición -en algo menos de un mes- con la seguridad de que va a cumplir con el único objetivo que tiene señalado, el ascenso. Desde el mismo momento en que eche a rodar el balón.


4. El hallazgo de una referencia sólidamente zaragocista. Al proyecto que se inicia en la mañana de este lunes le falta claramente un enlace con las raíces blanquillas. La inminente salida del presidente Fernando Molinos va a dejar el vacío de una referencia imprescindible, a la que los aficionados puedan apelar y agarrarse. Y debe jugar, además, un papel fundamental -no convertirse en un mero florero- en el engranaje zaragocista.