A un palmo de que dé comienzo, el próximo lunes,
la pretemporada y después de más de un mes de consumarse el descenso, el zaragocismo vive
atónito la situación de duda e incertidumbre en la que se asienta el
Real Zaragoza. En este momento, a falta de poco más de un mes de que dé comienzo el Campeonato, el equipo aragonés no tiene
ni proyecto deportivo ni estructura institucional. Y su gran aval, que es la afición, observa envuelta en el vértigo –y harta- el
desesperante desconcierto en el que aparece envuelta la entidad blanquilla.
los movimientos indispensables en el ámbito deportivo; pero aquella idea duerme de momento en el limbo de los justos y
en puertas de la pretemporada.
en el equipo, lo que bloquea cualquier posibilidad de desarrollar un trabajo serio de conjunto, de establecer un esquema, de fijar las pautas deportivas de lo que debe ser el equipo en Segunda.
Y el Real Zaragoza no logra escapar de
la crisis en el ámbito institucional. De momento, aparece entre tinieblas la figura
escasamente reconocible por el zaragocismo de Jesús García Pitarch; cuya incorporación el club no confirma, a pesar de que parece que elabora un plan de trabajo.
La inminente salida del presidente Fernando Molinos obliga a Agapito Iglesias a optar
por una cabeza representativa que ha de entroncar con el zaragocismo, en donde la afición pueda encontrar un referente claro. Pero, ¿qué papel va a desempeñar el nuevo presidente con un director general que quiere reorganizar el club? ¿Volverá la figura del presidente florero?
Resultaría inadmisible para la afición, más aún si se trata de una persona querida y respetada. Su papel no debería estar supeditado al del director general; sería incomprensible para la afición y
una falta de respeto hacia la cabeza representativa del club.
Ha sonado con fuerza la figura de Isidro Villanova. Hace tiempo que Agapito Iglesias valora darle
peso específico en la entidad blanquilla. Pero su labor –la suya como la de cualquier zaragocista reconocible- no puede estar ordenada por otras voluntades. Se le exige trabajar codo a codo; pero no convertirse en
la cara amable de un nuevo desorden.
Isidro Villanova –u otra persona de referencia blanquilla- carga con la responsabilidad de
sostener la ilusión –los restos de la ilusión- de la afición del Real Zaragoza. Es su bagaje fundamental; y con esa maleta no puede permitir que le usen, le pisoteen o tergiversen.
De momento, no se mueve ficha.
Continúa la desesperante espera.