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Real Zaragoza-SD Huesca: el derbi ya está en marcha

Ni Jim ni Ambriz firman el empate en un partido que en ambos casos debe servir para despejar dudas. 

El derbi aragonés entre Real Zaragoza y SD Huesca se juega a las chapas en el Espacio Ambar
El derbi aragonés entre Real Zaragoza y SD Huesca se juega a las chapas en el Espacio Ambar
Guillermo Mestre

El derbi aragonés coge carrerilla, encara la última recta antes de que el lunes, 11 de octubre, en La Romareda (21.00) se escuche el pitido inicial a las 21.00. El Real Zaragoza y la Sociedad Deportiva Huesca ya preparan con mimo la cita, se miran a los ojos, se desean suerte en lo venidero, pero lo tienen claro, el empate por lo pronto no se firma. 

Así quedó de manifiesto en la primera toma de contacto que vivieron Juan Ignacio Martínez y Nacho Ambriz, los entrenadores blanquillo y azulgrana. El duelo que disputarán en la víspera del Día del Pilar sobre el césped del feudo zaragozano, lo representaron en primer término sobre un tapete y con chapas mediante en la antigua fábrica de Cervezas Ambar de la capital aragonesa. Fue una forma lúdica de conocerse en persona, darse la mano y charlar largo y tendido. También de sacar a relucir su gen competitivo. El resultado, por cierto, fue de 0-0. Tanto en su duelo como en el que también protagonizaron dos de sus pupilos, Vada y Buffarini. A su alrededor hubo expectación e incluso una suerte de palco. La representación institucional del Real Zaragoza corrió a cargo de su vicepresidente, Fernando Sainz de Varanda. Mientras, por el Huesca estuvo presente su consejero delegado, Manolo Torres.

Ni a Jim ni a Torres hay que explicarles sobre la trascendencia del encuentro. Aunque se estrenen en el aragonés, ambos han vivido ya a lo largo de sus carreras otros partidos de especial significación para las aficiones que entonces se sentaban tras de sí. Jim, por ejemplo, conoce los Levante-Valencia y Ambriz ha vivido allá en su país, en México, los vibrantes América-Guadalajara. Más allá de eso, están los tres puntos en juego, de máxima relevancia aunque de lo que se esté hablando sea de la novena jornada de liga. Los dos arrancaron el curso con las miras altas, pero no atraviesan ahora mismo por su mejor momento.

El Real Zaragoza, antepenúltimo, ha caído a puestos de descenso. Aunque acumula una racha de cinco partidos sin perder, tras unas tablas con el Ibiza y dos marcadores adversos con el Valladolid y el Cartagena, previos al 1-2 con el Alcorcón -único triunfo- los cuatro últimos resultados han sido empates; el más reciente, el 0-0 con el Oviedo. Los blanquillos son capaces de desarrollar un buen juego, pero no lo traducen en goles.

También el Huesca genera dudas. Es undécimo con dos puntos más que su próximo anfitriones, lo que deja claro lo apretada que se encuentra todavía la clasificación. Arrancó generando buenas sensaciones con dos victorias, encadenó después tres derrotas, pareció salir del bache con cuatro puntos en dos partidos y el sábado pasado volvió a hincar la rodilla tras un 1-2 con el Tenerife.

Así las cosas el Real Zaragoza-SD Huesca se presenta como una forma de relanzar las fórmulas y postulados de ambos técnicos. El que venza saldrá reforzado, el que caiga verá incrementados sus interrogantes. Por ello, ambos preparan el derbi con mimo. Aleccionando a sus hombres y estudiando al dedillo a su oponente. Algo de eso afloró en el choque de fútbol-chapa que protagonizaron quizá fruto de subconsciente. Para empezar los dos podían situar a sus ‘jugadores’ como quisiesen. Jim optó por un 4-3-3 y Ambriz por un 4-4-2. Curiosamente el Zaragoza acostumbra a colocarse sobre el terreno de juego de la manera que escogió el entrenador que a buen seguro más los ha escudriñado en los últimos días y al contrario sucedió con su oponente. El Huesca ha venido empleando preferentemente a lo largo de la campaña ese dibujo y una variación cercana como es el 4-2-3-1.

Jim, que ya conocía el juego desde su infancia, fue más incisivo y descarado tanto en sus declaraciones como en la forma de desenvolverse sobre el tapete. Ambriz, sin experiencia previa, más cauto, aunque se fue soltando. "Me sabe mal, pero éste es el primer partido que va a perder a las chapas", se dirigió retador el alicantino al mexicano, al que también le había alertado sobre su pericia. Éste, en cambio, acertó en su pronóstico de "partido parejo". La acción se desarrolló principalmente en la mitad del campo azulgrana, pero sin que se abriese el marcador en los cinco minutos que duró el choque y en el que acabó aflorando las ganas de vencer de cada uno, dentro de la cordialidad y la complicidad creada.

Ambos tienen puntos en común. Más allá de que sean casi de la misa edad -Jim tiene 57 años, uno más que Ambriz- afrontan un momento clave en sus carreras para asentarse en el fútbol español. El alicantino volvió a él la temporada pasada tras cinco campañas y un periplo que le llevó a China y a Kuwait, y el mexicano vive su primera experiencia con el objetivo de labrarse un nombre en Europa.

La misión que asumió Jim en diciembre no era nada sencilla, reavivar a un equipo que iba a la deriva y por cuyo banquillo ya habían pasado Rubén Baraja e Iván Martínez. Tomó las riendas en la jornada 19 con el equipo penúltimo a cuatro puntos de la salvación y con una trayectoria de solo un partido ganado de quince. El Zaragoza terminó la liga 15º, cuatro puntos por encima del descenso. Resultado que le hizo ganarse a pulso tener la oportunidad de iniciar un nuevo proyecto.

El pasado verano, Ambriz, tras haber ganado una copa, una liga y una Liga de Campeones de la Concacaf en México, decidió reanudar la aventura en el Viejo Continente, que había arrancado tiempo atrás como asistente de Javier Aguirre en Osasuna y el Atlético de Madrid, ya como máximo responsable de un banquillo. Una decisión que causó controversia al otro lado del Atlántico. En sus primeras jornadas en Segunda División ha podido comprobar lo que intuía en la distancia, la dureza de la competición.

Tras los entrenadores fue el turno de Vada y Buffarini, también novatos con las chapas, pero que pronto sacaron a relucir la competitividad que caracteriza al jugador argentino. No faltaron los piques, las bromas e incluso las reclamaciones al árbitro, Sergio Planté, presidente de la Federación Española de Fútbol-Chapa, cada vez que se producía un fallo. Buffarini marcó, pero su gol resultó anulado por tirar desde su campo, algo que no está permitido. Por su parte, Vada también se encontró con la red, aunque lo que entró entre los tres palos fue un ‘jugador’, no la pelota.

Al final, los cuatro brindaron en un acto en el que imperó el buen ambiente y la deportividad. El lunes en La Romareda el deseo común es que estos sentimientos continúen, aunque entonces habrá mucho más en juego. Tres puntos que son mucho más que tres puntos.

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