meteorología

Ofrendas pasadas por agua: los años más lluviosos y el ranquin de los más calurosos

El día del Pilar de 2012 fue el más lluvioso de los últimos 60 años: cayeron 27 litros por metro cuadrado.

En 2010, la lluvia no impidió que acudieran a la Ofrenda miles de personas, pero sí hizo que fuera menos numerosa.
En 2010, la lluvia no impidió que acudieran a la Ofrenda miles de personas, pero sí hizo que fuera menos numerosa.
José Miguel Marco

Desde que se celebra la tradicional Ofrenda de Flores, un acto que se realizó por primera vez en 1958, al menos una veintena de veces la lluvia ha condicionado el paso de los oferentes en el día grande de las Fiestas del Pilar.

En 2010, una de esas Ofrendas pasadas por agua, el paseo de la Independencia se convirtió en una riada de paraguas cuando la lluvia hizo acto de presencia desde el punto de la mañana. Zaragozanos y visitantes, con la misma ilusión pero más fuerza de voluntad que en días soleados, tuvieron que saltar y sortear charcos frente al Ayuntamiento. No obstante, la lluvia dejó también una bonita estampa de la Virgen reflejada en el agua de la plaza.

A la izquierda, una niña con botas de agua. A la derecha, la Ofrenda de Flores a la Virgen reflejada en un gran charco en la plaza del Pilar.
A la izquierda, una niña con botas de agua. A la derecha, la Ofrenda de Flores a la Virgen reflejada en un gran charco en la plaza del Pilar.
José Miguel Marco

Ese año, los ánimos de la gente reflejaban el incordio que supone pasar la Ofrenda cuando el tiempo no acompaña, pero daban muestra también de la devoción por esta fecha que muchos graban a fuego en el calendario sin depender de cuál sea la previsión meteorológica. "La lluvia es muy incómoda. Lo peor es estar esperando con los críos, se cansan y protestan... Pero se aguanta, porque es una vez al año y nos hace mucha ilusión llevar flores a la Virgen", contaba en 2010 una zaragozana de 52 años. "No nos importa ni el madrugón ni la lluvia. Hay que continuar con la tradición", decía restándole importancia a las inclemencias del tiempo otra aragonesa que vino aquel año desde Longás.

"La lluvia es muy incómoda. Pero se aguanta, porque es una vez al año y nos hace mucha ilusión llevar flores a la Virgen"

Aunque a no todo el mundo le importe mojarse, lo cierto es que la lluvia siempre influye -y para mal- en las estadísticas. De hecho, en 2010 acudieron menos personas a la Ofrenda y hubo mucho menos público que en otras ediciones. No hacía mañana para estar de pie viendo pasar a los grupos con paraguas.

Para evitar que la meteorología limite la participación en la Ofrenda y otros actos festivos, en 1930 el escritor turiasonense Gregorio García-Arista tuvo la ocurrencia de proponer frente al mal tiempo nuevas fechas. Así, un escrito suyo titulado ‘Hay que cambiar las fechas’ abre la edición de HERALDO del 5 de octubre de ese año. En él propone adelantar las celebraciones una semana, de manera que se celebren siempre entre el 1 y el 12 de octubre. El objetivo, doble: por un lado, intentar esquivar el mal tiempo y, por otro, aprovechar mejor el curso universitario.

Salta a la vista que la petición no logró el suficiente respaldo, puesto que los Pilares se siguen celebrando en torno al 12 de octubre, cogiendo dos fines de semana seguidos, y mirando siempre al cielo cuando se trata del día grande.

Más días sin lluvia

Los datos recogidos en la estación meteorológica del Aeropuerto de Zaragoza (la que tiene la serie climatológica más larga) reflejan, sin embargo, que han sido más los días de Ofrenda de Flores sin precipitación que con ella. En total, según cifras de la Aemet, entre 1961 y 2021 llovió durante 20 días del Pilar, frente a los 41 días en los que se ha disfrutado de la tradición sin la presencia de la lluvia. El peor, según el ranquin de los días más lluviosos, fue el año 2012, cuando cayeron 27 litros por metros cuadrado (a partir de 20 ya es significativa la precipitación), lejos de los 6,7 registrados en 2007 o los 7,3 litros que cayeron en el año 2000. 

El tiempo variable que prima en otoño ha dado lugar a días 12 de octubre de todo tipo: pasados por agua, de calor o batidos por el cierzo. Hasta un total de 17 días se registraron rachas de viento por encima de los 50 km/h. Eso sí, en los últimos años el buen tiempo parece respetar la tradición y más que el paraguas lo que apetece dejar en casa es el mantón, si se alcanzan los 29,3 grados de máxima que dejó el 2019.

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