gastronomía

Una ruta variada para ir pensando en el vermuteo de las fiestas del Pilar

Del Casco Histórico al centro pasando por varios parques, lo clásico y lo moderno se mezclan alrededor de sugerentes propuestas de gastronomía en miniatura.

El equipo de El Escondite, uno de los bares para ir de vermuteo por Zaragoza.
El equipo de El Escondite, uno de los bares para ir de vermuteo por Zaragoza.
H. A.

Se acercan las fiestas del Pilar de Zaragoza y después de dos años de dificultades provocadas por la pandemia, se van a poder vivir sin ningún tipo de restricciones. En este escenario, las barras de los bares han recuperado su actividad y, en ellas, una apuesta segura e imprescindible para disfrutarlas plenamente es el vermuteo.

Toca, por lo tanto, empezar a hacer planes para compartir la alegría de festejar y la pasión por la gastronomía en miniatura. Y la hora del vermú es, sin duda, uno de esos momentos que hay que tener muy en cuenta. Es lo que pretende esta ruta que abarca buena parte de la ciudad mostrando que hay vida más allá del activo Tubo. En ella se mezclan lo clásico y lo moderno. Y es que, a la hora de hacer un buen vermuteo, lo de menos son las etiquetas.

Vinos Rubio
Vinos Rubio
A. T.

Entre San Francisco y Goya

En Vinos Rubio (c/ Santa Teresa de Jesús, 8) todavía se mantienen como icónica decoración la nevera de obra de color rojo y las cubas de vino. En este escenario saben diferentes los mejillones con mayonesa y picante, las anchoas, piparras, gambas o pepinillos rellenos, unos bocados ideales que pasan mejor con su vermú casero.

A cuatro minutos andando de Vinos Rubio, en Calle de Manuel Lasala, 8, abre sus puertas Salsipuedes, una tasca encantadora, el lugar idóneo para los que aman las tapas generosas como el guardia civil, tostadas y ensaladas preparadas con tomate de la huerta de Zaragoza. Y el laterío, de mucha calidad. Nade de improvisar.

Muy cerca, el eterno Trujalico (c/ Baltasar Gracián, 21) ofrece una amplia selección de vinos de la tierra que maridan a la perfección con su quesos y embutidos. Los que prefieren tapear disponen de más de diez propuestas para elegir con una mirada muy marinera: pulpo, salmuera, sardina… Pero lo dicho, especialmente a la hora de seleccionar los quesos, lo bordan.

Selección de quesos de El Trujalico
Selección de quesos de El Trujalico
H. A.

Plaza de los Sitios

En el entorno de la plaza de los Sitios hay mucho donde elegir. En la calle de Joaquín Costa, por ejemplo, una visita imprescindible es la del Costa 8, un bar ´gluten free`. No hay vermú sin vinagrillos y entre los clásicos de su barra se encuentran el corazón de alcachofa rellena de picadillo vasco o jamón, la gilda mixta con tomate seco o la bomba fresca de aceituna manzanilla con salmón ahumado y queso feta. Esta especialización del Costa 8 es su valor diferencial.

La Jaula de Grillos (c/ Juan Bruil, 19) también es un establecimiento 100% sin gluten. El local es más bien pequeño, lo que contribuye a tener la sensación de que aunque no haya mucha gente, siempre parezca que está muy ambientado.

A la hora del vermú les gusta jugar con combinaciones dulces y saladas, como el montadito de cebolla caramelizada, chocolate y queso de cabra, o la crepe de carne picada con parmesano y salsa barbacoa casera.

En Candolías (Plaza de los Sitios, 17), a media mañana se sigue disfrutando con su bocado más popular, el taco picante. Pero hay más. Candolio es el buque insignia de la casa, un huevo pochado a baja temperatura con trufa del que hay más de 15 versiones. También se puede vermutear con guisos caseros como el albondigón de ternasco relleno de queso de cabra con salsa perigourdine.

Los vinagrillos que forman parte de la barra del Costa 8 contienen entre cuatro y cinco tipos de ingredientes distintos.
Los vinagrillos que forman parte de la barra del Costa 8 contienen entre cuatro y cinco tipos de ingredientes distintos.
Gastrobar Costa 8

Por la Magdalena

Si hay un lugar de peregrinaje que rebosa durante las fiestas ese es Antigua Casa Paricio (Coso, 188), donde el esplendor de las tabernas de antes se respira en todos sus rincones. La familia Cabrera ofrece un excelente vermú casero con sifón. Por supuesto, hay que acompañarlo con sus anchoas, que limpian y preparan con mimo en el local. Luego se puede continuar con berberechos, tacos de atún, chipirones, navajas… Lo dicho, una propuesta muy clásica, como esta joya casi centenaria.

A escasos metros, en el número 44 de la calle San Lorenzo, hay que acercarse a otro local con solera: El Gallizo, con su espíritu de tasca, de bar donde se trabaja con mimo el producto fresco y el vermú puede alargarse hasta juntarse prácticamente con la cena (especialmente los domingos).

Los rebozados de El Gallizo son de nota. Elaborados, además, sobre la base de una buena 'rebocina' preparada con sifón, sin colorantes y con harinas de calidad. Tienen la textura de una galleta y no de un bollo de rebozado, así que son bastante digestivos. La gamba gabardina se ofrece en un pincho con cuatro unidades y en esta presentación culinaria se pueden degustar huevo gamba, alcachofas, bacalao o jamón con chorreras.

Empanadas de La Milonga
Empanadas de La Milonga
H. A.

Entre parques

En los parques de Zaragoza también hay vida vermutera. El Escondite (Paseo de los Rosales, 30) se esconde en el oasis del parque Miraflores, con Luis Vicente detrás de la barra ideando siempre tapas aptas para concurso y para celíacos. Es de los establecimientos que más croquetas venden de Zaragoza. Por algo será.

Igual de tranquilo es el parque Pignatelli, donde acaba de abrir un quiosco en formato ´chill & grill` con una interesante mirada al tiempo de vermú. Su nombre es La Milonga y se puede comer al estilo argentino, saborear unas buenas brasas o acabar la noche con un cóctel, pero a media mañana lo bordan. Tienen unos cuantos vermús para elegir y acompañar de empanadas, gambas gadget o papas bravas a su estilo.

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