gastronomía

Una cocinera aragonesa en Noruega y su afán por unir las dos gastronomías

La cocinera zaragozana Silvia Ambros, que hace prácticas en el país nórdico, quiere fusionar su gastronomía.

Silvia Ambros, en cuclillas, preparando la trucha en unas piedras calientes.
Silvia Ambros, en cuclillas, preparando la trucha en unas piedras calientes.
Lourdes García

La cocinera zaragozana Silvia Ambros está en Noruega haciendo las prácticas del programa Erasmus con las que culmina el grado superior de dirección de cocina que ha estudiado en el IES Miralbueno de Zaragoza. Este domingo regresa a la capital aragonesa después de un periplo que en primavera también le llevó a la ciudad griega de Corfú.

Silvia se trae en la mochila “un sinfín de bonitas experiencias profesionales y personales”. Pero de este último ´stage` regresa con algo más. “Voy a intentar establecer lazos de colaboración entre Noruega y Aragón, que nuestras cocinas se fusionen y convivan a la mesa dos culturas gastronómicas muy diferentes”.

Esta cocinera vivió hace unos días una jornada especial en las montañas y allí terminó de darle forma a su idea. De la mano de la chef Laila Kvellestad, la primera policía ranger de Noruega, que ahora se dedica a reivindicar la gastronomía tradicional de su país, preparó una comida para 50 comensales en plena naturaleza.

Los ingredientes del menú fueron truchas asalmonadas pescadas por Laila y carne de reno. “Aquí no hay otra cosa, la gente vive de la caza, la pesca y del queso de cabra que se elabora”, comenta. A la entrada de las iglesias, por ejemplo, hay un almacén donde los feligreses dejan las armas, “lo que da una idea del carácter cazador de este pueblo”,

Silvia trabaja en el hotel Gudvangen Fjordtell, en una localidad que no llega a los cien habitantes, pero que casi todos los días recibe a decenas de turistas con ganas de pasear por los fiordos. “Aurland, que es el municipio más grande de la zona, no tendrá más de mil habitantes”.

En la jornada culinaria de montaña, Laila llevó leña para preparar el fuego, mientras que las truchas se cocinaron sobre piedras calientes. El reno lo hicieron de dos formas: estofado y marinado con una crema agria, frutos del bosque y queso azul. “En el menú también había una especie de jamón ahumado, pero de oveja”, explica.

Tras vivir esta experiencia, a Silvia Ambros le seduce mucho la idea de preparar este mismo estofado “con nuestro aceite del Bajo Aragón, setas del Pirineo y salsa de trufa negra de Sarrión; tiene que estar impresionante”. Es por ello que lo antes posible quiere que Laila Kvellestad y el chef Rubén Sebastian Hasselgard –fue quien requirió su presencia en el país nórdico– viajen a Zaragoza para hacer realidad la fusión de las cocinas noruega y aragonesa.

Mientras esa fecha se concreta, la cocinera zaragozana tiene claro que en primavera regresará de nuevo. “Quiero aprender más sobre la gastronomía de este país y ver de qué forma todo mi bagaje culinario se puede aplicar a sus productos y, al revés, cómo su cocina la podemos adaptar y fusionar con la nuestra”.

Lo que a Silvia también le gustaría traerse a España son las condiciones de trabajo de Noruega. “El hotel donde estoy contrató a un fisioterapeuta para que nos diese masajes durante una semana –relata– y vaya si se notó”.

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