Los empresarios piden muros y balsas para blindar la Feria y La Cartuja ante nuevas riadas

Urgen coordinación para evitar daños millonarios como los que provocó la tormenta del 6 de julio.

Instalaciones de Taim Weser, una de las empresas afectadas por la tormenta de julio
Instalaciones de Taim Weser, una de las empresas afectadas por la tormenta de julio
Francisco Jiménez

Los empresarios de Feria de Zaragoza y el polígono de La Cartuja, dos de las zonas más castigadas por la histórica tormenta del pasado 6 de julio, piden muros y balsas de decantación para "blindarlas" ante nuevas inundaciones. La aprobación de la declaración de zona catastrófica hace hoy una semana ha generado cierto alivio, pero todos coinciden: hay que empezar a planificar el medio y el largo plazo para evitar que se repitan los daños millonarios de este verano.

El Ayuntamiento de Zaragoza ya ha anunciado que ampliará el muro de Parque Venecia y abrirá un canal de 240 metros de longitud; zanja que se ejecutará con carácter de emergencia y que, previsiblemente, estará lista antes de finales de año. Las afecciones en el entorno del colegio María Zambrano y el Tercer Cinturón fueron, sin duda, las más graves, pero las registradas en la Feria y La Cartuja no se quedaron atrás, de ahí que se pida "coordinación" para reforzar la seguridad de todos estos puntos.

El presidente de Feria y la empresa Taim Weser, Manuel Teruel, cree necesario "estudiar medidas de forma colectiva" y tener en cuenta que el agua "no vino del cielo, sino del suelo". "Antes yo nunca miraba la web de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), pero ahora lo hago prácticamente a diario, porque si ha ocurrido puede volver a suceder", aseguró. En Feria tienen ya un plan presupuestado en unos dos millones de euros que incluye un muro y una cuneta perimetral para evacuar el agua hacia zonas más seguras.

Ya en 2015 elevaron los transformadores. "El problema es que lo de esta vez ha sido desproporcionadísimo", dijo. Como consecuencia, habría que subir aún más los equipos electrónicos y de fibra, reforzar la galería y apostar por sistemas de bombeo para evitar que el agua coja altura.

Los daños que provocó la tormenta de julio, valorados en alrededor de tres millones de euros, siguen latentes, quedando aún unas semanas para que todo vuelva a estar en perfecto estado de revista. Tanto es así que la Feria General faltará a su cita estas próximas Fiestas del Pilar –algo que solo había sucedido en 2020 por la pandemia– y se retrasará a finales de año.

Lo mismo ocurre en La Cartuja, donde "todavía se sigue quitando barro". "Una vez que cerremos este episodio tendremos que ir de la mano con las administraciones para resolver el problema", comentó Teruel.

Asu entender, el polígono necesita "muros para redireccionar el agua" y balsas de decantación para regular parte del caudal. En Taim Weser han decidido subir toda la infraestructura informática a la primera planta. "En Feria, la galería, que tiene cinco metros de altura, se inundó por completo y en las oficinas de La Cartuja, que están más altas, el agua llegó hasta los 60 o 70 centímetros. En las naves, por ejemplo, alcanzó un metro y medio. Solo en Taim hemos tenido que sacar 1.600 metros cúbicos de lodo. Se estima que entraron 55 m3/s", precisó.

En puntos como el PTR se estaría estudiando la efectividad de las dos balsas de laminado existentes ante lluvias torrenciales de este calado con vistas a reforzarlas de resultar necesario.

"Hay que ponerse a trabajar"

Aquel 6 de julio, los polígonos "hicieron de presa" y evitaron mayores daños en La Cartuja. "Si no hubiera sido por ellos, el agua podría haber llegado al casco urbano", apuntó José María Lasaosa, alcalde pedáneo de este barrio rural. Las graves afecciones hicieron que en las horas posteriores se movilizaran tractores y se ofreciera el centro cívico como ‘oficina temporal’ a los empresarios perjudicados. También se les facilitó agua de boca para que no tuvieran que detener la producción, aunque fábricas como la de BSH tuvieron que hacerlo al quedar arrasadas por el agua. "Hemos estado hablando ya con Cepyme y con alguna empresa a título particular y lo que es evidente es que hay que buscarles soluciones", indicó.

En su opinión, al igual que ocurre con el Tercer Cinturón, se necesitan "estudios técnicos profundos y pormenorizados" que determinen cuáles serían las mejores medidas a adoptar. "Por el momento, lo único que sabemos es que todo el agua fue a parar allí, y que si llueve otra vez volverá a suceder lo mismo. Independientemente de que indemnicen ahora y puedan solucionar parte del problema económico, hay que ponerse manos a la obra para buscar una solución", agregó.

Cuarte encarga un estudio

Mientras, el Ayuntamiento de Cuarte de Huerva, uno de los puntos de la provincia declarados como zona catastrófica, ha encargado un estudio de inundabilidad del municipio y su entorno en busca de posibles soluciones a tormentas como la del pasado 6 de julio, que provocó graves daños en empresas, viviendas particulares y calles de la localidad.

El informe, explicó su alcaldesa, Elena Lacalle, correrá a cargo de la empresa de ingenieros de caminos que hace también los estudios de inundabilidad de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Por el momento se encuentra en una fase "inicial". "Están haciendo mediciones y recabando toda la información posible para entender qué ocurrió exactamente", comentó.

El agua entró por la N-330 a su paso por el municipio, convirtiéndose en uno de los principales puntos a analizar. Por ahora se desconoce cuándo estarán los resultados, imprescindibles a la hora de tomar decisiones. "No tendría sentido levantar un muro en cualquier sitio si antes no se ha aclarado por dónde discurre el agua. Hay que ver cuáles son las fórmulas más adecuadas para desviarla y ayudar a minimizar los daños", señaló.

Una vez se tenga el dictamen se impulsarán "cuantas acciones sean necesarias" dentro de los límites de la localidad. "Somos conscientes de que un fenómeno meteorológico así puede volver a repetirse en cualquier momento. En cuanto en el informe se nos indiquen las medidas a tomar nos pondremos manos a la obra", prometió la alcaldesa.

Arreglo de caminos

El Burgo de Ebro, otro de los municipios que registró afecciones por la tormenta, no accederá a las ayudas por zona catastrófica al carecer del volumen de daños necesario y no cumplir los requisitos exigidos por el Gobierno central. Los peores se centraron en caminos y parcelas agrícolas en los que dos meses y medio después de la tromba se sigue trabajando. "Los que pertenecen a la CHE están arreglándolos ya. También tenemos pedida maquinaria a la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ)", contaba ayer su alcalde, Vicente Royo.

En este caso no se prevén medidas adicionales de refuerzo. "Toda el agua nos viene de los barrancos del monte. En los últimos años no había pasado nada, pero ante fenómenos naturales así no podemos hacer nada", razonó.

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