El transporte público de Zaragoza se encarecerá cuatro millones de euros en 2023 como consecuencia de la pérdida de usuarios y la fuerte subida de la inflación, un gasto extra que el Ayuntamiento "absorberá" para no tocar el precio del billete del bus y el tranvía. La partida, explicó ayer la concejala de Movilidad y Servicios Públicos, Natalia Chueca, ascenderá a "70 millones" fruto, entre otros factores, de la subida del combustible y la electricidad por la guerra en Ucrania.

A esto hay que añadir que, aunque se ha recuperado parte de la demanda, los registros siguen por debajo de los años previos a la pandemia. "Continuamos todavía en cifras reducidas", confirmó la edil al detallar el coste proyectado para 2023. Tanto es así que el Consistorio ha hecho los cálculos contando con caídas del 10% en el caso del tranvía y del 20% en el del bus urbano, que se ha visto especialmente castigado por la huelga, que hoy podría desbloquearse definitivamente con el referéndum convocado hasta las 0.15 en las cocheras de Avanza.

La situación actual, destacaron desde Movilidad, ha hecho que el Ayuntamiento haya pasado a subvencionar en torno a un 70% del precio del billete, un argumento que no convence al PSOE. "Es el Gobierno central quien está absorbiendo la inflación", dijo el socialista Alfonso Gómez Gámez en referencia al descuento del 30% hasta el 31 de diciembre aprobado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para los abonos y las tarjetas multiviaje.

La oposición utilizó el incremento presupuestario para volver a atacar a la titular de Servicios Públicos por la huelga del bus. "Ha pasado de 50 millones en 2020 a 70 en 2023, unos 20 millones más que ingresará la empresa. Imagino que con eso les dará para pagar el incremento salarial, los IPC y la cláusula de revisión. Si termina arreglando la huelga, lo habrá hecho poniendo más dinero, como todo el mundo", le espetó el edil. Chueca, no obstante, recordó que el transporte se paga por kilómetro recorrido. "Está faltando totalmente a la verdad sin ningún tipo de pudor. Estamos hablando de más de 18 millones de kilómetros al año. Eso es un coste fijo, y lo que sucede es que si suben al autobús un 20% menos de usuarios no tenemos esos ingresos por billete y el Ayuntamiento tiene que poner la diferencia", remarcó.

El verdadero problema, coincidieron desde la izquierda, está en la "falta de proyectos". Alberto Cubero, de ZEC, aseguró que "no hay una sensación de mejora" pese al incremento presupuestario. "Se han limitado a comprar autobuses con el dinero de otros", señaló el edil, antes de asegurar que el nuevo contrato del bus "ni está ni se le espera". "Sabe que, con los plazos existentes, va a entrar también en reconocimiento de obligación", dijo en relación a la situación de la actual contrata, que caducará el próximo verano.

En este sentido, Fernando Rivarés, de Podemos, criticó la falta de un nuevo modelo. "Lo que se diseñó hace 40 o 50 años no sirve. Tendríamos que trabajar para incrementar los usos. Hay que hacer cuanto antes los estudios necesarios para la reordenación de las líneas", manifestó.

También polémico fue todo lo referido a seguridad vial. El PSOE acusó a PP-Cs de haber "eliminado" partidas para planes de mejora y concienciación pese a los 10 fallecidos registrados en lo que va de año en la capital. Chueca, sin embargo, recalcó que el presupuesto para el mantenimiento de instalaciones semafóricas y el destinado a la señalización vertical y horizontal aumentarán en 2023.

Tampoco Vox se lo puso fácil a la concejala. Su portavoz, Julio Calvo, reiteró sus "reservas" a la zona de bajas emisiones –una de sus líneas rojas para apoyar el presupuesto– y señaló la dotación de aparcamientos compensatorios como una tarea pendiente. Chueca, en respuesta, aseguró que "están en ejecución", que los dejarán acabados antes de finales de año y que hay otros dos "en estudio".