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No todo lo que reluce es oro: "La joyería es el primer sector al que le toca la crisis y el último en recuperarse"

El goteo de cierres por jubilación ante la falta de relevo generacional reduce a 40 el número de miembros de la Asociación de Joyeros y Relojeros de Aragón.

Marta Pérez, tercera generación al frente de Nueva Joyería, en la calle de Alfonso en Zaragoza.
Marta Pérez, tercera generación al frente de Nueva Joyería, en la calle de Alfonso en Zaragoza.
Heraldo.es

Es chocante que la joyería más antigua de Zaragoza se llame precisamente Nueva Joyería. La montó el abuelo de Marta Pérez -tercera generación de la saga familiar- en 1933 en la emblemática calle de Alfonso y ahí sigue, camino de cien años después. ¿La clave que de que perdure en el tiempo en una sociedad de quita y pon? Ella lo tiene claro: la confianza, el trabajo bien hecho, responder de sus artículos ante el cliente y estar al día (no solo en tendencias sino también en nuevas tecnologías).

Este gremio viene experimentando un descenso "pronunciado" de asociados desde hace 15 años, tal y como apuntan desde la Asociación de Joyeros y Relojeros de Aragón. Si en 2006 el número era de 120, en 2019 había bajado a 56 y tras un año de covid se ha reducido a 40. "Cierran negocios por jubilación, no por la pandemia. No hay relevo. La joyería no está de moda y los gustos del consumidor han cambiado. Antes la gente compraba oro como una inversión y ahora se impone el accesorio de diseño. Además, algunos joyeros que tenían dos tiendas han cerrado una porque es abarcar mucho en estos tiempos", precisan.

Para Marta, la falta de relevo generacional es algo generalizado en todo tipo de negocios. "Hoy en día no es nada fácil ser empresario ni tener una tienda abierta. Te supone unos gastos importantes. Las instituciones deberían de dar una vuelta al IVA, alquileres... Yo continúo y no soy la única. Es un prestigio formar parte de este legado y espero seguir funcionando", dice. 

Asimismo, la gerente de Nueva Joyería reconoce que estar un año sin turismo (el 50% del negocio al estar ubicados junto a la plaza del Pilar) por las restricciones de movilidad impuestas por la crisis sanitaria se nota "mucho". "Partiendo de la base de que el coronavirus nos ha afectado a todos, el sector de la joyería es el primero al que le toca la crisis y el último en recuperarse. No vendemos nada fundamental, pero los caprichos son los que te dan la alegría de vivir. Hay un dicho que dice: 'Las mujeres con alhaja, siempre majas'. Y es verdad. Vendemos ilusiones, sentirte bien... y los chicos cada vez son más coquetos y también llevan joyería. La gente tiene ganas de darse caprichos y ahí estamos nosotros: tenemos cosas muy chulas", subraya Marta, cuya tienda está especializada en joyería de plata, alta joyería y objetos de regalo artístico (esmaltes, marfiles, imágenes de la Virgen del Pilar en plata...).

Diversificar

No muy lejos de ahí, en la calle de Josefa Amar y Borbón, se encuentra la también casi centenaria  relojería-joyería Pérez de Mezquía, fundada en 1935 por el abuelo de Fermín y que hasta hace un año estaba ubicada en la calle de San Miguel. "Era muy buen relojero y empezó como taller. Mi padre Jesús y mi tío José diversificaron el negocio con relojería industrial, monumental (se encargan del mantenimiento de los relojes de la Basílica del Pilar, de La Seo, la DPZ, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza, entre otros) y también tenemos joyería", explica Fermín Pérez de Mezquía.

Fermín Pérez de Mezquia, tercera generación de relojeros en Zaragoza.
Fermín Pérez de Mezquía, tercera generación de relojeros en Zaragoza.
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En estos momentos, asegura que gracias al taller de reparación y mantenimiento pueden compesar la bajada de las ventas. "Está más complicada; con la covid la gente no tiene alegría. Y el taller nunca falla", admite Fermín, al tiempo que indica que ellos han apostado por productos de calidad -con marcas suizas y japonesas- dado que "el mercado de relojes económicos está muy saturado". Y en cuanto a joyería, lo que más comercializan son pendientes y colgantes de brillantes.

Según informan desde la Asociación de Joyeros y Relojeros de Aragón, más del 90% son negocios con muy poco personal. "Son individuales o tienen un empleado, que muchas veces es de la familia. Y muchos asociados son propietarios de los locales, con lo cual, tenemos mucho ganado aunque no vendan en estos momentos", afirman.

Al igual que Fermín Pérez de Mezquía, el joyero Santiago Jiménez es el único que está al frente de Joyería D'Santi, en la avenida de San José. En su caso no viene de una saga de joyeros, partió de cero hace 24 años y también cuenta con taller propio. "Estoy solo, sin gente a mi cargo, y gracias a eso sobrevivo. Cuantos menos gastos fijos, mejor se puede ir saliendo de esta crisis. El gremio está muy tocado por la covid. No hay la alegría que tendría que haber", admite.

Santiago Jiménez, dueño de Joyería D'Santi, en la avenida de San José.
Santiago Jiménez, dueño de Joyería D'Santi, en la avenida de San José.
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Y aunque va haciendo encargos y reparando relojes, Santiago está a la espera de que empiecen a celebrarse de nuevo bodas y comuniones tras un año de sequía de festejos. "La gente entra a preguntar y a mirar alianzas, juegos de pendientes, regalos de comunión, medallas... Lo que hace falta es que se haga la venta. No obstante, al tratarse de una joyería de barrio siempre hay vecinos que hacen regalos o vienen a reparaciones. Espero que se venda algo el Día de la Madre", comenta confiado.

También Marta Pérez se muestra esperanzada de que todo vuelva a la normalidad poco a poco. "La gente tiene que seguir confiando en sus tiendas. Las cosas bonitas y bien hechas nunca pierden su valor y siempre perduran. Y la joyería tenemos ese punto fuerte", asegura en un guiño al consumidor ante un artículo "sostenible".

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