Velas en el Ayuntamiento de Zaragoza por los seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto

El alcalde Jorge Azcón aboga por difundir el "horror y barbarie" que supuso el holocausto para evitar que se vuelva a repetir. Un superviviente cree que "Hitler tiene que estar revolviéndose en su tumba".

El Ayuntamiento de Zaragoza ha encendido este lunes seis velas, una por cada millón de judíos que fue asesinado durante el Holocausto, en un acto que ha contado con el testimonio de Zvi Slamowicz, niño belga superviviente de esta barbarie, y en el que se ha recordado al zaragozano Ángel Sanz Briz.

El acto, en conmemoración del 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, se ha celebrado en el Salón de Recepciones del Consistorio y ha contado con la asistencia de representantes de todos los grupos políticos municipales, así como de diversas entidades de la sociedad civil.

En su discurso, el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, ha considerado "fundamental" que se rescate a estas víctimas de la "maldad absoluta" que supuso el nacionalsocialismo de la "animalización" que sufrieron a manos de sus verdugos.

Ha apostado por seguir el mandato que se autoimpusieron los supervivientes: contar al mundo esta barbarie y seguir divulgando y educando en el rechazo al racismo, al antisemitismo y al totalitarismo.

Además, ha advertido de que "no combatir" estas ideologías que "por desgracia siguen activas" nos convertiría en "cómplices" de ese mismo mal, en la línea de la idea de "banalidad del mal" acuñada por la teórica política de origen judío Hannah Arendt.

En ese mismo sentido, ha recordado que "ninguna sociedad está protegida de la sinrazón" y que quienes apoyaron las ideas nazis fueron "personas normales" que precisamente cayeron en esa "banalidad del mal".

Por otro lado, Azcón ha sostenido que también es esencial recordar a aquellas personas que "no miraron para otro lado", como los dos aragoneses nombrados "Justos entre las Naciones" por el Estado de Israel: el grausino Sebastián Romero, cónsul español en Grecia que ayudó a cientos de judíos sefardíes, y el zaragozano Ángel Sanz Briz, conocido como el "ángel de Budapest" y que salvó a alrededor de 5.500 judíos húngaros de su deportación a campos de concentración.

Como un "auténtico héroe" ha definido el alcalde a Sanz Briz, de cuyo fallecimiento se cumplen 40 años. "Lo que él y otros como él hicieron nos conmueve", ha añadido.

A lo largo de este año se van a celebrar diversas actividades en recuerdo de la memoria de quien fuera cónsul español en la capital húngara, principalmente centrados en el Cementerio de Torrero, donde está enterrado.

Esperanza en las nuevas generaciones

En último lugar, antes del encendido de las seis velas, ha intervenido Zvi Slamowicz, nacido en el seno de una familia judía en la Bélgica ocupada por los nazis en 1942.

Ha contado cómo el invasor alemán imponía leyes racistas en el país ocupado, como la obligatoriedad de portar la estrella de David o las restricciones económicas a los judíos, que culminaron justo en el año de su nacimiento, cuando Hitler ordena deportar a toda la población hebrea de Bélgica a los campos de concentración y exterminio del este.

Sus padres, a través de un sacerdote implicado en la resistencia, lograron que el pequeño Zvi fuera acogido por una mujer belga, mientras que su hermana ingresó en un convento.

No corrió tanta suerte su madre, que pereció como tantos otros en Auschwitz, al tiempo que su padre consiguió ocultarse infiltrado en la resistencia belga hasta que fue capturado y torturado en 1944, con la suerte de que en septiembre de ese mismo año los aliados liberan el país y pudo acudir a recuperar a sus hijos.

"Tuve dos madres: una viva y otra muerta", ha concluido su relato. "Al final de la guerra nos reunimos, luego me casé y tengo 6 hijos, 16 nietos y 3 biznietos. Posiblemente Hitler se está revolcando en su tumba", ha ironizado. 

En declaraciones a los medios previas al acto, ha reconocido que las crisis económicas alientan la extrema derecha o el antisemitismo, pero ha expresado que alberga esperanza en las nuevas generaciones, más "liberales" y "democráticas".

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