Narra la historia que San Jorge recogió una rosa que brotó sobre una de las heridas que le causó al poderoso dragón que derrotó para dársela a la princesa Selena. Aragón siente esta leyenda como propia y es justo lo que se celebra este domingo, con un homenaje al patrón a través de un viaje lleno de música tradicional, de sensaciones e historia.

Miles de aragoneses han salido este domingo a la calle a celebrar San Jorge gracias a las innumerables actividades programadas. El exquisito día ha favorecido la jornada desarrollada en muchos rincones de Aragón. En Zaragoza, el epicentro de la festividad (además de los puestos para comprar libros) ha sido el Pignatelli y el Palacio de la Aljafería, aunque la tradición se ha repartido también por el resto de la ciudad gracias a las peñas y su particular celebración.

San Jorge no es apto para indecisos. Mientras en la Aljafería se entregaban el Premio Aragón 2023 y la Medalla de las Cortes, el ambiente era mucho más movido en la sede del Gobierno de Aragón, que abría sus puertas a las 10.30 y ofrecía una ruta de lo más variopinta para conmemorar este día tan especial para la Comunidad. Tras pasar por el detector de metales, lo primero que se encontraba uno, además de con la belleza del Pignatelli, eran los dances tradicionales de Gallur, El Rabal, Robres y Sena. El 'paloteo' y las dulzainas enamoraban a los cientos de zaragozanos presentes y evocaban a épocas pasadas.

Pero no había tiempo que perder. Por suerte para los asistentes, el Gobierno de Aragón había desplegado mapas por todos los patios para que la travesía tenga cierto sentido. Nada más abandonar los dances, la música bajaba el tono para dar paso a los Panteones Reales de Aragón, con una selección de obras medievales y polifonías renacentistas "solemnes" que han servido a diferentes monarquías hispánicas.

Zaragoza se echa a la calle en el Día de Aragón: actividades por San Jorge en el Pignatelli

Del medievo se daba paso a la auténtica fiesta infantil. Los Piratas del Ebro, de la PAI, ofrecían a los más pequeños mil y una formas de pasar el Día de Aragón. Y los jóvenes, encantados, correteando sin parar. "Pasea descalzo con los ojos cerrados", les indicaba un cartel previo a un camino formado por suelos de diferentes texturas. En definitiva, un viaje de sensaciones. "Queríamos dar una vuelta por todo, pero los pequeños se han obsesionado ya con este patio. Lo que más les ha gustado ha sido lo que parece una catapulta, que tienen que coger al vuelo tres manzanas con un cubo", explicaba Teresa Ballarín, acompañada de los pequeños Mario y Sofía. Más allá, un niño trataba de encestar una bola en una figura parecida al tragachicos, mientras otros tantos montaban puzles.

En esta misma zona se establecían los ya tradicionales puestos de artesanía y gastronomía para saborear un buen trozo de nuestras tierras. Tras unas rosquillas de las Monjitas de la Asunción de Huesca se encontraban Carmen Oliván y Alejandro Pérez, colaboradores, que estaban viviendo "un día muy especial". "San Jorge es un día muy majo y muy nuestro. Venimos por ayudar y lo pasamos muy bien. Hace ya unos cuantos años que está el puesto. Esta vez solo estaremos dos días, pero ha habido años que hemos estado hasta tres", decían.

Para aquel que pudiera alejar a sus hijos de estas divertidas actividades podía encontrarse, en el siguiente patio del Pignatelli, una oda a la seguridad ciudadana. El 112, la Policía Nacional e incluso los Agentes de la Protección de la Naturaleza (APN) acercaban su trabajo a la sociedad, siempre tan importante en catástrofes como los incendios forestales que han asolado a la Comunidad, especialmente desde el verano pasado. Ya no sonaban 'paloteos', sino sirenas de ambulancias. Se ha dado la situación, incluso, de un joven con un casco y un antidisturbios amedrentando a un agente. Las mil formas de vivir San Jorge.

La Copa de la Reina

La fiesta continuaba un poco más allá. Delante de la majestuosa Sala de la Corona, las compañías de danza LaMov, Compañía X, Qabalum, Iván Benito, Peace of Mind alucinaban a los allí presentes con sus bailes. Después de una buena dosis de mover el esqueleto, los fans acérrimos del Casademont tenían la oportunidad de fotografiarse con la Copa de la Reina conseguida por las chicas que, en ese mismo instante, buscaban la remontada en el 'playoff' de la liga frente al Gernika en el Príncipe Felipe. 

Con una sonrisa de oreja a oreja salían David, Maricarmen y el pequeño Martín (vestido de la leyenda del baloncesto Michael Jordan) después de inmortalizar el momento con el trofeo. "Acabamos de entrar ahora mismo. Llevamos muchos años viviendo en Zaragoza pero es la primera vez que venimos aquí y estamos descubriendo cómo es por dentro todo. Lo primero, a ver la copa", expresaba el padre. La siguiente parada: las canastas instaladas en los jardines de Presidencia. 

Este bonito emplazamiento estaba destinado a la belleza, la ciencia y el talento. Una larga fila de personas aguardaba para entrar a la carpa del planetario, de la que salía Miguel Ángel Abadía con su hijo Iker. "Ha sido impresionante. Es como si estuvieras en una nave espacial", detallaban absortos. No obstante, no había sido su actividad favorita: "hay muchísimas cosas para disfrutar, pero los talleres de Ciencia han sido nuestros favoritos", aseguraban. Y es que al final de los jardines una decena de niños trataba de elaborar una botella de plástico con ruedas.

Todo esto y mucho más (como sorteos de viajes) se podía encontrar en el Pignatelli a lo largo del día de hoy, con todavía más movimiento por la tarde. Los agentes de seguridad regulan la entrada de los asistentes, ya que el aforo máximo es de 4.000 personas simultáneamente. La Aljafería también retoma las visitas parlamentarias después del acto de entrega de premios y se envuelve en varios talleres infantiles.

Mientras, los peñistas viven su particular día grande en el Parque Tío Jorge (de la mano de Unión Peñista) y del Parque Torre Ramona (de Interpeñas). La excelsa mañana ha invitado a las familias a corretear delante de la Comparsa de Cabezudos entre charangas, trobadas, orquesta y, en definitiva, mucho ritmo.