coronavirus en aragón

La misión de localizar a los mayores de 80 años para vacunarse cuando las dosis escasean

Los sanitarios aconsejan actualizar los datos y facilitar un móvil de un familiar para contactar con ellos ante la dificultad en algunos casos. 

Vacunación a los mayores de 80 años en Zaragoza
Vacunación a los mayores de 80 años en Zaragoza, en una imagen de archivo.
Guillermo Mestre

Pendientes de que les llamen para ser vacunados contra la covid. En esas están el matrimonio formado por Pilar Gracia y Jesús Montañes, de 82 y 88 años, respectivamente, que reside en el barrio de Santa Isabel en Zaragoza. "Todavía no nos han dicho nada. Los dos somos de alto riesgo y algo hará la vacuna si nos contagiamos con el virus", comenta la mujer ante la espera de la tan ansiada llamada (el 17 de febrero se empezó a inocular a los mayores de 80 años en Aragón).

La pareja apenas sale y son los sanitarios de su centro de salud los que se acercan periódicamente hasta su domicilio para tomarles "la tensión" y medirles "el azúcar". Pilar, con problemas de movilidad y parkinson, anda por casa con muletas y tiene miedo a caerse; algo que le ha sucedido en alguna ocasión (ambos cuentan con el servicio de teleasistencia). En este caso, si las enfermeras/os quieren contactar con ellos no hay ningún problema, ya que tienen actualizados sus datos y disponen además de los teléfonos de sus dos hijos. "Si me llaman cojo el teléfono. Pueden localizarnos", afirma.

No siempre es así de sencillo. El Colegio Oficial de Enfermería de Zaragoza advertía hace unos días de la dificultad que para los equipos de los centros de salud está teniendo poder hallar a las personas mayores y citarles para vacunar. Ante esta situación, resalta la importancia de que el teléfono de contacto que figura en la historia clínica esté actualizado o, en todo caso, figure el de otra persona, ya sea familiar o cuidador. Asimismo, alertaba de otro problema: denuncias de llamadas de "presuntos" enfermeros haciendo peticiones de datos a estas personas con el consiguiente nerviosismo de sus familiares.

"Cuando llamamos a estas personas nos podemos encontrar con dos situaciones: a veces no te cogen el teléfono -una de las razones puede ser que no está actualizado- y otras, al ser gente muy mayor a veces un poco desorientada no sabe muy bien de qué hablamos. Tenemos que acordar que vengan al centro de salud y acompañados. Queríamos asegurarnos de que en nuestras bases de datos hubiera un teléfono donde pudiéramos llamar y concentar esa cita", destaca Teresa Tolosana, presidenta del Colegio de Enfermería de Zaragoza.

Tolosana hace hincapié en que se trata de la población más vulnerable. "No es que sea una exageración de personas. Con que tengamos un porcentaje aunque sea muy pequeño de gente con la que no podemos contactar ya es un problema importante. Sería muy triste que una persona vulnerable tuviera un problema serio por coger un covid y el problema haya sido que no hemos podido concertar la cita. Las vacunas están llegando muy escasas y la comunicación no debería ser una de las cosas que dificultaran esta vacunación", asegura.

Algún despiste con la hora

En el Centro de Salud Sagasta-Miraflores la mayoría de los ancianos están siendo localizados sin problemas. Tal y como indica la enfermera Irene Villarroya, de base ya tienen el número de contacto de muchos familiares. "Hay algún otro que simplemente se ha enterado, pero ha venido a deshora a vacunarse o cosas así", dice, al tiempo que señala que el ritmo de inoculación es "bastante lento" por las "pocas cantidades" de viales que les van llegando. 

No obstante, Villarroya insta a los usuarios a poner al día sus datos. "Mucha gente no los tiene actualizados; mayores y jóvenes", dice.

Por su parte, Luis Miguel García, presidente de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria, alude a casos de mayores de 80 años que escasamente van al médico y no han actualizado sus teléfonos o no han proporcionado el de un hijo como responsable. "Y en algunas ocasiones, el problema está cuando cambian de domicilio y de zona porque unas veces viven con un hijo y otras, con otro. A veces puede ser difícil poder localizarlos. Lo más importante es actualizar los datos y dejar un móvil de contacto de un familiar. Incluso ahora con los 'smartphone', el familiar que se hace responsable del mayor que tenga instalada la aplicación Salud Informa, que nos permite informarnos de cuándo le caduca la receta, nos avisa de cuándo tiene una consulta...", recomienda.

Control "bastante exhaustivo"

Mientras, Leandro Catalán, presidente de la Federación Aragonesa de Médicos de Atención Primaria (Fasamet), comenta que no tiene conocimiento de que haya sido "un problema importante". "Lo que percibimos -incluso a título personal cuando veo a mis pacientes en el centro de salud Parque Roma- es que suele haber dos teléfonos en la historia clínica electrónica: uno suele ser un móvil y el otro, un teléfono fijo. Muchas veces el móvil es de algún familiar. Las llamadas a los pacientes para que vengan a los centros se llevan con un control bastante exhaustivo", subraya.

Por otro lado, Luis Miguel García habla de la complejidad de vacunar. "La residencia era relativamente más fácil; ahí vacunas a gente que no se mueve del sitio y con las dosis sobrantes continúas inoculando a ancianos. Ahora puedes llamar a mayores para que vengan al centro de salud, pero muchos están en domicilios, encamados... Hay que programarse muy bien y ajustar también muy bien las dosis, que nos están llegando un poco más racionadas. Hay que gestionar doblemente esta situación, que es un poco más compleja, y si encima tienes dificutad para contactar ahí es donde se nos complica", indica.

También Leandro Catalán resalta el problema de la falta de dosis. "En mi centro solo hay un día de vacunaciones a la semana. Igual algún otro puede ir más avanzado, pero es un poco la pauta general.  Vamos muy lentos", asegura.

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