hostelería

Vuelven los banquetes de bodas y comuniones: así se adaptan a la era covid

Los restaurantes y fincas viven estos fines de semana un repunte de estas celebraciones y hacen ‘equilibrios’ para cumplir la normativa.

Los banquetes de bodas y comuniones vuelven estos días a las fincas y restaurantes. Con muchas dudas, con bastantes nervios y haciendo no pocos equilibrios para cumplir con las nuevas normas, los establecimientos especializados recuperan este final del verano una pequeña parte de los eventos perdidos a lo largo del año por culpa del coronavirus.

Lo hacen con celebraciones que poco tienen que ver con lo que eran las bodas o comuniones pre-pandemia, ya que las limitaciones a las que obliga la situación sanitaria lo han modificado todo. Pero, al menos, estos banquetes permiten que algunos restaurantes y fincas recuperen parcialmente el pulso y puedan terminar algo mejor "un año perdido", como califican este 2020.

Las bodas que estos días se celebran son, por lo general, enlaces que han ‘sobrevivido’ al coronavirus, generalmente tras algún aplazamiento y porque los novios decidieron no dejarlo para el año que viene, como han hecho la mayoría. En cuanto a las comuniones, en mayo se suspendieron y muchas se aplazaron para septiembre u octubre, en previsión de que la situación sanitaria hubiera mejorado. En todos los casos, los aforos están muy limitados, por lo que hay que ‘limar’ la lista de invitados y hacer encaje de bolillos para entrar en un restaurante sin infringir las cambiantes normativas.

El caso es que estos fines de semana de septiembre y los primeros de octubre hay una notable actividad en los establecimientos especializados. Por ello, desde Horeca tuvieron la semana pasada una reunión con Salud Pública para establecer los criterios que se tienen que seguir.

Las mascarillas y la distancia social marcaron la boda y las dos comuniones que acogió La Alquería este sábado.

Los banquetes han cambiado. Para empezar, los aperitivos no se sirven de pie, sino en mesa y de manera individual. Todo queda restringido a un máximo de 50 personas en el interior (siempre que no superen el 75% del aforo del salón) y a 100 en exterior. Siempre en mesas de no más de diez personas. El tradicional baile posterior está prohibido. La única opción para mantenerlo es que los grupos que comparten mesa y mantel se reúnan en torno a mesas altas, sin mezclarse con el resto, y –con mascarilla– puedan moverse al ritmo de la música.

"Nos han surgido cientos de dudas. Hay bodas previstas de unas 90 personas. Podemos sacarlas al jardín, pero… ¿Y si llueve? ¿Mandamos a todo el mundo a casa, teniendo dentro un salón vacío para 400?", se pregunta Chema Lasheras, vocal de Eventos y Banquetes de Horeca Restaurantes. "Hay comuniones de 60 personas. ¿Las partimos por la mitad y las llevamos a salones diferentes?", se vuelve a cuestionar.

Las fincas han contado este fin de semana con el buen tiempo como aliado, lo que ha permitido celebrar agradables comidas en los jardines. Pero depender de la meteorología es arriesgado y hay novios que han suspendido bodas previstas por el miedo a que el frío o la lluvia arruinen el banquete.

Lasheras cree que el sector de los banquetes es, junto con el ocio nocturno, el gran damnificado por las medidas aplicadas. "Si quieren poner más normas, adelante. Pero nosotros cumplimos más que nadie y tenemos miedo ya no por este año, que está perdido, sino por el próximo", apunta este hostelero del grupo La Bastilla. «La gente ya nos está preguntado, y tenemos miedo de que estas normas vengan para quedarse», recalca.

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