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El pequeño comercio busca fórmulas para sobrevivir en el centro de Zaragoza

Las grandes cadenas copan las mejores ubicaciones por los elevados precios de los alquileres, mientras que zonas como las calles Alfonso I y Don Jaime estudian crear distritos comerciales o Méndez Núñez apuesta por la creatividad y atraer desde las redes sociales.

Local en alquiler en la calle Alfonso de Zaragoza.
Local en alquiler en la calle Alfonso de Zaragoza.
Guillermo Mestre

El comercio en el centro de Zaragoza ha cambiado en los últimos años en los que se ha ido produciendo una renovación de los negocios. A los cierres de algunos negocios históricos se han sumado aperturas de otros que han probado suerte con más o menos éxito. Las grandes cadenas se han ido abriendo paso hasta copar las zonas de más afluencia en las que los alquileres no están al alcance del pequeño comercio.  Este sigue buscando fórmulas para sobrevivir y atraer a los compradores para que vuelvan a callejear por el centro de la ciudad.

Dentro de una misma calle, las probabilidades de éxito de un negocio, medidas en afluencia de público, no son las mismas en función de la zona en la que se encuentre. En el mismo paseo de la Independencia, que se considera la calle principal ('high street') para el comercio en el centro de Zaragoza, "dependiendo de la esquina, de lo cerca que esté el local de la plaza de España y del operador que tengas cerca la afluencia será mayor", explica Miguel Ángel Gómez, desde la delegación de la consultora inmobiliaria CBRE en Zaragoza.

Más afluencia en los números impares de Independencia

La firma utiliza la herramienta Locatus que concluye que el público se concentra, por ejemplo, más en los números impares de Independencia (el lado de El Corte Inglés) que en los pares. Además, el movimiento de público baja en la parte más cercana a la plaza de Aragón. Y en la propia plaza de España, la zona más cercana a la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) tiene más tráfico de ciudadanos que la esquina del otro lado.

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El estudio marca como zonas de tráfico más importantes las que se sitúan en torno a la Fnac del Coso. Y dentro ya de la calle Alfonso "es importante el paso de gente sobre todo hasta el cruce de calle Manifestación", añade Gómez.

El caso de la esquina de San Ignacio de Loyola y El Corte Inglés del paseo de Sagasta "sorprende por ser una zona no especialmente 'caliente'". Se trata de un área "de compras más que de paso de gente", reconoce Gómez. El movimiento de transeúntes "en San Ignacio de Loyola es mucho más importante en la parte alta que hacía el paseo de la Constitución", añaden. 

Como ocurre en otras capitales españolas, la zona 'prime', aquella con los precios de los alquileres más altos queda reservada a los presupuestos de las grandes cadenas. Los pequeños negocios buscan una buena ubicación pero en las bocacalles de las zonas principales. "Estamos viendo en segundas líneas aperturas diariamente en restauración en calles como Zurita, San Miguel y Cinco de Marzo", apuntan desde CBRE.

Tienda y bar, dos negocios en uno para diferenciarse

Manuel Alfonso de Mercado y Vermú, en la calle Zurita de Zaragoza.
Manuel Alfonso, de Mercado y Vermú, en la calle Zurita de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Una de las últimas aperturas en una de estas zonas es el establecimiento Mercado y Vermú en la calle Zurita. Manuel Alfonso explica que a la hora de buscar local por la zona de la plaza de los Sitios querían conseguir "el equilibrio entre que el local fuera bueno y no excesivamente caro" porque afirma que "hay veces que locales 'capricho' o los coge una cadena o no se puede soportar estar en la calle número uno, donde cada vez hay más cadenas potentes". De ahí que los comercios pequeños "tenemos que situarnos en las bocacalles".

"Si coges un local barato lo estás pagando por otro lado porque no tienes la ubicación", afirma. En su caso, además de cuidar la situación del local, en una zona de ocio que cree está en auge y no está "saturada", buscaron un modelo diferente. "Es una tienda con consumo. Los productos que tenemos en la tienda se pueden consumir aquí". Aunque por el escaparate pueda parecer un comercio 'gourmet', dentro hay un espacio amplio con mesas y sillas 'vintage' para desayunar, tomar el vermú (una de sus especialidades), comer o beber unas cañas.

"Una panadería sola prácticamente no se puede mantener por si misma ni la cafetería sola". Por eso ha buscado un modelo distinto que permite tomar un bocatín de pollo escabechado o un guardia civil con sardinas de Salazonera Aragonesa y llevarte los ingredientes a casa. Todo ello primando los productos aragoneses.

Reconoce que están todavía en fase de explicar el nuevo modelo a los clientes. En estos seis primeros meses de andadura asegura que la parte de ocio está "cumpliendo las expectativas" pero en la tienda, "todavía estamos dándonos a conocer". 

"Tenemos que decir a la sociedad que seguimos estando aquí"

Alejandro Aznar, de la asociación de comerciantes Zaragoza Centro.
Alejandro Aznar, de la asociación de comerciantes Zaragoza Centro.
Guillermo Mestre

En otro de los ejes comerciales históricos del centro, la calle de Alfonso I, la transformación está haciendo que se convierta en un entorno de franquicias. "Alfonso ha perdido el comercio tradicional pero atrae a las marcas. Aunque tenga locales vacíos, por su potencial económico las marcas van a volver", explica Alejandro Aznar, desde la agrupación Zaragoza Centro, que quiere convertirse en el punto de encuentro de las asociaciones y negocios del entorno para trabajar juntos. 

"El comerciante tradicional tiene menos capacidad de inversión que las grandes marcas", confiesa. Algunos de los negocios cerraron cuando sus contratos de renta antigua vencieron y los propietarios pasaron a actualizar los precios. Pero entre los factores que más han notado que han bajado las ventas en la zona destaca el traslado de los Juzgados de la plaza del Pilar a la Ciudad de la Justicia en la Expo y de los servicios de atención del Ayuntamiento al Seminario. Unos cambios que cogieron al colectivo con "los coletazos del final de la crisis", la expansión del comercio digital y el fortalecimiento de las áreas comerciales fuera de la ciudad, de las que todavía queda pendiente que se termine el 'outlet' de Torre Village. 

Sin embargo, Aznar, propietario de Lotería El Rosario, no quiere culpar a las grandes superficies. "Nuestro problema no es Puerto Venecia ni Torre Village sino la pérdida de atractivo. Tenemos que decir a sociedad que seguimos estando aquí, que la experiencia de compra en el centro de Zaragoza sigue siendo positiva". Más preocupante ve la situación de la calle don Jaime, que cree que no está "en la agenda de las grandes marcas".

"Hay que ser diferentes"

Eva Celimendiz, en Latastienda.
Eva Celimendiz, en Latastienda.
Francisco Jiménez

Los comercios agrupados en la asociación Vive Méndez Núnez, una de las más activas en las redes sociales, tampoco creen que se trate de una guerra contra las grandes superficies. "No hay que competir contra los centros comerciales sino ser diferentes", afirma Eva Celimendiz. Consciente de que esa estrategia sería una "batalla perdida" y pese a sentirse como David frente a Goliat, trabajan de forma proactiva por "reinventar" el comercio de centro, pero no sin la colaboración de los ciudadanos. "Hay que tener la esperanza de que la sociedad se conciencie de dónde se hacen las cosas, dónde compra", desea. Porque espera que la gente vuelva al centro a "callejear", algo que cree que se ha perdido con el ritmo de vida actual y las nuevas formas de ocio.

"No acabamos de entender qué es lo que pasa, hay riadas de gente en la calle Alfonso y don Jaime y entre calles no hay nadie", confiesa. Critica que algunas zonas están "mal iluminadas" y hay rincones poco cuidados por lo que "no invitan a cruzar". Para comercios pequeños como el suyo, Latastienda, especializada en la venta de conservas traídas de Francia y Portugal, "es inviable estar en una de las dos calles principales", por el precio de los alquileres, reconoce. 

La actividad de la asociación llega a las redes sociales y se muestra en sus escaparates en forma de iniciativas culturales para atraer visitantes a sus negocios. Estos días están de San Valentín en Instagram. "Vamos con una filosofía de crear sinergias, compartir experiencias". Y no hacen más cosas porque les frena la burocracia. Entre sus iniciativas pendientes, les gustaría "sacar las tiendas a la calle" y hacer un mercado mensual o cada dos meses. "Si no creyésemos que no hay esperanza no se haría. Es un reto", concluye sobre su trabajo diario y la búsqueda de nuevas fórmulas para darse a conocer. Aunque augura que si todo sigue igual el pequeño comercio "morirá".

El sector del comercio ha perdido un 5,7% de autónomos en la última década en la provincia de Zaragoza, unos 900, según los datos de la asociación ATA. La cifra total de los que trabajan en el sector ronda ahora los 15.000.  

En la zona que queda delimitada desde la plaza del Pilar hasta la plaza de España y desde el recién renovado Mercado Central hasta la calle San Vicente de Paúl están censadas 1.124 actividades económicas. Se trata de 386 comercios de todo tipo; 236 son establecimientos de hostelería, turismo y gastronomía (incluidos apartamentos turísticos, hoteles, cafeterías…) y 502 profesionales.

Locales vacíos 

"El alquiler de locales cuesta porque la actividad comercial en Zaragoza está afectada. También en toda España", reconoce Fernando Baena, presidente de la asociación de agentes de la propiedad inmobiliaria de Aragón. "Ahora hay algún local vacío en casi todas las calles comerciales. Nunca pensamos que iba a haber locales vacíos en calles como León XIII, paseo de las Damas o San Ignacio de Loyola", confiesa. 

Desde el sector inmobiliario también, Carlos Forcén, cuya compañía gestiona el alquiler de varios locales en estas zonas coincide en que antes era "impensable" que hubiera locales desocupados en zonas tradicionalmente comerciales. "Antes tenías gente esperando a ver si se iba ninguno", recuerda. "Ahora hay menos demanda".

En el informe de CBRE se señala que el comercio textil y el calzado encabezan los más afectados por el auge del comercio electrónico. En las calles comerciales principales las enseñas que ocupan los locales son las de moda, que llenan el 37% del espacio, seguidas de los accesorios (15%), la restauración (13%) y los servicios (13%).

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"Antes era impensable que se pusiera un dentista o un fisioterapeuta en calles principales", reconoce Baena. Ahora, frente a la bajada de la demanda de locales para el comercio "mucho local se está arrendando para servicios" y también para la hostelería.

 Afirma que desde la crisis, los precios de los alquileres habrían bajado entre un 20% y un 40% según las zonas. Los pequeños comerciantes se quejan de que los alquileres siguen siendo prohibitivos para los pequeños negocios. "En algunos casos bajar precios ayudaría a alquilar, pero en otros hay falta de demanda", asegura Baena.

En el sector se han cerrado acuerdos de alquiler por locales en Independencia de hasta 14.000 euros al mes y en una bocacalle pueden rondar los 4.000 euros. 

"Hay que echar una mano porque hoy en día emprender es complicado", pide Forcén a las administraciones. Y culpa del descenso de la actividad al auge del comercio electrónico sobre el que cree que la gente joven "pagará el día de mañana".

BID, distritos de mejora 

Entre las fórmulas que se barajan para ganar atractivo está pendiente sacar adelante en las Cortes de Aragón una proposición no de ley que regule la figura de los distritos de mejora empresarial, los BID ('business improvement district'). De momento, la dirección general de Comercio del Gobierno de Aragón ha comenzado los estudios para iniciar el borrador del texto de un modelo importado de Canadá y que ha dado sus primeros pasos en Navarra y Cataluña. La agrupación Zaragoza Centro sería una de las interesadas en acogerse a esta figura, afirma Alejandro Aznar. "Tenemos que reinventar el comercio de la ciudad porque si no vamos a entrar en parálisis", advierte. Este se trata de un modelo de gestión público-privada que funciona "como una comunidad de propietarios", explica. Los negocios se obligan al pago de una cuota con la que se impulsan proyectos y servicios que hagan más competitiva la zona. Se pueden contemplar mínimos exentos, cuotas máximas o negocios bonificados.

Sin embargo, asociaciones como Vive Méndez Núñez no creen que vaya a ser una solución. "No es viable pedir más dinero si tenemos dificultades para sacar los negocios adelante", señala Celimendiz. Y cree que para mejorar los servicios ya están los impuestos que pagan los negocios. Aunque es consciente de que su filosofía tiene algo de "romántica", prefiere apostar por la colaboración en base a las sinergias y la creatividad.

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