Urbanismo
Zaragoza cierra lentamente sus cicatrices urbanísticas más grandes
Varios terrenos de la ciudad que llevan años en el letargo, como los de Aceralia, pueden ver la luz en un futuro cercano.
Suelen estar repletos de maleza y escombros. A veces, incluso, algún animal se aposenta allí. Los grandes vacíos urbanos de Zaragoza ven, muy poco a poco, la luz. Los vecinos del Picarral esperan pacientemente a que finalmente sea este mes o el que viene la aprobación definitiva que dará un futuro prometedor a los suelos de Aceralia, que están en el letargo desde hace más de 20 años. Una esperanza que todavía mantienen en otros barrios como en Delicias, donde también hay terrenos huérfanos atascados. Otros han corrido mejor suerte y la capital aragonesa ha podido cerrar, al fin, algunas de sus cicatrices urbanísticas más grandes.
Darle un uso a estas enormes parcelas suele ser una ardua tarea. Son operaciones urbanísticas que se enquistan por problemas económicos, jurídicos, desidia de administraciones públicas o falta de acuerdo entre ellas... De hecho, por este último motivo suelen retrasarse o incluso echarse a perder planes especiales que se consiguen tras muchos meses de reuniones y trabajo entre los grupos políticos y propietarios de los suelos. Y, precisamente, los suelos de Aceralia han sido víctima de la falta de entendimiento, donde entraban muchísimos factores en juego.
De hecho, fue hace justo un año cuando en la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento se dio luz verde al fin a la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para impulsar el proyecto de Aceralia, atascado durante dos décadas. Todavía falta una aprobación definitiva, que será, previsiblemente, o durante este mes o el siguiente. Mientras se llevaban a cabo todas las tramitaciones, la gigantesca pastilla de terreno, que ocupa 158.626 metros cuadrados, se había convertido en un foco de suciedad e inseguridad. Ha pasado por manos de muchos alcaldes y, en un principio, se preveían 2.400 viviendas. Finalmente serán 850 pisos con equipamientos públicos y zonas verdes. Un acuerdo "histórico", según el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, al involucrar también a la Sareb y a la Saica, propietarias de los suelos, y contentar finalmente a todas las partes. Pasó, incluso, por procesos judiciales y por incontables modificaciones.
Ubicación de las principales cicatrices urbanas de Zaragoza
Otro de los grandes vacíos urbanos, visible cerca del centro de la ciudad, es el de los suelos de la antigua estación del Portillo. Mientras el barrio del AVE se ha desarrollado -muy lentamente- a sus espaldas, las parcelas frente al Caixaforum siguen a la espera de las prometidas -una y otra vez- zonas verdes y viviendas desde hace ya más de 20 años. Nuevamente, la burocracia y la falta de consenso han dilatado en el tiempo la urbanización de la zona, que se prevé que esté lista para 2027.
Es la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV) la encargada de impulsar este vacío urbano. Adif firmó un convenio con el Ayuntamiento de Zaragoza en diciembre de 2022, que tardó varios meses en materializarse registralmente debido a la burocracia. Los documentos pasaron por las manos de la Intervención General del Estado, Patrimonio del Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Cabe recordar que son suelos ferroviarios a los que se le han tenido que cambiar el uso.
En cualquier caso, finalmente se llegó a un acuerdo para impulsar un plan que prevé 220 viviendas libres, así como un gran parque de 40.000 metros cuadrados. La reparcelación se presentó hace ya un año, pero no se ha aprobado definitivamente. Desde el Ayuntamiento trasladan que están "pendientes" de que haya fecha para la aportación registral de las fincas por parte de ZAV. La previsión, según fuentes del Consistorio, es que los trabajos comiencen este mismo año para darle un lavado de cara a esta zona que, a día de hoy, sigue siendo un erial.
Los depósitos de Pignatelli: de la maleza a los pisos de lujo
De un menor tamaño era la cicatriz que empobrecía la imagen del parque Pignatelli, en Torrero. Su ampliación entre la calle de Santiago Guallar y Maestro Estremania y la construcción de los nuevos pisos se vio retrasada en el tiempo por un pleito del Gobierno de Aragón, entonces dirigido por el socialista Javier Lambán. Tras años de que los vecinos imaginaran cómo podía ser esta nueva zona verde, fue finalmente el año pasado cuando se inauguró el parque, que ganó 23.600 metros cuadrados de zonas verdes, un gran lago y juegos infantiles tras las obras.
La promotora nacional Aedas Homes era la encargada de darle un nuevo usos a estos terrenos. Desafortunadamente, la imagen prometida en un principio se manchó rápidamente por culpa de varios actos vandálicos. Algunas zonas ya acumulan grafitis y las zonas verdes (algunas partes del césped se han levantado) se encuentran valladas para evitar que los perros destrocen las plantaciones. Todo ello antes de que el Ayuntamiento asuma su mantenimiento. Mientras, los 65 pisos libres ya han sido terminados, con muy pocas unidades ya a la venta (las más caras). Las 30 viviendas protegidas que le corresponden al Ayuntamiento todavía no han comenzado a construirse.
La avenida de Cataluña tiene otra cara
Mientras, la avenida de Cataluña, otro de los grandes vacíos urbanos en su día, avanza a ritmo de ladrillo. Han pasado ya 40 años desde la primera vez que los vecinos reclamaran una reforma a la altura de una de las avenidas más concurridas de la ciudad. La primera parte de su rehabilitación integral ya se ha completado, mientras las promociones ya dan una nueva luz a la zona. De hecho, la primera de ellas, de 135 viviendas, prevé estar lista para su entrega durante el segundo semestre de este año. En total, con el renacer inmobiliario se esperan 10.000 nuevos vecinos en esta parte de la ciudad.
El Ayuntamiento aprobó asimismo la segunda fase de la reforma integral de la avenida Cataluña, que conllevará la pavimentación y renovación integral de servicios de la zona bajo las vías del ferrocarril, creando así una nueva rotonda. Está previsto que los trabajos comiencen este mismo año, para culminar así en un plazo de nueve meses la transformación de esta zona de la ciudad.
No todo son casos de éxito. Los terrenos junto a la antigua estación del Norte, entre Matilde Sangüesa y Valle de Zuriza, en el Arrabal, siguen sin ningún tipo de uso. La zona está pensada para un parque con equipamientos. Asimismo, el colegio Jesús y María todavía está a la espera del derribo (que también ha tenido su polémica) para la construcción de 160 pisos y un centro cívico muy demandado por el barrio.
En total, aunque no están actualizados, de los últimos datos que el Ayuntamiento tiene registrados en su web se desprende que en la ciudad, sin contar con los polígonos, hay más de 1.600 solares huérfanos.
