La avenida de Cataluña de Zaragoza espera 10.000 nuevos vecinos con el renacer inmobiliario de la zona

A las promociones en marcha se unen varios solares listos para la construcción. Los residentes urgen otro ambulatorio y un instituto para no saturar los actuales.

Uno de los nuevos bloques, a la izquierda, en el tramo ya reformado de la avenida
Uno de los nuevos bloques, a la izquierda, en el tramo ya reformado de la avenida
Francisco Jiménez

La avenida de Cataluña, que hace escasos días inauguraba la primera fase de su reforma integral, recibirá unos 10.000 nuevos vecinos en menos de cinco años, un crecimiento que consolidará al Rabal como el distrito más extenso de Zaragoza y uno de los más poblados, superando, casi con toda seguridad, los 90.000 habitantes. Actualmente hay al menos seis promociones en construcción, y en los últimos meses se han vallado varios solares en los que se levantarán más viviendas, un ‘despertar’ que, según los residentes, obligará a "readaptar" los servicios básicos de La Jota y Vadorrey.

La asociación de vecinos teme que tanto el centro de salud como los institutos se queden pequeños y piden a las administraciones "previsión" para "abordar desde ya el problema". "No podemos estar otros 15 años sufriendo una situación de auténtico colapso. Eso ya lo hemos vivido y no queremos que se repita", asegura su presidente, Juan Andrés, en referencia a la situación que se vivía antes de la apertura del centro de salud del Barrio Jesús, cuando llegaron a tener 34.000 cartillas. "Ahora mismo, las citas se están dando con entre 7 y 15 días. Con tanta gente nueva volveríamos a 20 o más", agrega.

Esto, según Andrés, es "lo más urgente", pero el hecho de que gran parte de los nuevos vecinos vayan a ser familias jóvenes con hijos en edad escolar obliga a tener muy en cuenta el aspecto educativo. Aunque los centros escolares podrían absorber la demanda con la creación de nuevas vías en infantil y primaria, en secundaria, la infraestructura actual se queda "muy corta". "Los planes urbanísticos contemplan distintos tipos de instalaciones educativas públicas, pero una cosa es que estén previstas y otra, que se construyan cuando hagan falta. Si no se buscan soluciones hasta que se produzca el problema habremos perdido dos o tres años", avisa.

Afecciones a la movilidad

El colectivo trasladará todas estas reivindicaciones al concejal de Urbanismo e Infraestructuras, Víctor Serrano, la próxima vez que se reúnan. "Tenemos que retomar el tema, el problema es grave", afirma Andrés. Consciente de la situación, la junta de distrito tiene intención de hacer un análisis técnico junto a los vecinos para ver qué suelos son más idóneos y "jerarquizar" las prioridades de cara a planteárselas a la DGA, quien tiene las competencias de educación y sanidad.

El presidente de la junta, Horacio Royo, reconoce que "no sobra tiempo", dado que los primeros vecinos recibirán las llaves en cuestión de meses. "Hay edificios que están ya prácticamente terminados", señala.

Al margen de los equipamientos educativos y sanitarios, también habrá que readaptar la movilidad y repensar las entradas y salidas del barrio. "Actualmente ya hay un problema. Los autobuses que vienen de Santa Isabel, el 32 y el 60, llegan prácticamente llenos y hay veces que ni siquiera paran en la avenida de Cataluña. En el momento en que los suelos se desarrollen habrá que plantear una nueva línea, mejorar las frecuencias o poner buses articulados", comenta.

A partir de ahí, quedarán muchos otros aspectos por tratar, desde la creación de una ludoteca a la apuesta por nuevos espacios deportivos o por la ampliación de las piscinas de La Jota.

Más a corto plazo, desde la junta de distrito tienen intención de solicitar al Ayuntamiento cambios en la línea 50 (Vadorrey-San Gregorio). Especialmente en fines de semana, ya que las frecuencias actuales obligan a los vecinos de Vadorrey y La Jota a esperar 40 minutos en las marquesinas para ir al hospital Royo Villanova.

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