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El pasado íbero del Matarraña: poblados, necrópolis y túmulos funerarios
La comarca turolense cuenta con numerosos restos de la época íbero romana que todavía siguen saliendo a la luz conforme avanzan las investigaciones en los yacimientos.
Poblados y necrópolis con túmulos funerarios son los principales restos del pasado íbero del Matarraña. En la comarca se conservan un buen número de yacimientos que forman parte de la conocida como Ruta de los Íberos de Aragón. Así, se pueden visitar los poblados de San Antonio y Tossal Redó, de Calaceite; La Moratella, en Ráfales; Tossal Montañés y Torre Cremada, en Valdeltormo; San Cristóbal y Escodines Baixes y Altes, en Mazaleón; y Els Castellans, entre Cretas y Calaceite. Además, de aquella época se han ido descubriendo otros restos, destacando los túmulos funerarios. La mayoría son de planta circular pero en las excavaciones más recientes ha aparecido uno inédito por su forma cuadrada en La Portellada.
La comarca del Matarraña forma parte del consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón, a través del que la entidad supramunicipal puede llevar a cabo unas acciones anuales orientadas al mantenimiento de los yacimientos, como su limpieza. Además, cada curso se organizan talleres de arqueología financiados por el Inaem gracias a los que se siguen investigando en el pasado íbero de la zona. De hecho, el último hallazgo en La Portellada ha sido fruto de uno de estos programas impulsados bajo el nombre de Matarranya Arqueológico. Se trata de un túmulo (un monumento funerario de la época) con planta cuadrada. El descubrimiento se ha hecho en la necrópolis del Terroig y es inédito ya que en la zona lo habitual es que los túmulos sean circulares.
En la vecina localidad de Ráfales hay otro yacimiento que se puede visitar y que suele ser destino de excursiones escolares. Se trata del poblado de La Moratella, situado en una loma cercana al pueblo y que data del siglo V a. C.
Alrededor de Calaceite hay varios poblados que se pueden visitar. El más próximo al casco urbano es el de San Antonio, a un kilómetro. Es de la misma época que el de Ráfales y también se encuentra en lo alto de una colina, funcionando en la época como defensa natural y control del territorio. Por los restos que quedan se ve cómo las viviendas de menor tamaño se extendían a ambos lados de la calle central. Posteriormente, se amplió el poblado por la loma y se construyeron casas más grandes.
A tres kilómetros de Calaceite está el poblado de Tossal Redó, también en una pequeña colina aportando gran visibilidad. La estructura es similar a la de San Antonio y en este yacimiento destaca el descubrimiento de una mesa de adobe y cerámica, así como restos de la muralla que protegía el perímetro.
Els Castellans es un poblado íbero que se levanta sobre la colina que separa Calaceite y Cretas. Su origen es algo posterior a los anteriores, con restos de entre mediados de los siglos VI y II a. C. Tiene un fuerte componente defensivo, a tenor de los hallazgos encontrados, como dos antemuros que se alternan con dos fosos y unas escaleras excavadas en la roca. En Cretas hay un centro de visitantes donde se pueden conocer todos los detalles de este poblado.
En el término de Mazaleón están el poblado de San Cristóbal y los dos yacimientos de Escodines Altes y Baixes. El primero de ellos se encuentra en la colina donde está la ermita del mismo nombre, donde se sitúa el centro de visitantes. Las otras dos excavaciones citadas están separadas entre sí por unos cien metros y se sitúan elevadas sobre el río Matarraña, por lo que desde allí, sus pobladores, que datan de los siglos VIII y VII a.C, tenían un gran control sobre el territorio.
Los dos últimos poblados íberos del Matarraña están en Valdeltormo. Uno de ellos es el de Torre Cremada, situado sobre una elevación en la margen izquierda del río Matarraña. Su fuerte carácter defensivo se ve en los restos de una torre circular construida con potentes muros de piedra que en su momento alcanzarían los diez metros de altura. El otro poblado es el de Tossal Montañes, a unos 3,5 kilómetros del pueblo. Está formado por varias casas entre las que también hay una torre de planta circular.
La ruta de los túmulos
Además de los poblados, del pasado íbero del Matarraña destaca la abundancia de túmulos funerarios. Son enterramientos de planta circular o cuadrada que forman una caja de piedra donde se depositaba la urna con las cenizas del cadáver y un ajuar. Después, se cubría con tierra y piedras. Para acercarse a los restos de estas formaciones únicas, hay una ruta trazada por la comarca para guiar a los visitantes. Esta transcurre por el antiguo camino que comunicaba las localidades de Cretas y Arens de Lledó. Tiene una longitud total de 5,6 kilómetros de ida y vuelta, dividida en dos itinerarios, uno de algo más de 4 kilómetros y el otro de 1,5. El recorrido transcurre por caminos cómodos, sin apenas desnivel y entre campos de cereal y olivares y zonas de bosque.
Las agrupaciones de tumbas más grandes llegan a acumular hasta quince y también hay varios yacimientos del ibérico antiguo y grabados rupestres que se pueden ver de camino a los túmulos. Toda la ruta está señalizada con flechas direccionales y cuenta con paneles explicativos para enriquecer la visita. El primer tramo está, además, adaptado a personas con movilidad reducida y es accesible para sillas de ruedas.
Dentro de este primer tramo de ruta se puede ver el túmulo de Mas de Toribio I, una tumba de cuatro metros de diámetro parcialmente reconstruida. También están las agrupaciones de Mas de Toribio II y III, y los túmulos de Piedrafita. En la segunda parte se llega hasta el conjunto de tumbas de Vinya d’en Valle, situado junto a un pequeño asentamiento de la misma época. En el tramo final hay un panel de grabados rupestres junto a una fuente natural situado bajo una encina de importantes dimensiones en el Mas d’en Xerra.
Toda la información sobre esta ruta así como sobre los restos íberos de la comarca del Matarraña, tanto los que ya han salido a la luz como los que se están excavando, se puede ampliar tanto en la página web de la comarca del Matarraña como en los cinco centros de interpretación ibérica que hay en el territorio. Son el Centro de indumentaria y etnología ibéricas (Calaceite), el de lengua y escritura (Cretas), el de los orígenes del mundo ibérico (Mazaleón) y el Centro de la aristocracia y arquitectura ibéricas (Valdeltormo).
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