Pueblos de Aragón que conquistan por el estómago
El queso de Tronchón, la cebolla de Fuentes, el jamón de Calamocha o los crespillos de Barbastro y Aínsa son algunos de los productos típicos aragoneses.
Ya lo dice el refrán, “a barriga llena, corazón contento”. Y si la degustación es durante un viaje, mejor que mejor. La gastronomía es casi siempre un factor determinante a la hora de elegir un destino turístico y en Aragón hay muchos motivos para visitar pueblos. Pueblos, como los siguientes, que conquistan al visitante por el estómago.
El conejo escabechado de Castejón de Valdejasa
El conejo escabechado es el plato típico de Castejón de Valdejasa, localidad de las Cinco Villas donde apenas viven habitualmente cien habitantes. Desde hace 15 años, el evento más importante que se celebra en el pueblo es una feria alrededor de este manjar, cocinado con la receta de las abuelas centenarias. El principal ingrediente es la carne del conejo. Ahora es de granja pero antes era de caza y así se le daba salida a la elevada cantidad de piezas capturadas. Para escabecharlo se emplea vinagre, aceite, romero y tomillo, ajos y laurel. Tras poner el punto de sal y pimienta, se tiene cociendo durante varias horas, sin prisa. Cocinarlo a fuego lento es la clave de la receta para conservar los aromas y conseguir el punto exacto de la carne.
El queso de Tronchón
Hasta Don Quijote comió en su día queso de Tronchón. Es el producto por excelencia de este pueblo del Maestrazgo turolense y se elabora a base de leche de cabra y de oveja. Aparece en un fragmento de la novela de Cervantes y, aunque durante muchos años se había perdido, la tradición se ha recuperado. Los productores son familias del pueblo que llevan el nombre de Tronchón por todo el mundo gracias a sus quesos.
Los crespillos de Barbastro o Aínsa
Aunque son típicos de todo el Alto Aragón, los crespillos se relacionan sobre todo localidades como Barbastro o Aínsa, donde anualmente se celebran fiestas con este manjar como protagonista. Los crespillos son unos postres fritos cuyos ingredientes principales son hojas tiernas de borraja, harina, azúcar, huevos, gaseosa de sobre, leche, anís y aceite de oliva. La receta cambia de un cocinero a otro pero en todas las elaboraciones el crespillo es como un buñuelo dulce relleno de verdura. Cada año, a finales de marzo, en la plaza Mayor de Aínsa y en la del Mercado de Barbastro se reparten miles de crespillos entre vecinos y visitantes.
El jamón de Calamocha
Aunque todas las inmediaciones de Teruel destacan por la calidad del jamón, Calamocha es la localidad donde mayor número de secaderos se concentran. Incluso tiene su propio Museo del Jamón. Es un espacio que recrea una vivienda popular, con antiguos utensilios vinculados a la elaboración de las carnes, y un corral tradicional para observar animales domésticos. Tal es el protagonismo de los perniles en Calamocha que a las afueras del pueblo, como decoración de una de las rotondas de acceso a la Autovía Mudéjar, se levanta una enorme pata de jamón que no pasa inadvertida.
La trenza de Almudévar
Si de dulces aragoneses se trata, uno de los más aclamados es la trenza de Almudévar. Es una pieza de bollería hojaldrada en cuya elaboración se emplea harina, almendras, nueces, pasas sultanas sin semilla, mantequilla fresca y yema de huevo para el relleno. En los 80 del siglo pasado, la familia Tolosana comenzó a producirla en la panadería que regentaba en el pueblo, el Horno de la Cruz. Ahora, es la cuarta generación de la familia la que sigue con esta tradición, donde el secreto, dicen, es el tiempo. Y es que para la elaboración de cada trenza hace falta invertir unas 72 horas.
La trufa de Sarrión
Hablar de trufa negra en Aragón es hablar de Sarrión y de toda la comarca de Gúdar-Javalambre. 'Tuber melanosporum' es el nombre científico de este manjar que crece bajo tierra y se vende a precio de oro. La truficultura es la principal fuente de ingresos de los habitantes de este pueblo turolense que han apostado por su joya de la corona para poder echar raíces en el medio rural. Desde 2001, el Ayuntamiento organiza anualmente Fitruf, uno de los encuentros más importantes del mercado de la trufa negra en España.
La cebolla de Fuentes de Ebro
Fuentes de Ebro es de parada obligatoria para aquellos a quienes les gusta la cebolla, pero que no pique. La localidad es productora por excelencia de este producto con Denominación de Origen, una distinción que se refiere a las cebollas cultivadas, elaboradas, almacenadas y envasadas en éste y otros cinco municipios de la zona. En concreto, la verdadera cebolla de Fuentes es la que se cultiva en la zona geográfica comprendida entre la ribera del río Ginel y del Ebro, abarcando también los municipios de Mediana de Aragón, Osera de Ebro, Pina de Ebro, Quinto y Villafranca de Ebro. Es la única cebolla de España con DOP.
El melocotón de Calanda
No hay más que viajar por Calanda y sus alrededores para darse cuenta de que esta tierra es sinónimo de melocotón. El melocotón de Calanda cuenta con la Denominación de Origen e incluye al que se cultiva en 45 municipios del Bajo Aragón Histórico. En concreto, esta sabrosa fruta de etiqueta negra proviene de los campos del sureste de la depresión del Ebro, entre las provincias de Teruel y Zaragoza.
La ternera de todo el Pirineo, el aceite del Bajo Aragón, los regañaos de Teruel, los adoquines de Zaragoza, los jaqueses de Jaca… La lista de productos y platos típicos de Aragón es tan extensa que cuesta decidir el destino de la próxima escapada gastronómica.
